martes, 10 de enero de 2017

SIN RIVAL

«Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros». Salmo 119: 24

Ningún otro estudio podrá ennoblecer los pensamientos, sentimientos y aspiraciones como el estudio de las Escrituras. Esta Sagrada Palabra es la voluntad de Dios revelada a la humanidad. En ella podemos aprender lo que Dios espera de cada uno de nosotros. En ella aprendemos cómo mejorar la vida presente y cómo asegurarnos la vida futura. Ningún otro libro puede responder a los interrogantes de la mente y saciar los anhelos del corazón. Al obtener conocimiento de la Palabra de Dios y al obedecerla, la gente podrá elevarse de las más abyectas profundidades de la ignorancia y degradación y convertirse en hijos de Dios, compañeros de ángeles sin pecado.
Un concepto claro de quién es Dios y lo que espera de nosotros nos dará una opinión humilde de nosotros mismos. El que estudia adecuadamente la Biblia aprenderá que la mente humana no es omnipotente; que sin el auxilio que solo Dios puede darnos, la sabiduría y el poder humanos no son más que debilidad e ignorancia.
La influencia educativa de la Biblia no tiene rival. Nada revitalizará tanto la mente de los estudiantes como comprender las hermosas verdades de las Escrituras. La mente se adapta gradualmente a los temas en los que se concentra. Si se ocupa solo de asuntos comunes, excluyendo las cuestiones trascendentales, se empequeñece y debilita. Si nunca se le exige ejercitarse con problemas difíciles o a esforzarse para comprender verdades importantes, perderá, después de un tiempo, su capacidad de desarrollo.
La Biblia es la historia más abarcante e instructiva que los seres humanos poseen. Proviene de la eterna fuente de la verdad, y una mano divina ha conservado su pureza a través del tiempo. Sus resplandecientes rayos alcanzan a iluminar el pasado más remoto, donde la investigación humana procura en vano penetrar. Solamente en la Palabra de Dios encontramos un relato auténtico de la creación. En ella contemplamos el poder que fijó los fundamentos de la tierra y desplegó los cielos. Solo en la Biblia podemos encontrar una historia de la humanidad, libre de la mancha del prejuicio y orgullo humano. En la Palabra de Dios la mente encuentra material para el pensamiento más profundo y las aspiraciones más elevadas. En ella nos podemos relacionar con patriarcas y profetas, y escuchar la voz del Eterno hablar a la humanidad. En ella contemplamos […] la Majestad celestial.— Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 23-24.

Tomado de lecturas devocionales para Adultos 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Por: Elena G. de White
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