domingo, 17 de enero de 2016

UNA VISITA ESPECIAL

Materiales: Lápiz y papel.

«No se olviden de ser amables con los que lleguen a su casa, pues de esa manera, sin saberlo, algunos hospedaron ángeles». Hebreos 13: 2

¿Te gustan las visitas? A todos nos gusta que nuestros amiguitos nos visiten. Nos ponemos muy contentos cuando viene un tío o una tía a casa. También cuando nuestros abuelitos nos visitan nos sentimos felices. Ahora imagínate cómo sería recibir a Jesús de visita. ¡Qué emocionante!
La Biblia dice que cuando Abraham tenía noventa y nueve años, Jesús fue a visitarlo junto con dos ángeles. Pero Abraham no sabía que era Jesús, porque Jesús iba vestido como una persona normal, y parecía una persona normal.
Abraham trató muy bien a sus visitantes especiales. Preparó agua para que se lavaran los pies y les mandó a preparar una deliciosa comida: un becerro especial, pan, leche y mantequilla. ¡Qué delicioso!
Jesús se sintió muy bien en compañía de su amigo Abraham y se quedaron conversando todo el día. Nosotros también debemos tratar bien a las personas que nos visitan. Aunque no las conozcamos, para Dios son personas especiales.
Ahora, con la ayuda de papá y mamá, haz una lista de las cosas que puedes hacer para que tus amiguitos se sientan bien cuando te visitan. La próxima vez que alguien te visite pon en práctica lo que escribiste en la lista.

Oremos: Querido Jesús, ayúdame a tratar bien a las personas que vienen a mi casa. Amén.

Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco

LUZ EN LA NOCHE

Tu Oración: Gracias, Dios, por las tormentas. Enséñame más de tu poder y de las cosas bellas que creaste.

Versículo para hoy: “Su trueno anuncia la inminente tormenta”. Job 36:33.

Los mejores días para quedarse en casa son los lluviosos, nublados y fríos. ¡Qué lindo que es acomodarse en el sillón con un vaso de leche caliente y masitas! Además, podemos ver y oír cómo cae la lluvia afuera. Pero, a veces, también hay truenos y relámpagos que, si es de noche, iluminan todo el cielo. Algunos niños y niñas se asustan pero, en realidad, no hay problema, pues los ángeles de Dios nos cuidan todo el tiempo.

Un poquito de ciencia
Si quieres, puedes crear un “relámpago casero”. Es fácil y no hay peligro. Vas a necesitar una manta de algodón o lana. Este experimento te saldrá mejor si lo haces durante una noche seca y fría.
Apaga todas las luces y deja pasar un ratito para que tus ojos se acostumbren a la oscuridad. Coloca la manta detrás de ti. Sostén el puño de una mano a unos diez centímetros frente a tu rostro. Sin tocarla, con la otra mano tira hacia ti la manta, hasta que te llegue a la cabeza. Asegúrate que toque tu cabello. No dejes que la manta toque el puño de tu mano, ni tu brazo o rostro. Continúa tirando hasta que el puño de tu mano quede cubierto sin que la manta lo toque. Podrás observar cómo salen destellos luminosos de color morado desde tu puño hacia arriba.

Dibuja en los resultados en tu libreta de observaciones.

Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch

EL ARCOÍRIS DE LA PROMESA

Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Génesis 9:13.

Cuando los últimos charcos del diluvio habían desaparecido, Noé y su familia vieron el primer arcoíris cruzar el cielo. Entrelazada entre los colores brillantes de aquel arcoíris, estaba la hermosa promesa de Dios: nunca más enviaría una inundación para cubrir la superficie de la Tierra. Dios no quería que la gente se asustara cada vez que lloviera. En cambio, podrían mirar hacia arriba y ver el arco en las nubes, y saber que él cumpliría su promesa.
Pronto, algunos de los descendientes de Noé comenzaron a dudar del arcoíris de la promesa de Dios. En primer lugar, odiaban a Dios por enviar el diluvio. Otros empezaron a duda de que hubiera un Dios. Así que, la antigua división otra vez tuvo lugar. Los enemigos de Dios se mudaron al valle, para construir un monumento a su incredulidad. “No confiamos en Dios”, dijeron. “Construiremos una torre tan alta que ningún diluvio nos podrá ahogar alguna vez”.
“Antes de que terminara la construcción, la gente ya vivía en la torre. Algunas habitaciones habían sido espléndidamente amobladas y decoradas para ser dedicadas a sus ídolos. Los que no creían en Dios se imaginaban que si su torre llegaba hasta las nubes podrían descubrir las causas del diluvio” (La historia de la redención, p. 75).
Entonces, un día ocurrió. Dios detuvo por completo el malvado plan. Lo hizo mezclando sus lenguas. Los trabajadores que estaban a nivel del suelo, que solían oír los mensajes que les transmitían los trabajadores de los otros niveles, se llevaron una gran sorpresa.
“Traca para tanta tan tan pum”.
“¿Qué djjo? ¿Lo repite otra vez?” Sonaba demasiado raro para creerlo.
Otras vocea se metieron en la conversación. “Tipi topo le pe pen pen trun”.
Los ojos giraban y las cabezas se sacudían en incredulidad. Bueno, ¿qué está pasando? Disgustados, los trabajadores se alejaron caminando del trabajo, rascándose sus cabezas. Era demasiado. Todos los que decían “traca para tanta” se fueron por un camino y los que decían “tipi topo” por otro, hasta que la población completa se había dispersado de acuerdo con los sonidos que tuvieran sentido para ellos. Luego, el Señor envió rayos y partió la punta de la torre. La gente no podía dejar de admitir que había un Dios en el cielo. iY pensar que todo esto ocurrió porque simplemente no creían en la promesa del arcoíris!

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward

UN TOQUE GENIAL

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9).

Louis tenía solamente cuatro años de edad cuando ocurrió el accidente. Estaba en la tienda de arneses de su padre, experimentado con una pieza de cuero, cuando el punzón que estaba utilizando resbaló y le atravesó un ojo. El tratamiento de las heridas en los ojos era muy limitado en 1813, y Louis quedó ciego permanentemente.
A medida que fue creciendo, Louis se sentía desesperado por leer, pero no había libros para personas ciegas. Tenía que depender de su hermana y de sus amigos para que le leyeran sus lecciones. Entonces, cuando tenía diez años, fue invitado a concurrir a la Institución Real para Jóvenes Ciegos. Allí, descubrió que algunos libros habían sido creados con letras en relieve. Con sus dedos, podía distinguir cada letra y leer por sí mismo. Tristemente, por el enorme tamaño que un libro necesita para albergar todas las letras grandes y en relieve, había muy pocos libros disponibles. Luis se sintió nuevamente frustrado, y tomó la decisión de intentar encontrar una forma de hacer que los libros estén a disposición de las personas con su misma dolencia.
A la edad de quince años, Louis oyó sobre un código de puntos y rayas que era utilizado para transmitir órdenes a los soldados. ¡Eso es!, pensó. Entonces, creó un nuevo alfabeto de puntos en relieve, que luego enseñó a sus amigos. A la medida que fue pasando el tiempo, otras personas comenzaron a comprender el valor de su invento.
Casi cien años más tarde, la contribución de Louis Braille continúa abriendo puertas a la educación y a las carreras para personas no videntes.

SPLASH:
El músculo que permite el parpadeo de tus ojos es el más rápido de todo tu cuerpo. Te permite parpadear cinco veces por segundo. En promedio, ¡tú parpadeas quince mil veces por día!

¿Y AHORA?
¿Te has preguntado alguna vez por qué Dios permitió que vivieras por cosas tan difíciles? ¿Podría ser que Dios quisiera servirse también de ti para ayudar a los demás?

Tomado de: Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler

EN TODO TIEMPO AMA UNA AMIGA

La verdadera amistad no se hiela durante el invierno. Proverbio alemán

John Mitani, profesor de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, lleva más de veinte años viajando a Uganda, África, para estudiar la conducta de los chimpancés. De entre todas sus experiencias, le encanta contar una ocurrida entre dos machos a quienes él ha llamado Haré y Ellington.
Haré y Ellington no tenían parentesco alguno; sin embargo, cuando salían a cazar con los demás, los dos compartían su presa en lugar de competir por ella. Si uno se enzarzaba en una pelea, el otro lo defendía. En ocasiones llegaban a pasar días solos en el bosque, uno al lado del otro. Y cuando se alejaban, “siempre se estaban enviado mensajes” de voz. Su “amistad” duró hasta la muerte de Ellington en el año 2002. Pero lo más sorprendente vino después. Haré, que siempre había sido un chimpancé muy sociable, se convirtió en un solitario. Pasó un largo proceso de duelo.*
Los biólogos evolucionistas y los antropólogos siempre han considerado la amistad como algo distintivo de una única especie de “primates”; los humanos. Pero si un ser irracional, instintivo, es capaz de establecer lazos de amistad a largo plazo, cuánto más nosotros, que hemos sido dotados con la capacidad de amar racionalmente. ¿O tal vez la racionalidad no sea una ventaja?
Job, un hombre recto e intachable (Job 2:3), tenía tres amigos “muy racionales” que lo visitaron en su momento de angustia (2:11), pero en lugar de consolarlo, lo juzgaron según sus razonamientos y lo hicieron sentirse solo. Durante el invierno de la vida de Job, la que consideraba su verdadera amistad se heló: “¡Mis impetuosos amigos me han fallado! ¡Son como las corrientes que se salen de su cauce! Son como el agua turbia y congelada, que se queda cubierta por la nieve pero que con el sol se derrite y con el calor se evapora” (Job 6:15-17, RVC).
¿Qué clase de amigas somos? ¿Qué hacemos cuando nos decepcionan nuestras amistades? ¿Somos capaces de regar con amor sus momentos de sequía, incluso cuando creemos que se los merecen? ¿Sabemos encajar la injusticia cuando viene de una amiga? Job, después de tan enorme decepción, “oró por sus amigos” (Job 42:10), porque “en todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació” (Prov. 17:17, NV1).
* “Friends with Benefits” [Amigos con beneficios], Time, 20 de febrero de 2012, pp. 34-39.
“El amigo verdadero se mantiene más leal que un hermano” (Prov. 18:24, NTV).

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz

MÁS SOBRE LA FE DE NOÉ

“Por fe, Noé […] construyó la barca para salvar a su familia” (Hebreos 11:7).

Hablando de Noé, déjame hacerte algunas preguntas. ¿Sabes cuántos años tenía Noé cuando vino el Diluvio? La Biblia declara que Noé tenía nada más y nada menos que seiscientos años (Génesis 7:6). Otra pregunta: ¿Durante cuántos años anunció Noé la venida del Diluvio? Ciento veinte años (Génesis 6:3). Entonces: ¿Qué edad tenía cuando Dios le dijo que destruiría al mundo? Si le restamos ciento veinte a los seiscientos, tenía cuatrocientos ochenta años, ¿verdad? Ahora fíjate en esta declaración: “Noé tenía quinientos años cuando engendró a Sem, a Cam y a Jafet” (Génesis 5:32, RV95). Algunas versiones de la Biblia, al traducir este pasaje, dicen que Noé, a sus quinientos años, ya era padre de sus tres hijos. Sin embargo, a la luz de lo dicho en Génesis 11:10, sabemos que Sem nació cuando Noé tenía quinientos dos años.
En realidad, cuando Dios le dijo a Noé que tenía que construir un arca y anunciar a sus contemporáneos que solo le quedaban ciento veinte años de vida, ¡no tenía hijos! En Hebreos 11:7 leemos que “por la fe Noé construyó la barca para salvar a su familia”. ¡Por fe comenzó a construir el arca en la que salvaría a los hijos que todavía no tenía!
¿Y qué tiene que ver eso con nosotros? Creo que mucho. ¿Qué haríamos si en este momento Dios le pusiera fecha de caducidad al mundo? ¿Cambiaríamos nuestros hábitos? ¿Dejaríamos de estudiar o de trabajar? ¿Perderíamos la ilusión de casarnos? Me agrada creer que Noé, a pesar de la inminencia del diluvio, en ningún momento supuso que aquella era una razón válida para abandonar sus metas terrenales. Él se casó, tuvo hijos y los educó para que ellos también entraran al arca.
El ejemplo de Noé es muy significativo para nosotros, los que vivimos en la última etapa de la historia humana. No podemos, bajo la excusa de que Jesús viene pronto, tener en poca estima nuestra preparación terrenal. Hemos de seguir estudiando, trabajando, haciendo planes a fin de conseguir una mejor vida para nosotros y nuestros futuros hijos. Nuestra convicción respecto a los eventos que ocurrirán en el futuro no implica que tengamos que descuidar el presente. Por lo menos así lo creyó Noé.

Por: J. Vladimir Polanco Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco

UNA HISTORIA DE TRES MONTES -3

“Y llamó Abraham a aquel lugar ‘Jehová proveerá’. Por tanto se dice hoy: ‘En el monte de Jehová será provisto’ Génesis 22:14

Hace muchísimo tiempo, un montón de tablones en forma de arca encima de un monte fue la revelación del amor divino. Hace no tanto tiempo, un par de tablones en forma de cruz se convirtió en la máxima expresión de su amor y hoy lo sigue siendo.
El mismo Dios, el mismo amor, el mismo ruego urgente, la misma decisión final -extirpar el cáncer antes de que se pierda toda la especie-, el mismo reloj en su cuenta regresiva hacia la eternidad, los mismos brazos extendidos, la misma invitación misericordiosa. “Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre” (Mat. 24:37). Nada ha cambiado: ven al hogar, vuelve al Padre antes de que sea demasiado tarde. Ven ahora. ¿Qué tiene el corazón humano que es tan susceptible a un llamamiento?
Me sentí profundamente conmovido por una foto que vi en un periódico hace unos años. Una foto de un cartel misterioso que había aparecido clavado en un árbol en Nappa- nee, Indiana. No es una de esas impecables vallas publicitarias de la Madison Avenue de Nueva York con rostros sonrientes y un lema pegadizo. No era más que un simple cartel con unas palabras pintadas a mano. Y nadie sabía de dónde salió, ni siquiera el agricultor en cuya tierra crece el árbol al que fijaron el cartel. Lo había quitado tres veces, y las tres veces volvió a aparecer.
Hace que uno se pregunte quién lo colgó. ¿Una madre desconsolada? ¿Un padre sumido en la soledad, a medianoche? Nadie lo sabe. Pero nadie que lea el cartel puede olvidarlo. Cuatro simples palabras: “Hijo, por favor, vuelve”.
Son las mismas cuatro palabras que Dios pintó en carmesí y clavó en un árbol hace mucho, las cuatro palabras de un abrazo clavado, abierto de par en par: “Hijo, por favor, vuelve”. Es más que obvio que Lucifer no volverá. Los antediluvianos tampoco. Pero de los siete mil millones de hijos del Padre vivos en la actualidad, ¿cuántos son aún susceptibles a su llamamiento? ¿Podría ser que hubieras sido elegido por eso? Sin duda, Dios podría escribir las palabras cruzando los cielos para todos las vieran. Pero, ¿quién se conmovería? Lo cierto es que nada conmueve el corazón tanto como una invitación personal de alguien a quien sabes que le importa.

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson