sábado, 22 de junio de 2013

ASÍ TENDRÍAN QUE SER LAS COSAS

Junto con él les enviamos al hermano que se ha ganado el reconocimiento de todas las iglesias por los servicios prestados al evangelio (2 Corintios 8:18).

La forma como Dios llama a sus siervos, algunos como el que se menciona en nuestro texto, del cual ni siquiera sabemos su nombre, es extraordinaria. A veces las cosas ocurren como uno piensa que deberían ocurrir. Tal es el caso de John Gotlieb Matteson.
Nacido en Dinamarca en 1835, emigró a los Estados Unidos con sus padres en 1854, llevando con él una buena educación, pero también el escepticismo que formaba parte de la cultura de su tierra natal. Considerándose libre pensador, uno de sus pasatiempos favoritos era molestar y confundir a los predicadores con preguntas que no podían contestar.
Pero los librepensadores también encuentran su momento crítico. Y eso precisamente le ocurrió a Matteson cuando escuchó a un predicador que hablaba con entusiasmo de las bellezas del cielo. Como se había criado en la atmósfera de las iglesias “en estado mortal” de Europa, jamás había conocido “la religión viva”. Aquella experiencia lo condujo a una serie de acontecimientos de los cuales recuerda: “Solo, en el bosque, encontré a Jesús como mi Salvador personal”, en 1859. Muy pronto después de su conversión se sintió llamado a predicar. Y así lo hizo, aunque no conocía muy bien la Biblia. Dios lo bendijo desde el principio, pues la gente respondía a su obvia sinceridad en la predicación. En 1860 ingresó al Seminario Teológico Bautista de Chicago y en 1862 fue ordenado al ministerio.
En 1863 aceptó el mensaje adventista del séptimo día. Su congregación le pidió que les predicara de su nueva fe. Durante seis meses presentó una serie de sermones sobre las creencias adventistas, con el resultado de que todos se unieron a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, con excepción de una familia.
Matteson era un predicador efectivo y organizó varias iglesias adventistas de habla danesa en los estados del Medio Oeste de los Estados Unidos. Luego, en 1872, se le ocurrió la idea de publicar una revista en la lengua de sus conversos. Así la revista Advente Tidende fue la primera revista publicada en un idioma diferente al inglés en Estados Unidos.
Pronto las revistas llegaron a su tierra natal y pidieron un predicador. Así, el hermano Matteson se convirtió en misionero de Dios en su tierra natal. Había ganado el reconocimiento de la iglesia por sus servicios en la predicación del evangelio.
Pídele hoy a Dios que te convierta en un misionero para su causa.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL SEÑOR ES MI PASTOR, ME PREPARA UN BANQUETE

Sean puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. Filipenses 1:10-11

Los pastos verdes son el alimento favorito de las ovejas. El pastor sabe dónde están, y se siente bien cuando puede proveérselo a sus corderos para que disfruten de un suculento banquete. Tal vez el pastor les diga con profunda satisfacción: “La mesa está dispuesta, adelante, disfruten”. Por supuesto que mientras las ovejas distraídamente saborean con placer el rico alimento, el pastor se mantiene alerta; sabe que tal vez otros animales salvajes merodeen por el lugar, y podrían hacer el intento de dañar a las ovejas. Un pastor nunca baja la guardia, incluso mientras disfruta de nuestra fiesta; nunca pierde de vista su deber.
Si, con los ojos de la imaginación, me considero como una oveja del rebaño de Cristo y medito en la escena arriba descrita, experimento una tranquilidad que me proporciona una paz inmensa. Nuestro Pastor no desea que estemos malnutridas ni hambrientas. Tiene abundantes y ricas bendiciones para darnos. Él desea preparar un banquete de vida todos los días frente a nuestros ojos, que vayamos y, sentadas a la mesa del festín, disfrutemos de su compañía y de su amor.
Los ricos y exquisitos manjares de la mesa del Señor están dispuestos para ti y para mí. Entre los más deliciosos, por supuesto, no pueden faltar los frutos del Espíritu: “Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas” (Gál. 5:22-23). Si disfrutamos un banquete continuo con el Pastor, gozaremos de salud mental y espiritual, y estaremos en condiciones de ofrecer un banquete continuo en nuestros hogares, en el trabajo, en la iglesia y dondequiera que estemos.
Amiga, no padezcas “ inanición espiritual”. Recuerda que hay un suculento banquete preparado para ti. Los “aderezos celestiales” darán sabor a tu vida y a la de todos los que te rodean. La amargura, el rencor, la ira y la envidia, son las fieras implacables que quieren acabar con tu bienestar y hacerte vivir una existencia miserable. Aléjate de esos pastos áridos. El pastor quiere llevarte lejos de esos secarrales, a pastos verdes.
Cada día, al amanecer, ponte tu vestido de gala y entra en el gozo de tu Señor a disfrutar de la mesa que ha dispuesto especialmente para ti.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

DEPRIMIDA POR LA MODA

Lugar: Nueva York, EE.UU. 
Palabra de Dios: 1 Pedro 3:3,4

Amanda las divisó apenas entró en su nueva escuela: un grupo de chicas, paradas en el pasillo, con ropa de marca y de última moda.
Rápidamente pasó al lado de ellas, evitando mirarlas a los ojos.
No es que su ropa fuera fea o algo así, solo que no era ropa tan lujosa como la que usaban las otras chicas. Cuanto más pensaba en esto, más molesta se sentía.
-Mamá, necesito ropa nueva -explotó apenas llegó a su casa.
La mamá la miró, sorprendida.
-¿No acabamos de comprarte ropa? Sabes que no podemos comprar nada más en este momento.
Amanda sabía que su mamá tenía razón, pero le disgustaba la idea de volver a la escuela. Toda la semana caminó por la escuela con la cabeza gacha, evitando a las personas. Si alguien le hablaba, ella daba respuestas cortas y se alejaba. El ceño fruncido remplazó su sonrisa habitual. A la hora del almuerzo, comía sola.
Un par de semanas más tarde, algo que leyó el director de su grupo de jóvenes le llamó la atención: “Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios”.
De pronto, Amanda se dio cuenta de que había estado tan preocupada por su ropa que su actitud se había vuelto pésima. No era sorprendente, entonces, que no hubiera hecho amigos nuevos en la escuela.
Decidió en ese momento dejar que su belleza interior brillara, y rápidamente la escuela comenzó a ser un lugar más feliz para ella.
Amanda hasta se hizo amiga de algunas de las chicas de la ropa lujosa.
“Todo es cuestión de quién soy por dentro”, pensó mientras se vestía para ir a la escuela, “no de lo que tengo puesto por fuera”.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

¿ROBARÁ EL HOMBRE A DIOS?

Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malaquías 3:8.

"Lo harían ustedes? La Biblia habla de esto como si fuera una imposibilidad 1 J que alguien se atreva a hacer tal cosa. "Vosotros me habéis robado"...
¿Lo harían ustedes? La Biblia habla de esto como si fuera una imposibilidad que alguien se atreva a hacer tal cosa. “Vosotros me habéis robado.
El Señor vio cómo sería cuando el mundo estuviese lleno de habitantes, y por lo tanto hizo un pacto con su pueblo para que le diesen sus diezmos y ofrendas, según el arreglo que él hizo. Esto es suyo. No pertenece a ninguno de ustedes. Dios ha hecho este trato con ustedes, para que puedan mostrar que ustedes advierten su dependencia y responsabilidad ante Dios al devolverle su porción. Si hacen esto, su bendición vendrá sobre ustedes. Todo lo que tenemos es del Señor, confiado a nosotros como sus mayordomos. Aquello que le devolvemos, él tiene que dárnoslo primero...
Respiramos porque Dios se hace cargo de la máquina humana. Día tras día la mantiene en funcionamiento, y él desea que pensemos en el sacrificio infinito que ha hecho por nosotros al sufrir con Uno igual a él: su Hijo unigénito. Él consintió en dejar que este viniera a un mundo marchitado y estropeado por la maldición del pecado, para erigirse como la cabeza de la humanidad, como un Salvador que llevó el pecado y lo perdonó...
Cristo declaró que le había sido dado todo poder en el cielo y en la tierra... Toma su posición como la cabeza de la humanidad, cubre la humanidad con la divinidad...
Ojalá que ninguno de nosotros falle en obtener el precioso beneficio de la vida eterna. No roben a Dios. Caminen honestamente ante él. Todo es suyo. El ha confiado bienes a sus agentes para el avance de su obra en el mundo. Han de traer a su tesorería un diezmo fiel, y además han de traer dones y ofrendas según la causa las demande... Dios desea que nosotros advirtamos que el cielo ha sido acercado a la tierra. Decenas de decenas de miles, y miles y miles de ángeles ministran a los que serán herederos de la salvación...
Dios nos considera con seriedad. Espera que ayudemos a plantar su bandera en lugares que nunca han escuchado la verdad... Vienen pedidos de ayuda de alrededor del mundo. No gasten dinero innecesariamente. Niéguense a sí mismos, tomen su cruz y sigan al Maestro. Nunca podrán darle más de lo que él les ha dado a ustedes. El dio su vida por ustedes. ¿Qué le han dado a él?— General Conference Bulletin, 8 de abril de 1901. (Tomado de un discurso de Elena G. de White, el 6 de abril de 1901.)

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White