viernes, 14 de junio de 2013

LA TUMBA DE LÁZARO

Lugar: Israel 
Palabra de Dios: Juan 11:25,26

Cuando visité Israel, pude visitar la tumba donde fue enterrado Lázaro. Por supuesto, es difícil saber si ese fue el lugar exacto o no, pero eso es lo que afirman los lugareños. Hay escalones que llevan, desde la abertura de la tumba, hasta el sepulcro mismo.
Recuerdo haber estado de pie en la puerta de la tumba y haberme preguntado cómo habrá sido el momento en que Jesús resucitó a Lázaro de los muertos. La historia se registra en Juan 11, si quieres leerla por ti mismo.
Jesús recibió el mensaje de que Lázaro estaba enfermo, pero para cuando llegó, Lázaro ya había muerto. La gente que lo había conocido estaba de duelo; pero, Jesús tenía otros planes. Ordenó que quitaran la piedra que tapaba la entrada a la tumba. Por supuesto, algunas personas trataron de detenerlo: había que considerar que Lázaro estaba muerto desde hacía ya varios días, y la tumba tendría un olor horrible. Pero, hicieron lo que Jesús pidió.
Entonces, Jesús habló: “Lázaro, sal fuera”, dijo. ¿Puedes imaginarte lo que habrá sido volver a vivir y encontrarte envuelto en vendas mortuorias? ¿Puedes imaginarte tropezando en la oscuridad y abriéndote camino hasta la entrada de la tumba? ¿Puedes imaginar lo que habrá sido salir y ver las caras consternadas de los que te lloraban? ¿Y puedes imaginar ver a Jesús, quien proclamó: “Yo soy la resurrección y la vida”?
Un día, cuando Jesús vuelva, resucitará a los que murieron en él. Veremos a Jesús cara a cara. Su promesa, para nosotros, es esta: “El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás”

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

METAMORFOSIS

No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2.

Mientras me desempeñaba como maestra de preescolar acostumbraba a llevar a mis alumnos a hacer recorridos por algún parque o jardín, con la finalidad de hacer más objetivas, mediante los elementos de la naturaleza, las lecciones enseñadas en el aula. Durante una de esas aventuras, los niños descubrieron algunas orugas que se retorcían, intentado avanzar, entre las verdes ramas de un árbol. Aunque con temor, se quedaron cerca y escucharon la explicación que yo les di. Al principio no podían comprender cómo aquellas orugas que les causaban temor se transformarían con el paso de los días en bellas mariposas. Parecían incrédulos, pero saber eso les hizo sentir simpatía por las orugas y las aceptaron como parte de la creación de Dios.
En la Palabra de Dios hay una promesa para nosotras que nos asegura también que todos seremos completamente transformados, de una forma tan radical como la transformación de la oruga en mariposa: «No todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados» (1 Cor. 15: 51-52). Ese será un día extraordinario y yo anhelo tomar parte en dichos acontecimientos. Será el día en que Dios transforme nuestra naturaleza inclinada al mal y nos haga partícipes de la naturaleza divina. Sin embargo, mientras llega ese maravilloso momento, Dios desea hacernos objeto de su amor transformador a diario.
Nuestros malos hábitos y todo rasgo personal negativo, podrán ser transformados día a día con voluntad y con la ayuda de Dios. No nos conformemos asumiendo que nuestros defectos son frutos de la herencia y que cualquier cambio es imposible. Eso seria lo mismo que negar el poder de Dios.
Amiga, hoy es un buen momento para el cambio. Retira y sacude todo aquello que estorba tu crecimiento personal. Desafíate a ti misma y atrévete a luchar contra las malas tendencias, contra todo defecto que te impida ser plenamente lo que eres, ¡una hija de Dios, hecha para volar! «El Señor dice: "Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti"» (Sal. 32: 8).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

NO ESTABA CIEGA, SENCILLAMENTE NO LE INTERESABA

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo? Solo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos (Salmo 24:3,4).

Cuando esa mañana Ellen salió de la habitación, su hijo Sam no podía creer lo que veía. Su madre siempre había sido muy exigente con su apariencia personal. Se maquillaba con extremo cuidado, se pintaba y delineaba meticulosamente las unas, y peinaba con cuidado su cabello. Esa mañana, sin embargo, algo iba realmente mal. La parte izquierda del cabello de Ellen era una maraña con mechones en forma de nidos por aquí y allá, la mitad izquierda de la cara no había sido maquillada y arrastraba la parte izquierda del chal por el suelo. Ellen, sin embargo, había salido del cuarto solo después de haber pasado media hora maquillándose, peinándose, y arreglándose… la parte derecha del cuerpo.

Igualmente, al desayunar, Ellen ignoró completamente lo que se encontraba en la mitad izquierda de su plato. Ellen no estaba ciega de su lado izquierdo. Sufría de un mal bastante común conocido como “síndrome de negligencia unilateral”. El problema no era que Ellen no viera la mitad izquierda, sencillamente no le prestaba atención. El médico le demostró a Sam ese hecho con un experimento sencillo. Si levantaba un dedo a la izquierda de Ellen, frente a sus ojos, pero no lo movía, ella no lo veía. Si el medico movía el dedo entonces ella se percataba de su presencia. El sistema que gobierna el hecho de que prestemos atención a las cosas es bastante complejo y, en gran medida, está lleno de misterios para la ciencia. ¿Qué nos llama la atención, y por qué? ¿Cuáles son los factores determinantes? Estas preguntas son muy significativas, pero todavía no tenemos respuestas satisfactorias para ellas.

Por desgracia, muchos cristianos sufren de un problema similar, al que podemos llamar negligencia espiritual. Son muy cuidadosos con los aspectos externos de su vida. Son meticulosamente celosos y ordenados en el trabajo y en los estudios. Escogen la ropa y el arreglo personal con detenimiento y buen gusto. Sin embargo, su vida interior y espiritual es una maraña de desorden y falta de atención. Cada mañana, al mirarse en el espejo, se aseguran de que todo está bien antes de salir; pero Dios, que ve tanto el exterior como el interior, sabe que algo anda realmente mal. ¿Estás listo esta mañana para salir? ¿Por dentro y por fuera? Con Dios, manos limpias y corazón puro.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LOS PRINCIPIOS EN LOS NEGOCIOS

Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Marcos 8:36, 37.

El lugar de los seguidores de Cristo consiste en reconocer su dependencia de Dios en todo y en aplicar los principios de su fe en todas las relaciones de la vida, incluyendo las transacciones comerciales. De otra manera no pueden representar correctamente la religión de Cristo. Y debieran ser tan honestos con Dios como con otros. ¿Puede alguien ser deshonesto con Dios? Lea la respuesta del profeta: "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado" (Mal. 3:8).
Los diezmos y las ofrendas pertenecen a Dios. Los medios en nuestra posesión debieran ser considerados un legado sagrado, para ser utilizados para la gloria del Dador. La negación propia es la condición de la salvación. La caridad que no busca lo suyo es el fruto del amor desinteresado que caracterizó la vida de nuestro Redentor. Quienes por amor a Cristo se niegan a sí mismos, encontrarán la felicidad que los egoístas buscan en vano, pero los que hacen de sus propios placeres e intereses egoístas el objeto supremo de la vida, perderán la felicidad que creen que disfrutan.
El apóstol Pablo tiene algo que aportar al tema de dar sistemáticamente: "En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado" (1 Cor. 16:1,2).
La regla de Dios para la dadivosidad, según la expresa la Palabra de Dios, no excluye a nadie, y no ejerce una presión pesada sobre nadie. Afecta ligeramente a los pobres, y los ricos en realidad no la sienten...
Al igual que en las balanzas del santuario se estiman las ofrendas según el espíritu de amor y sacrificio que las motivan, las promesas se cumplirán tan ciertamente para el hombre o mujer pobre que tiene poco que ofrecer pero lo ofrece liberalmente, como para los ricos que dan mayormente de su abundancia...
El reino de Cristo debe superar todo otro interés... [Dios] alimenta al gorrión y viste al lirio; ¿se ocupará menos de las necesidades de sus hijos?— Bible Echo (Australia), 9 de diciembre de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White