miércoles, 29 de mayo de 2013

CONTACTO RADIAL - SEGUNDA PARTE


Lugar: Sudeste asiático 
Palabra de Dios: Mateo 9:37

Quang se desvió ligeramente hacia la derecha, para evitar un gran pozo en el medio del camino. El polvo volaba detrás de él, haciendo que la gente en las calles se cubriera la boca y la nariz. En su bolsillo, llevaba un sobre con un nombre y una dirección que estaba tratando de localizar; un grupo de personas había enviado una carta, pidiendo que alguien fuera y les hablara de Dios.
Quang ya había estado viajando en su ciclomotor durante un par de días, en busca de esta gente. La dirección en el sobre solo decía el nombre de la aldea y la región; esa era la razón por la cual le estaba resultando difícil encontrar a quien había enviado la carta. No solo eso, sino también tenía que contactarse con ellos sin meter a nadie en problemas con la policía. Un extraño dando vueltas por un pueblo y haciendo preguntas despertaría sospechas.
Mientras Quang viajaba, pensó en la obra que habían estado llevando a cabo en el país. Era difícil porque el gobierno controlaba cuidadosamente los cultos religiosos, y no permitía ninguna forma de evangelización. Hasta escuchar un programa de radio era riesgoso.
Comenzó a llover; suavemente al comienzo y luego más y más fuerte. Inclinándose sobre el manubrio de su ciclomotor, trató de evitar la lluvia, que le caía casi de frente. Con cuidado, manejó para un lado y luego para el otro, evitando los pozos que ahora se habían convertido en charcos de lodo. "Señor, por favor, ayúdame a encontrar a esta gente", oraba Quang. "Son tus hijos, y están buscando la verdad. Por favor, ayúdame a encontrarlos".
Hay mucha gente alrededor de nosotros que está buscando la verdad. Muchos no saben nada acerca del amor de Dios por ellos. Jesús dijo: "La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros" Dios quiere utilizarte a ti para compartir su amor con otros. ¿Estás dispuesto a ayudarlo hoy?

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

EXPERIENCIA Y CRECIMIENTO

Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! 2 Pedro 3:18

Pensemos en la vida como una cadena. Los eslabones que la forman son las experiencias que vivimos cotidianamente. Estas pueden ser buenas o malas, positivas o negativas, dependiendo no tanto de los sucesos en sí mismos, sino de la manera en que respondamos a ellas. Sin embargo, todas sin excepción pueden llegar a ser una fuente de crecimiento y desarrollo personal. La actitud individual y la confianza en Dios son los elementos que determinarán el efecto de las experiencias en la vida de cada persona.
Las exigencias de la vida moderna son muchas y nos llevan a vivir experiencias de todo tipo. Dos individuos frente a la misma circunstancia pueden presentar una conducta bien diferente. Uno puede percibirla como un desafío a su crecimiento personal, y por tanto verla como algo positivo en su vida; mientras que el otro puede sentir que constituye una amenaza a su desarrollo.
En la Biblia encontramos la expresión de un hombre que, frente a la adversidad, exclamó: «¡Ya estoy harto de esta vida! Por eso doy rienda suelta a mi queja; desahogo la amargura de mi alma» (Job 10:1). Por otro lado el salmista, frente a una experiencia adversa, exclamó: «Aunque digo: "Me encuentro muy afligido", sigo creyendo en Dios» (Sal. 116:10).
Con toda certeza en este día te enfrentarás a nuevas experiencias; las circunstancias podrán no siempre ser favorables, pero a pesar de ello puedes salir enriquecida. Encontrarás fortaleza en la medida en que aprendas a hallar descanso en Dios y a confiar en sus promesas. Si, por el contrario, el día de hoy te trae grandes o pequeñas alegrías, gózale y agradece al Señor por sus bondades.
Únete al pensamiento de la escritora Sheryl L. Roush cuando dijo: «Tener fe en que hay una fuente más grande que yo, con la que soy una, me da el poder para enfrentar todos los contratiempos en mi vida. Y no cambiaría ninguno de esos acontecimientos debido al carácter que desarrollé. ¡Dios está siempre actuando en mi vida! ¡Elijo caminar cada instante con él!».

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

MIREN Y LEVANTEN LA CABEZA

A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra (Salmo 121:1, 2).

Seguramente has escuchado alguna versión de la historia del hombre que encontró una billetera cubierta de polvo y casi irreconocible. Estaba llena de dinero que llegó a ser suyo, pues era imposible descubrir al dueño. El incidente transformó la vida de aquel hombre. Se acostumbró a fijar su vista en el camino en busca de billeteras llenas de dinero. Así se ganaba la vida, pero a qué precio. Ya no volvió a admirar las bellezas del mundo. No encontraba placer en contemplar el cielo, las nubes, ni una puesta de sol; solo miraba el barro y el polvo.
La única dirección en la que tiene que mirar un cristiano es hacia arriba. Esto es aún más cierto en nuestros días. Jesús hablaba de estos días cuando dijo que levantáramos nuestras cabezas porque nuestra redención estaba cerca. El ejemplo es Cristo Jesús. La meta, la vida eterna junto a él. La fuente de toda la ayuda y fortaleza que necesitamos es Aquel que está sentado a la diestra de la Majestad de las alturas.
Cierta noche, cuando Archibald Rutledge, naturalista y filósofo cristiano, se dirigía a su casa en su coche tirado por un caballo, lo sorprendió la peor tormenta que había visto en toda su vida. Empezó a llover a cántaros y parecía que aumentaba con cada trueno. Un rayo cayó casi junto a él, su caballo salió del camino y corrió hacia una arboleda. El coche chocó contra un árbol y Rutledge terminó en el suelo. Al sentirse libre, el caballo huyó.
Rutledge quedó allí, calado hasta los huesos, solo, sin caballo, perdido en la oscuridad, mientras la lluvia seguía arreciando. Pero en cierto momento elevó la mirada, y precisamente en ese instante una estrella solitaria se dibujó entre las nubes. Eso fue suficiente para recordarle que Dios estaba aún en el cielo. Regresó al camino, la lluvia comenzó a menguar y a corta distancia encontró su caballo. Cuando llegó a su casa, ya no llovía. Aquella mirada al cielo había restaurado su equilibrio al recordarle su relación con Dios.
Dice Blanche Kerr Brock: ‘Sigue mirando al cielo, tu Dios es aún el mismo. Sigue mirando al cielo, no fallará tu amigo. Sigue mirando al cielo, aun la nube más oscura también se Irá; sigue, sigue mirando al cielo”.
¡Qué buen consejo! Mirar, no las montañas, sino al que salva a su pueblo. Es tiempo de seguir el consejo de nuestro Señor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

SEPÁRENSE DEL MUNDO

Cada día muero. 1 Corintios 15:31.

Los que profesan el nombre de Cristo han de representar a Cristo como su modelo y ejemplo. Han de revelar ante otros la verdad en su pureza y hacerles saber los privilegios y responsabilidades de la vida cristiana; los profesos seguidores de Cristo pueden hacer esto únicamente si conforman su carácter a los principios sagrados de la verdad. Nadie que profese ser hijo de Dios debe traicionar los legados sagrados. No debe borrarse la línea de demarcación entre los cristianos y el mundo. No debe traerse la verdad a un nivel bajo, común, porque esto deshonrará a Dios, quien ha hecho un sacrificio infinito en el don de su Hijo por los pecados del mundo...
Muchos que aseguran ser los hijos de Dios no parecen entender que el corazón debe ser regenerado, porque sus prácticas ignoran las palabras y obras de Cristo. Por sus acciones dicen claramente: "Es mi privilegio actuar como siento que debo actuar. Si no lo hiciera, sería totalmente miserable". Este es el tipo de religión que abunda en el mundo, pero no lleva el endoso del cielo...
Ni la susodicha ciencia, el razonamiento humano o la poesía pueden ser presentados con la misma autoridad que la revelación; pero el propósito estudiado de Satanás es exaltar las máximas humanas, las tradiciones y las invenciones hasta el mismo plano de autoridad de la Palabra de Dios, y habiendo logrado esto, exaltar las palabras humanas hasta la supremacía...
No hay seguridad para ninguno de nosotros a menos que recibamos diariamente una nueva experiencia al contemplar a Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe. Día tras día hemos de contemplarlo y ser cambiados a su imagen. Hemos de representar los atributos divinos y seguir las huellas de Jesús cueste lo que nos cueste. Hemos de colocarnos bajo la conducción divina, consultando la Palabra de Dios e inquiriendo diariamente: ¿Es este el camino del Señor?... No se inmortalizará ninguna deficiencia de carácter que desfigure el cielo con su imperfección...
Una profesión de fe no tiene valor a menos que el alma se aferré a los principios y se apropie y absorba el rico alimento de la verdad, y así se convierta en partícipe de la naturaleza divina.— Review and Herald, 20 de noviembre de 1894.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White