miércoles, 24 de abril de 2013

TIEMPO TORMENTOSO

Lugar: Océano Atlántico 
Palabra de Dios: Salmo 4:8

El barco se sacudía violentamente de aquí para allá, mientras olas gigantescas golpeaban contra sus costados. Cajas y cajones se deslizaban de un lado a otro, pegando contra las paredes y despertando a los pasajeros que aún dormían. Muchos de ellos ahora se acurrucaban en sus cabinas, oyendo la lluvia torrencial que aporreaba la cubierta más arriba y deseando estar de vuelta en sus hogares, en Inglaterra.
El ruido despertó a la hija del capitán, quien lentamente se sentó, restregándose los ojos. El barco dio un bandazo repentino, y los truenos rugieron en lo alto. Los ojos de la niña se abrieron grandes.
-¿Qué pasa? -preguntó-. ¿Estamos en peligro?
-Estamos en medio de una tormenta muy grande -le respondió alguien-. Podría volverse bastante peligroso.
-¿Está papá en el puente? -quiso saber la pequeña.
Cuando alguien le contestó que sí, la niña se relajó y se acostó nuevamente.
-Voy a dormir de nuevo -dijo, sin temer a la tormenta que rugía a su alrededor.
La niña sabía que su padre, el capitán del barco, estaba en el control de la situación. Confiando en él, ella podía volver a dormirse en quietud.
Algunos momentos, puedes enfrentar situaciones difíciles y peligrosas, pero puedes estar seguro de que tu Padre celestial está contigo y en el control de la situación. Puedes confiar en él en todo momento. Entonces, puedes decir: "En paz me acuesto y me duermo, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SIEMPRE VIGILANTES

Tenemos una ciudad fuerte. Como un muro, como un baluarte, Dios ha interpuesto su salvación. Abran las puertas, para que entre la nación justa que se mantiene fiel. Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. Isaías 26:1-3.

Cuando el visitante está de pie frente a las murallas de la antigua Jerusalén se lleva una profunda impresión. Este monumento es testigo mudo de tantas vivencias, que sin darnos cuenta nos traslada al pasado. Vivencias de guerras, fracasos y triunfos que además conmueven, pues nos llevan por la senda sagrada que el mismo Cristo Jesús trazó con sus pies entre callejones polvorientos.
Edificadas para proteger a sus habitantes de las invasiones enemigas, las murallas de Jerusalén, con sus ocho imponentes puertas y sus más de cuarenta torres de vigilancia, fueron destruidas y reconstruidas varias veces, lo que les ha permitido resistir el paso del tiempo.
Toda la historia contenida dentro de estos imponentes muros me lleva a pensar en la vida cristiana. Nosotros los humanos también debiéramos construir una muralla con sus torres de vigías para protegernos del ataque de nuestro gran enemigo. Sobre todo porque conoce nuestros flancos más débiles y vulnerables.
Mantengamos en vigilancia constante nuestra mente, que es la ciudadela del alma, como la definió Elena G. de White. Por ella entran estímulos que constantemente debemos poner bajo el escrutinio de Dios. Su Palabra contiene una advertencia: «No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre sino del mundo» (1 Juan 2: 1.5-16).
Amiga, ejerce una estrecha vigilancia sobre los puntos vulnerables de tu personalidad. Recuerda que la mujer de Lot quedó convertida en una estatua de sal cuando, incapaz de despegarse de los deseos del mundo, miró hacia atrás. Pero me consuela saber que para mantener esta vigilancia constante, no contamos únicamente con nuestros recursos personales. La Palabra de Dios dice: «Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán, ni de día ni de noche. Ustedes, los que invocan al Señor, no se den descanso; ni tampoco lo dejen descansar, hasta que establezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra» (Isa. 62:6-7).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

NO COMETAS EL ERROR DE SIR WALTER

No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos (Filipenses 2:3).

Sir Walter Raleigh era uno de los hombres más brillantes de la corte de la reina Isabel I de Inglaterra. Era un experto científico y escribía poemas que aún hoy se consideran excelentes. Era un buen líder, un activo empresario y un gran capitán naval, además de un cortesano apuesto y encantador, que sedujo a la propia reina y llegó a ser uno de sus favoritos. Sin embargo, dondequiera que él iba la gente le bloqueaba el camino. Más adelante cayó en desgracia, fue condenado a prisión y murió decapitado.
Raleigh no comprendía la inflexible oposición que encontraba en los demás cortesanos. No lograba ver que él, no solo no había hecho ningún intento de disimular el nivel de sus habilidades y cualidades, sino que las exhibía ante todos, haciendo gala de su versatilidad, convencido de que con eso impresionaba a la gente y ganaba amigos. En realidad, esa actitud solo le granjeó silenciosos enemigos, gente que se sentía inferior a él y que haría todo lo posible por arruinarlo en el momento en que cometiera la menor de las equivocaciones.
Al final, la razón por la cual fue decapitado fue un cargo de traición, pues la envidia encuentra mil formas de enmascarar su carácter destructivo. La envidia generada por Sir Walter Raleigh es la peor de todas: fue inspirada por su gracia y talento naturales, que él sentía que debía manifestar en su plenitud.
El dinero es algo que puede conseguirse. El poder, también. Pero una inteligencia superior, un físico agraciado y un encanto personal son cualidades imposibles de adquirir. En cambio, cuando el arzobispo de Retz fue ascendido al rango de cardenal, en 1651, sabía muy bien que muchos de sus excolegas lo envidiarían. Consciente de que sería torpe perturbar a quienes ahora se hallaban por debajo de él, Retz hizo cuanto pudo para minimizar sus méritos. Para que los demás se sintieran cómodos, actuaba con humildad y deferencia como si nada hubiera cambiado. Luego escribió que aquellas políticas inteligentes «produjeron buen efecto, pues redujeron la envidia que sentían hacia mí, que es el más grande de los secretos».
Como ves, Dios nos pide que consideremos a los demás «como superiores» a nosotros mismos, no solo como la muestra de una vida humilde y cristiana, sino como un medio práctico para vivir en paz, no despertando la envidia de nadie. Ten cuidado al exhibir tus virtudes, sean físicas, mentales o espirituales. Es un asunto de honestidad porque en realidad pertenecen a Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LA OVEJA PERDIDA

Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y vapor los montes a buscar la que se había descarriado? Mateo 18:12 (lea Mateo 18:11-14).

En la parábola del pastor en busca de la oveja perdida se encuentra una representación de la tierna paciencia, la perseverancia y el gran amor de Dios. Al contemplar el amor desinteresado de Dios, nuestros corazones rebosan de gratitud, alabanza y acción de gracias. Alabamos a Dios por el don inapreciable de su Hijo unigénito. No hay un animal tan impotente y perplejo como la oveja que se ha apartado del rebaño. Si la errabunda no es buscada por el compasivo pastor, nunca encontrará el camino de regreso al rebaño. El pastor mismo debe tomarla en sus brazos y cargarla hasta el rebaño...
Los fariseos estaban prestos a acusar y condenar a Jesús porque él no rechazaba ni condenaba a los publícanos y pecadores como ellos lo hacían... Ellos pensaban que la ley los justificaba, y no consideraban necesario introducir en su vida práctica la compasión y misericordia que Jesús presentaba en sus lecciones... Cristo nunca invitó a los malvados a venir a él para ser salvados en sus pecados, sino de sus pecados...
Cristo no designó el plan de salvación para un pueblo o nación. Él dijo: "Pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor" (Juan 10:15,16).
Que toda alma desanimada y desconfiada tome valor, aunque tal individuo haya hecho el mal... Usted no debe pensar que quizá Dios perdone sus transgresiones y le permita acercarse a su presencia, sino que debe recordar que es Dios quien ha dado el primer paso, que él vino a buscarlo cuando usted todavía se encontraba en rebelión contra él...
Si el ardor y entusiasmo requeridos como necesarios para triunfar en la obtención de las cosas de este mundo no se aplican a la búsqueda de la salvación de los perdidos, que tiene el doble objetivo de bendecir y tornarnos en bendición, ¿qué podría aplicarse? Por medio de la conversión somos colocados personal mente en una conexión vital con Jesucristo, quien es confirmado en nosotros como sabiduría, justicia, santificación y redención.— Signs of the time 22 de Enero de 1894.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White