sábado, 6 de abril de 2013

LA ENREDADERA DE UN KILÓMETRO POR MINUTO

Lugar: Estados Unidos
Palabra de Dios: Proverbios 25:16

Si has viajado por una carretera del sudeste de los Estados Unidos, probablemente hayas visto kilómetros y kilómetros de kudzu, una enredadera que alguien trajo de Asia a los Estados Unidos casi cien años atrás. Es fácil ver esta enredadera, porque crece sobre los árboles, postes de teléfono y sobre todo lo que encuentre en su camino, las grandes hojas se esparcen a lo largo de kilómetros y kilómetros de enredadera que parecen no tener fin.
Originalmente, la trajeron a los Estados Unidos por varias buenas razones. A quienes la trajeron, les gustaba su apariencia y querían usarla con un propósito ornamental. Sus grandes hojas proporcionaban buena sombra, y la planta también era útil como forraje para alimentar a los animales de granja. También, ayudaba a prevenir la erosión de la tierra, y se podía moler y usar sus raíces en alimentos y medicamentos.
Pero, el kudzu se convirtió en una pesadilla, cuando se extendió sin control. La planta puede crecer muy rápido, hasta treinta centímetros por día. Puede apoderarse de edificios y tierra, ahogar los árboles al evitar que reciban luz solar, y puede levantar postes de teléfono. No sorprende, entonces, que se haya ganado el apodo de "la enredadera de una milla por minuto"; y hasta el de "la enredadera que se comió el sur". El gobierno de los Estados Unidos dejó de defender el uso del kudzu en 1953. Para 1972, las autoridades la habían declarado una maleza, o mala hierba.
Esto es lo que puede ocurrir en tu vida cuando no eres cuidadoso, las decisiones que tomas afectan aquello que controla tu vida. La televisión, los deportes, Internet; cualquiera de estas cosas puede apoderarse del control sobre ti. Hasta las cosas buenas en exceso pueden ser perjudiciales.
Un proverbio dice: "Si encuentras miel, no te empalagues; la mucha miel provoca náuseas". Ese es un buen consejo: mantén las cosas equilibradas. Y no permitas que nada le quite el primer lugar a Dios.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SUEÑOS ROTOS

Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Josué 1:5

Seguramente todas nosotras atesoramos, en lo más profundo de nuestro corazón y nuestra mente, sueños y anhelos que esperamos hacer realidad tarde o temprano. Estos sueños y anhelos son legítimos, y Dios se complace en que los tengamos; es más, está siempre dispuesto a ayudarnos a hacerlos realidad. No olvidemos que Dios nos hizo para lo alto, lo superior.
Nuestros sueños en relación al éxito profesional, a formar algún día nuestra propia familia, al anhelo de alcanzar conocimiento por medio de un determinado grado de estudio, todos son deseos buenos y loables. Sin embargo, algunos estudios demuestran que casi la mayoría de la gente ve el setenta por ciento de sus sueños truncados.
Que un sueño no llegue nunca a cumplirse puede ser resultado de que hayamos sufrido alguna enfermedad o un revés financiero, de que hayamos hecho un uso incorrecto de los recursos que Dios nos ha concedido, o puede deberse simplemente a la falta de tenacidad para vencer los obstáculos que se presentan en el camino de la vida.
Amiga, no importa en qué etapa de la vida te encuentres, nunca es tarde para alcanzar los sueños, ni siquiera para resucitar aquellos que parecen muertos o agonizantes. Muchas de las trabas o trampas que nos impiden seguir adelante se encuentran dentro de nosotras mismas. Desechemos algunas falsas argumentaciones que nos presenta el mundo y que nosotras nos creemos y nos repetimos mediante frases como «No puedo», «No tengo dinero», «Soy demasiado mayor». «Se acabaron las oportunidades para mí», etcétera. Todos estos pueden ser meramente pretextos para abandonar la lucha de la vida.
Los sueños se pueden aplazar, pero nunca dejar morir. Por supuesto, debemos dejar que los sueños «aterricen» sobre plataformas firmes, seguras y realistas. Recuerda que Dios nos ha dotado de capacidades físicas, emocionales y espirituales, y sobre ellas podemos y debemos construir nuestros sueños.
No vivas este día pensando que estás cada vez más lejos del cumplimiento de tus anhelos. Lo único que necesitas es un plan de acción bien definido y echar mano con toda tu fe de la ayuda divina. El Señor te dice hoy: «Tal como le prometí a Moisés, yo les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies. [...] Solo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó» (Jos. 1:3,7). 

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

NIÉGATE A TI MISMO

Luego dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme» (Mateo 16:24).

Después de su viaje de graduación alrededor del mundo, William Borden se matriculó en la Universidad de Yale para completar su educación. A pesar de disfrutar de una gran fortuna, William había decidido que no llamaría la atención sobre sí mismo. Había entregado su vida «sin reservas» a Dios y lo único que deseaba era honrarlo.
Durante el primer semestre que estuvo en Yale, William empezó a reunirse antes del desayuno con uno de sus compañeros para orar. William leía un pasaje corto de la Biblia con una promesa y después dedicaban un tiempo para orar y reclamar esa promesa. Al poco tiempo un tercer amigo se unió al grupo. Ese fue el inicio de un reavivamiento que transformó el campus de la universidad. Al final del primer curso, ciento cincuenta estudiantes se reunían semanalmente para estudiar la Biblia y orar. Cuando William se graduó de su carrera, de los mil trescientos estudiantes de Yale, un millar se habían unido a aquellos grupos de estudio de la Biblia y oración.
Pensarás que este enorme reavivamiento fue el resultado de un trabajo especial del Espíritu Santo y tienes razón. Sin embargo, esto no hubiera ocurrido sin la firme determinación de William. Y es que era firme como una roca. Cuando su grupo de oración hubo crecido un poco, hizo planes para alcanzar a todos los estudiantes de la universidad. Con tal fin, cada miembro de su grupo recibió el encargo de predicarle el evangelio a uno de ellos. Cuando en la lista aparecía el nombre de algún estudiante especialmente hosco o incorregible, un silencio incómodo se apoderaba de la sala. Nadie quería aceptar la responsabilidad de alcanzar a esa persona. En esos casos, William decía con voz clara y firme: «Yo me haré cargo». Tiempo después sus amigos descubrirían que William había escrito en su agenda «Di no al yo y sí a Jesús, siempre».
En la medida en que te acerques a Dios, crecerá en ti el deseo de alcanzar a otros con el evangelio. Es posible que Dios te haya llamado para una obra especial como misionero, pero no cometas el error de esperar para actuar. Dios, al igual que hizo con William, quiere empezar a usarte en el lugar donde estás. En la medida en que aprendas a «no retroceder» ante los desafíos, Dios te dará éxitos que irán más allá de lo que jamás soñaste.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

OIDORES DE LOS PEDREGALES


Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Mateo 13:5.

La semilla sembrada en lugares pedregosos encuentra poca profundidad de tierra. La planta brota rápidamente, pero la raíz no puede penetrar en la roca para encontrar el alimento que sostenga su crecimiento, y pronto muere. Muchos que profesan ser religiosos son oidores pedregosos... Esta clase puede ser fácilmente convencida, y parecen ser conversos inteligentes, pero tienen solo una religión superficial...
Hay quienes reciben la preciosa verdad con gozo; están extremadamente celosos y expresan asombro de que no todos puedan ver las cosas que les son tan claras. Animan a otros a abrazar la doctrina que encuentran tan satisfactoria. Condenan rápidamente a los vacilantes y a los que pesan cuidadosamente las evidencias de la verdad y la consideran en todos sus ángulos... Pero en el tiempo de prueba, estas personas entusiastas muchas veces tropiezan y caen...
Según las raíces de una planta penetran el suelo, recogiendo humedad y alimento de la tierra, así los cristianos deben morar en Cristo, obteniendo savia y alimento de él, como lo hace el sarmiento de la vid, hasta que ya las pruebas no pueden separarlos de la Fuente de su fortaleza...
Los oidores de los pedregales pueden regocijarse por algún tiempo, porque creen que la religión es algo que los librará de las pruebas y de toda dificultad. No han contado el costo...
El grupo al que Jesús denomina oidores de pedregal confiaba en sus buenas obras, en sus buenos impulsos, y eran fuertes en sí mismos, en su propia justicia. No eran fuertes "en el Señor, y en el poder de su fuerza" (Efe. 6:10). No sentían que el precio de la seguridad era la vigilancia eterna. Pudieron haberse puesto la armadura entera de Dios y resistido las asechanzas del enemigo. Las promesas ricas y abundantes de Dios fueron habladas para su beneficio, y al creer en la Palabra de Dios pudieron haberse vestido de un "así dice el Señor" y ser capaces de enfrentar cada engaño del adversario; porque si el enemigo hubiera venido como una inundación, el Espíritu del Señor habría levantado una bandera contra él.— Review and Herald, 7 de junio de 1892; parcialmente en Palabras de vida de gran Maestro, p. 27.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White