jueves, 28 de marzo de 2013

HOGAR PERFECTO


Lugar: Australia 
Palabra de Dios: Juan 14:2,3.

Si estás en Australia y ves un ave con plumas brillantes negro azuladas que pasa volando a tu lado, con una ramita en su pico, probablemente hayas avistado un ave del paraíso trabajando. Cada año, este pájaro trata de crear el hogar perfecto usando los mejores materiales de construcción que pueda encontrar. Con cuidado, entrelaza palitos y ramitas para formar dos paredes paralelas de unos treinta centímetros de alto por unos cinco centímetros de espesor.
Una vez que termina la parte exterior, el macho decora el interior del nido. Usando un pedazo de corteza como pincel, pinta las paredes con una mezcla de carbón y saliva. Luego, busca objetos coloridos, como flores, plumas y papel aluminio, para poner dentro del nido.
El ave del paraíso macho se esmera por crear un hogar hermoso. Y, cuando está completo, el pájaro no se sienta adentro a disfrutar de su hogar en soledad: el macho invita a la hembra a unirse a él. Esa es la razón por la cual esta criatura trabajó tanto para construir su hogar, en primer lugar.
¿Puedes imaginarte lo que será tener un hogar perfecto construido para ti? Eso es lo que Jesús promete en Juan 14. Él dice: "En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté".
Jesús está preparando un lugar para ti y para mí, no con ramitas y palitos, sino con los mejores materiales de construcción que puede encontrar. ¿Por qué está haciendo esto? Porque nos ama, y quiere vivir para siempre con nosotros.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

DE LA GLORIA A LA VERGÜENZA

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. 1 Juan 4:7.

Cuando era niña, le regalé a mi madre un cuadro de yeso en el que estaban pintadas unas hermosas rosas rojas, y una leyenda que decía: «Amor de madre, abismo sin medida». Yo quise expresar con aquel obsequio el gran amor que sentía por ella, sin darme cuenta de que la leyenda hacía alusión al gran y profundo amor que ella sentía por mí. Las madres son capaces de tener esos sentimientos porque Dios puso en ellas esa manera tan generosa y sublime de amar.
Me atrevo a decir que casi ningún amor terrenal puede ser comparado con este. Sin embargo, el amor del Hijo de Dios sobrepasa el entendimiento humano; él nos ama tanto que dejó su reino de gloria para experimentar la muerte ignominiosa resultado de la miseria humana. Por amor a nosotros estuvo dispuesto a:
  • Tomar la naturaleza humana, haciéndose sensible a nuestras necesidades. «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel (que significa "Dios con nosotros")» (Mat. 1: 23).
  • Experimentar la pobreza: «Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos [...], pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza» (Mat. 8: 20).
  • Humillarse a sí mismo y cargar él solo con el peso de nuestros pecados: «Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados» (1 Ped. 2: 24).

Hermana, ¿qué harás hoy en reciprocidad a este amor tan grande e inmerecido? Dios desea que ames con un amor sacrificado a todas las personas que están cerca de ti, y que muchas veces te resulta difícil amar.
¿Por qué, como madres, somos capaces de amar hasta dar la vida por nuestros hijos y no tenemos la capacidad de amar de esa forma al prójimo? Tal vez sea tu nuera, tu suegra, un hijo rebelde o un vecino insensible.... Si consigues amarlo de todo corazón, será una señal cíe que el amor de Cristo ha tocado tu vida, y ese es el mayor privilegio que puede, tener un mortal. Que tu oración para hoy sea: «Señor, enséñame a amar como tú me amas».

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

ÁNGELES O DEMONIOS


El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas (1 Timoteo 4:1).

Seguramente recuerdas las famosas novelas de Dan Brown, Ángeles y demonios, y su famosísima secuela El código Da Vinci, verdaderos fenómenos editoriales. Solo del Código da Vinci se vendieron cien millones de ejemplares. Por supuesto, también recordarás que las dos novelas se convirtieron en películas y recaudaron millones de dólares en taquilla.
Lo que probablemente no sepas, es lo que dice al respecto Ross Douthat, columnista del New York Times. El especialista dice que solo entendiendo el estado de la religión en Estados Unidos se puede comprender por qué a tanta gente le gusta leer a Dan Brown. Dice que no es simplemente porque él sabe cómo hacer que la gente siga pasando las páginas de sus novelas; eso se requiere para vender un millón de ejemplares. Pero si quieres vender cien millones, necesitas predicar además de entretener. Es decir, presentar una ficción que pueda ser leída como un hecho al tiempo que promete develar los secretos de la historia, del universo y de Dios.
Brown expresaba esta misión explícitamente. Él decía que los emocionantes argumentos y el suspenso de la trama de sus novelas, tienen el propósito de hacer que la didáctica del libro cumpla su objetivo con facilidad. Así el lector no se da cuenta hasta el final de que aprendía algo desde el principio.
Es decir, Dan Brown trabaja en la misma línea de ideólogos como Ayn Rand y el gurú religioso Deepak Chopra. Es cierto que escribe novelas, pero en realidad lo que vende es teología. Su enseñanza, si nos guiamos por esas dos novelas en particular, es que las religiones son una farsa y ninguna puede pretender la posesión de la verdad. Lo que enseña es una espiritualidad posmoderna, desconectada de toda religión tradicional específica.
Detrás de todo eso se percibe la intención de destruir los fundamentos de la fe cristiana y una promoción de las inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas anunciadas para los últimos días. Libros como los de Brown, unidos a la serie de Harry Potter, adoctrinan al mundo. Sin darse cuenta, mediante técnicas didácticas muy entretenidas y efectivas, la gente aprende las doctrinas antiguas, «el vino de Babilonia» que embriagará otra vez al mundo. Como dijo el apóstol Pablo: «Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza» (1 Tim. 4:16).

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

PEDIR PARA DAR


Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir. Marcos 10:45.

Cristo continuamente recibía del Padre lo que habría de comunicarnos. "La palabra que habéis oído —dijo él—, no es mía, sino del Padre que me envió" (Juan 14:24)... El vivió, pensó y oró, no para sí mismo, sino para los demás. De las horas pasadas en comunión con Dios, él volvía mañana tras mañana para llevar la luz del cielo a los hombres. Diariamente recibía un nuevo bautismo del Espíritu Santo. En las primeras horas del nuevo día, Dios lo despertaba de su sueño, y su alma y sus labios eran ungidos con gracia para que pudiese impartir a los demás. Sus palabras le eran dadas frescas de las cortes del cielo para que las hablase en sazón al cansado y oprimido...
Los discípulos de Cristo estaban muy impresionados por sus oraciones y por su hábito de comunicación con Dios. Un día, tras una corta ausencia del lado de su Señor, lo encontraron absorto en una súplica. Aparentemente no notó la presencia de estos, y siguió orando en voz alta. Los corazones de los discípulos quedaron profundamente conmovidos. Cuando terminó de orar, exclamaron: "Señor, enséñanos a orar" (Luc. 11:1). En respuesta repitió el Padrenuestro, como lo había dado en el Sermón de la Montaña...
"¿Quién de vosotros —les dijo— que tenga un amigo, va a él a medianoche, y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante?" (vers. 5, 6)...
Aquí Cristo presenta al postulante pidiendo para poder dar de nuevo... De la misma manera, los discípulos habían de buscar las bendiciones de Dios. Mediante la alimentación de la multitud y el sermón sobre el pan del cielo, Cristo les había revelado la obra que harían como representantes suyos. Habían de dar el pan de vida a la gente... Las almas que estuvieran hambrientas del pan de vida vendrían a ellos, y ellos se sentirían destituidos y sin ayuda. Debían recibir alimento espiritual, o no tendrían nada para impartir. Pero no habían de permitir que ningún alma se fuese sin ser alimentada. Cristo los dirige a la fuente de abastecimiento. .. Y Dios, que ha enviado a sus siervos a alimentar a los hambrientos, ¿no suplirá sus necesidades para su propia obra?— Review and Herald, 11 de agosto de 1910; parcialmente en Palabras de vida del gran Maestro, pp. 105-107.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White