domingo, 24 de marzo de 2013

LA DIOSA DEL VOLCÁN


Lugar: Hawai, EE.UU. 
Palabra de Dios: Marcos 12:32

Yo no le temo a Pele -dijo una mujer llamada Kapiolani-. Pele no es un verdadero dios.
Todos los que la oyeron se llenaron de miedo. Kapiolani, su jefe tribal, estaba hablando de la diosa principal, la diosa del fuego, que vivía en la cima de un volcán. ¿Qué haría Pele? ¿Castigaría a su jefe y los destruiría a todos?
Después de conocer al Dios verdadero en 1824, Kapiolani decidió mostrar a su gente que Pele no era una diosa, después de todo. Ella viajó muy lejos hasta el pie de la montaña, y luego, acompañada por muchos otros, ascendió hasta el cráter.
Quienes adoraban a Pele le advirtieron que no hiciera enojar a la diosa. Quedaron boquiabiertos cuando Kapiolani recogió algunas bayas, conocidas como las bayas sagradas de Pele.
-¿Estás loca? -le gritaron-. Nos traerás la ruina a todos.
Kapiolani corrió tranquilamente algunas de las bayas y arrojó el resto al cráter. Luego, abrió su Biblia y leyó en voz alta acerca del amor y la protección de Dios. Cuando tiró piedras adentro del cráter, la gente se encogió de miedo, esperando que la diosa se vengara. Pero, nada sucedió.
-Pele no es una diosa -le dijo a la gente-. Solo hay un Dios, el verdadero Dios del cielo.
Mientras Kapiolani hablaba del Dios que había llegado a conocer y a amar, la gente la escuchó asombrada. Enseguida se unieron a ella en oración y cantando alabanzas a Dios.
Muchas personas se enteraron de lo ocurrido, y pronto dejaron de adorar a sus muchos dioses y comenzaron a adorar al Dios del cielo. Kapiolani tenía "razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

VIVIR EN LA POSGUERRA


Este es el pacto que haré con ellos después de aquel tiempo —dice el Señor—: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente. Hebreos 10:16.

Es impresionante ver cómo actúan algunas personas que han vivido una guerra. Cualquier sonido, olor o visión, puede hacer revivir en ellas recuerdos traumáticos de dicha experiencia, como si de una palanca se tratase.
Recuerdo a una dama, sobreviviente de un conflicto bélico. Aunque la guerra en su país había terminado hacía mucho tiempo, siempre tenía los cuidados que había adquirido durante los días de conflicto. En un mueble especial de su casa guardaba víveres, botellas de agua, un pequeño botiquín, y cuando llovía solía recoger el agua de lluvia. En realidad, al platicar con ella, pude darme cuenta de que hacer aquellas cosas le daba cierta seguridad. Pensar en infortunios y catástrofes se había trasformado en un hábito adquirido en medio de las atrocidades de una guerra. Ahora sabe que es un hábito que debe cambiar y está haciendo esfuerzos intencionados para lograr liberarse de él.
En la vida cristiana suelen suceder situaciones semejantes. Cuando conocemos a Cristo nuestra vida es renovada. Motivos diferentes y nuevas expectativas surgen en la mente y el corazón, y hay una disposición a vivir una existencia diferente con la ayuda de Dios. Sin embargo, habituados a una existencia de constantes trasgresiones a las leyes de Dios, miramos hacia atrás; nos reencontramos con las viejas costumbres y sentimos que nunca podremos deshacernos de las ataduras del pecado.
Gracias a Dios porque sabemos que esto no es así. La guerra con Satanás seguramente deja secuelas en la vida, sin embargo, al entrar en compañerismo con Cristo, el enemigo es derrotado y el Hijo de Dios se hace cargo de nosotras, cambiando nuestras tendencias pecaminosas por motivos santificados.
Ahora ya no somos gobernadas por la ley de la muerte, sino por la ley de la vida en Cristo Jesús. Así dijo el apóstol Pablo: «Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte» (Rom. 8:1-2).
Amiga, cuando los fantasmas de tu vida pasada pecaminosa se asomen a tu presente, recuerda que ahora vives en el poder del Espíritu de Dios, y seguro que saldrás vencedora.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

BUSCA LA UTILIDAD, NO LA FAMA


No te jactes de ti mismo; que sean otros los que te alaben (Proverbios 27:2).

Walter Riso, en su libro, Aprendiendo a quererse a sí mismo, dice: «Una de las características más determinantes y distintivas de los seres humanos, es, sin lugar a dudas, la capacidad de reflexionar sobre uno mismo. Más aún, poseemos el don de ser conscientes de nuestra propia conciencia». Luego agrega algo extraordinario: «El autoelogio es una manera de hablarte positivamente. Es una forma de contemplarte y de reconocer tus actuaciones adecuadas. No hace falta, ni es necesario, que lo digas en voz alta ni el público; serías sancionado y duramente criticado».
Seguramente Isaac Newton había leído el consejo de Salomón, porque lo seguía al pie de la letra. Newton tenía una mente tan poderosa, que uno de sus biógrafos dice que era amo y al mismo tiempo esclavo de ella.
Cuando, en una subasta, John Maynard Keynes compró un cajón lleno de papeles de Newton, se sorprendió al encontrarlo lleno de notas sobre alquimia, las profecías bíblicas y la reconstrucción de los planos del templo de Jerusalén basado en textos hebreos. Tan sorprendido quedó, que dijo: «Newton no fue la primera figura de la edad de la razón, fue el último de los magos, el último de los babilonios y los sumerios».
Cuando Newton decidió oponerse a la descripción algebraica que hizo Descartes del movimiento, necesitó elaborar una dinámica escrita de forma alternativa al álgebra. Pero como todavía no era matemáticamente factible, inventó una nueva rama de las matemáticas, el cálculo infinitesimal. Era geometría en movimiento. Las parábolas e hipérbolas que Newton trazó en papel podían analizarse como un punto en movimiento.
Pero durante veinticinco años no quiso publicarlo. La razón es que tenía miedo de que la publicación lo hiciera famoso y, entonces, la fama limitara su vida privada. En 1670 dijo en una carta: «No veo qué hay de deseable en la estima pública, si yo pudiera adquirirla y mantenerla. Quizás aumentaría mis relaciones, que es precisamente lo que quiero evitar».
No busques la fama. En vez de eso, procura ser útil. Ponte como objetivo hacer lo mejor en tu círculo de amigos, no para que te reconozcan sino para ser más útil. Cuanto mayor es la persona, menos procura el reconocimiento humano. Dos ejemplos son buenos, pero con uno basta: Isaac Newton y, antes, Jesús de Nazaret.
Cuan sabias son estas palabras: «No te jactes de ti mismo; que sean otros los que te alaben».

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

CRISTO CONECTA EL CIELO CON LA TIERRA


Como el Padre me mandó, así hago. Juan 14:31.

Los que han experimentado la bendición de Dios debieran ser las personas más agradecidas.
Debieran enviar hasta Dios palabras de acción de gracias porque Cristo vino en semejanza de carne de pecado, revistiendo su divinidad con humanidad para poder mostrar al mundo la perfección de Dios en su propio carácter. Vino a representar a Dios, no como un juez severo, sino como un padre amoroso...
El Señor Jesús es un ejemplo en todo. Por las obras que hizo dejó claro que él estaba en concilio con el Padre, y que en todas sus acciones él cumplía los propósitos eternos de Dios. En espíritu, en obras, en toda su historia terrenal, él reveló la mente y el designio de Dios para sus herederos entre la humanidad. En su obediencia a la ley de Dios, ejemplificó en su naturaleza humana el hecho de que la ley es una transcripción de la perfección divina. En el don de Cristo al mundo, Dios quería sorprender a los hombres y las mujeres caídos con una manifestación maravillosa de su gran amor con que nos ha amado; pero aunque deseaba que todos vinieran al arrepentimiento, la declaración no dejaba de expresar su carácter; él de ninguna manera iba a exonerar al culpable. Si él hubiera consentido en lo más mínimo al pecado, su trono se habría corrompido...
Todos los que reciben a Jesús como su Salvador personal también reciben la protección celestial y la luz celestial, porque los ángeles de Dios son enviados a ministrar a los que serán los herederos de salvación. La representación dada a Jacob de una escalera cuya base reposaba sobre la tierra y cuyo extremo alcanzaba el trono de Dios, por la cual ascendían y descendían los ángeles del cielo, es una representación del plan de salvación. Si la escalera dejaba de conectarse con la tierra por una mera pulgada, la conexión entre la tierra y el cielo se habría roto, y todo se habría perdido irremediablemente. Pero la escalera está firmemente plantada sobre la tierra, para que el cielo pueda conectarse con la tierra y la familia humana caída sea redimida y rescatada. Cristo es la escalera que Jacob vio, cuya base está sobre la tierra y cuyo peldaño de más arriba alcanza el trono de Dios... Por medio de Cristo, las inteligencias celestiales pueden comunicarse con los agentes humanos.— Signs of the Times, 11 de abril de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White