jueves, 10 de enero de 2013

EL PROYECTO DE GREG


Lugar: Virginia EE. UU. 
Palabra de Dios: 1 Timoteo 6:18.

-Greg, alguien dejó otro paquete para ti -le dijo su mamá cuando regresó de la escuela.
Greg Abrió el paquete, para encontrar una pila de ropa interior que agregó a su colección cada vez más grande. Según sus cálculos, tenía más de 1.300 pares.
Ropa interior no era lo único que estaba juntando. También había recibido 96 cepillos de dientes, 59 pares de chancletas, casi 100 pares de zapatillas, cuatro miniequipos de audio portátiles, y otros ítems misceláneos.
¿Qué se suponía que tenía que hacer un adolescente con todas estas cosas? ¿Por qué le estaban enviando estas cosas, en primer lugar? Todo había comenzado con la decisión de Greg de ayudar a los soldados hospitalizados. Deseaba enviarles cosas que pudieran necesitar. Cuando las personas se enteraron de su proyecto, decidieron hacer donaciones. Y por eso Greg recibió tanta ropa interior, cepillos de dientes, zapatillas y otras cosas.
Mientras metía todo en cajas, Greg pensó en los soldados que estaban heridos y lejos de casa. Esperaba que las provisiones les fueran de utilidad. Al final, Greg envió un total de 71 cajas.
¿Por qué lo hizo? No fue porque deseaba que su nombre saliera en el periódico. O porque esperara que los demás le dijeran que era una gran persona. No, solamente deseaba ayudar de alguna manera. Y terminó haciendo más de lo que había esperado: 71 cajas para ayudar a los soldados en necesidad.
¿Qué puedes hacer para ayudar a otros? ¿Qué puedes hacer para suplir las necesidades de los demás? "Que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LLAMADA EN MEDIO DE LOS QUEHACERES


«Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí». Mateo 25:40

Tengo la convicción de que toda mujer que ama a Dios desea prestarle un servicio de excelencia. Pero también sé que muchas creen que, en medio de las faenas domésticas, no es posible llevarlo a cabo. Consideramos nuestras labores poco trascendentes, sencillas y de escaso valor. Pensamos que la educación de los hijos, el cuidado del hogar y la conducción de una familia son tareas de poca monta, y no nos sentimos eficientes en la obra de Dios. Sin embargo, la vida sencilla de algunas mujeres de Dios nos dicen lo contrario. Mientras realizaban sus deberes ordinarios, fueron llamadas por él.
María era una sencilla aldeana con una vida común y corriente, y Dios la llamó para ser la madre del Salvador. No era una mujer de mundo, no pertenecía a una familia de clase alta; era sencillamente una muchacha que tal vez ocupaba sus días con el trabajo doméstico. Lo que la hizo apta para el llamamiento fue la entrega total de su voluntad a la de Dios, por eso fue capaz de decir: «Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho» (Luc. 1:38).
Pensemos en Dorcas, «la costurera de los pobres». La Biblia la define como una mujer que «se esmeraba en hacer buenas obras» (Hech. 9:36). Sus credenciales la acreditaban como una mujer que daba limosnas y cosía ropa para los desamparados. ¡Eso era todo! Una tarea aparentemente sencilla, sin embargo, fue tan grande su ministerio que su historia quedó registrada en el Libro de Dios. Cuando el Señor la llamó, la encontró con una aguja y un trozo de tela en las manos... ¡Nada más!
¿Dónde estás tú? ¿Velando la cuna de tu pequeño? ¿En la cocina, preparando los alimentos para tu familia? ¿Inclinada sobre el lavadero para lavar la ropa de tus seres queridos? ¿Con una escoba en la mano y procurando hacer de tu hogar un lugar agradable? Quiero decirte que es ahí, donde estás ahora mismo, donde Dios te usará.
Realiza tus deberes con responsabilidad, pues muy pronto, cuando Jesús venga, te será revelada la magnitud y el alcance de tu obra, aunque ahora la veas como algo insignificante. Solamente sigue el consejo divino: «Todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño» (Ecl. 9:10).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

CONSPIRACIÓN CONTRA LA VERDAD


Por la rebeldía de nuestro pueblo, su ejército echó por tierra la verdad y quitó el sacrificio diario. En fin, ese cuerno hizo y deshizo (Daniel 8:12).

Cuando uno analiza las cosas a la luz de la Palabra de Dios, comprende que en el mundo hay una conspiración contra la verdad. Es evidente que la conspiración contra la verdad en las cuestiones espirituales es alarmante. Pero también podríamos decir que hay una conspiración contra la verdad en todas las manifestaciones de la realidad. Por ejemplo, la naturaleza ha sido objeto de las más profundas reflexiones de parte de brillantes pensadores. Nada hay más cercano y terrible que la naturaleza para los seres humanos desde el principio de los tiempos.
La verdad con respecto a la naturaleza también fue echada por tierra. Durante mucho tiempo los antiguos pobladores del planeta creyeron que la Tierra era plana y que era el centro del universo. Los universos de Eudoxo, Aristóteles y Ptolomeo eran pequeños. Creían que los objetos celestes eran de escaso tamaño y estaban al alcance de la mano. Heráclito y Lucrecio pensaban que el Sol tenía más o menos el tamaño de un escudo, y Anaxágoras, el atomista, fue desterrado por impiedad cuando conjeturó que el astro rey podía ser mayor que el Peloponeso.
Los griegos tenían muchas ideas erróneas porque desconocían el concepto de fuerza gravitatoria y muchas leyes físicas que no se descubrieron hasta los días de Isaac Newton. Pero lo asombroso no es que los griegos percibieran el universo en términos geométricos, pues tenían una comprensión aún limitada de la física y la astronomía. Lo asombroso es que no todos lo concibieran así.
La gran excepción fue Aristarco de Samos, que creía en una cosmología heliocéntrica y se adelantó a Nicolás Copérnico unos 1,700 años. Se sabe que, si bien sus métodos eran correctos, sus cálculos cuantitativamente no lo fueron. Como dice el profesor Timothy Ferris en su libro La aventura del universo: «Si el mundo lo hubiese escuchado, hoy hablaríamos de una revolución aristarquiana en vez de una revolución copernicana en la ciencia, y la cosmología habría podido ahorrarse un milenio de errores. En cambio, la obra de Aristarco fue casi olvidada; el babilonio Seleuco defendió el sistema de Aristarco un siglo más tarde, pero parece haber estado solo en su entusiasmo por él. Luego llegó el triunfo del universo contraído y geocéntrico de Ptolomeo, y el mundo se detuvo» (3a ed., Barcelona: Crítica, 2009, p. 39).
¿Por qué no escuchó el mundo a Aristarco? Su libro se perdió y lo conocemos solamente porque Arquímedes lo mencionó y lo defendió en el año 212 a. C.
La verdadera ciencia siempre nos conducirá hacia el Dios de la naturaleza. Respeta a Dios, su verdad y su pueblo. Pero también respeta la verdad de la naturaleza. No olvides que hay una conspiración contra la verdad.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EJEMPLOS DESTACADOS DE ORACIÓN


Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. Juan 15:7.

La oración es el medio para obtener bendiciones que no recibiríamos de otro modo. Los patriarcas eran hombres de oración, y Dios hizo grandes cosas para ellos. Cuando Jacob dejó la casa de su padre para ir a una tierra extraña, oró en contrición humilde, y en las horas de la noche el Señor le respondió por medio de una visión. Vio una escalera, brillante e iluminada; su base reposaba en la tierra, y su peldaño más alto alcanzaba el cielo más alto... Después, mientras regresaba a la casa de su padre, luchó con el Hijo de Dios toda la noche, hasta el amanecer, y prevaleció. Se le dio la seguridad: "No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido" (Gen. 32:28).
José oró, y fue preservado del pecado en medio de influencias que habían sido calculadas para apartarlo de Dios. Cuando fue tentado a dejar el camino de la pureza y la rectitud, dijo: "¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?" (Gen. 39:9).
Moisés, quien oraba mucho, era conocido como el hombre más manso sobre la faz de la tierra. Por su mansedumbre y humildad fue honrado por Dios, y cumplió con fidelidad las responsabilidades elevadas, nobles y sagradas que se le habían confiado. Mientras conducía a los hijos de Israel por el desierto, vez tras vez parecía que serían exterminados por causa de sus murmuraciones y rebelión. Pero Moisés fue a la Fuente misma de poder; colocó el caso ante el Señor...
Daniel era un hombre de oración, y Dios le dio sabiduría y firmeza para resistir cada influencia que conspiraba para atraerlo a la trampa de la intemperancia. Incluso en su juventud fue un gigante moral en la fortaleza del Poderoso...
En la prisión de Filipos, mientras sufrían por los crueles latigazos recibidos, Pablo y Silas oraron y cantaron alabanzas a Dios, y los ángeles fueron enviados del cielo para librarlos. La tierra tembló bajo los pasos de estos mensajeros celestiales, y las puertas de la prisión se abrieron súbitamente y dejaron libres a los prisioneros... Debiéramos continuamente ir disminuyendo la dependencia terrenal, e ir aferrándonos del cielo.— Signs of the Times, 14 de agosto de 1884.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White