sábado, 1 de diciembre de 2012

FUERZA PARA DECIDIR


«Renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas» (Hebreos 12:12).

Parece increíble, pero ya casi llevamos un año en esta aventura. Solo nos queda un mes por recorrer. Tú y yo hemos hecho exactamente lo que el versículo de hoy recomienda. Nuestras caminatas diarias nos han ayudado a fortalecer nuestras manos y nuestras rodillas. También hemos fortalecido nuestras piernas, nuestros corazones y nuestras mentes. Qué agradecidos debemos estar de que Jesús tenga toda la fortaleza espiritual que necesitamos.
Pero, ¿por qué hemos hecho todo este ejercicio? ¿Por qué hemos invertido todo este tiempo en aprender de Dios y en ejercitar nuestros cuerpos y nuestras mentes? Porque necesitamos estar fuertes para tomar buenas decisiones. En la vida tendrás que tomar muchas decisiones. Cada día tendrás que tomar la decisión de dejar que Jesús entre en tu corazón. Habrá momentos en que algunas personas te pedirán que hagas cosas que sabes que son indebidas. En esos momentos tendrás que tomar la decisión de decir que no. Para tomar las decisiones correctas deberás ser fuerte, y para eso es que hemos practicado todo este ejercicio espiritual este año.
Cuando tomas la decisión de actuar correctamente algo maravilloso ocurre: Jesús te da el poder de actuar correctamente. Así que aférrate a Jesús, que él fortalecerá todos los músculos que necesitas para tomar las decisiones correctas en tu aventura por esta tierra.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

EL PODER DE ELEGIR


Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. 1 Corintios 10:31. 

Mi padre siempre fue una persona inquisitiva y reflexiva. Desde muy joven se preocupaba por vivir en forma saludable, tanto física como espiritualmente. En su tiempo libre leía libros y artículos de filosofía oriental y de salud. Se ejercitaba a diario y estimulaba a mi madre para que cocinara utilizando productos de origen vegetal. Mis padres decidieron proveernos la mejor educación y una buena alimentación. Cada dos o tres semanas se trasladaban a las afueras de la ciudad de Monterrey, México, para adquirir de los agricultores productos no procesados y libres de pesticidas.
Mi madre cubría dos turnos como maestra de escuela primaria. A pesar de que tenía poco tiempo libre se encargaba de hervir la leche, de hacer queso y de lavar y desinfectar los huevos y las verduras y hortalizas. Un día, mi padre se enteró de que la Universidad Autónoma de Nuevo León tenía una planta de lácteos donde vendían leche y otros productos lácteos semiprocesados.
El encargado de aquella planta se dio cuenta del interés que tenía mi padre en el tema de la alimentación y le comentó que era miembro de la Iglesia Adventista, donde había muchas personas vegetarianas. Además le dijo que también se ofrecían clases de cocina vegetariana y charlas sobre salud y alimentación. Mi padre se interesó en el acto y, muy entusiasmado, se lo comunicó a mi madre. Juntos comenzaron a asistir a los seminarios de salud y a las clases de cocina vegetariana. Muy pronto se inició un ciclo de conferencias evangelizadoras, al final de las cuales mis padres entregaron sus vidas al Señor.
«La salud del cuerpo debe considerarse como esencial para el crecimiento en la gracia y la adquisición de un carácter templado. Si no se cuida debidamente el estómago, será estorbada la formación de un carácter moral íntegro» (Consejos sobre alimentación, cap. 23, §. 719, p. 345).
Hasta el día de hoy sigo siendo vegetariana y le doy gracias a Dios porque la alimentación fue el medio por el cual mis padres conocieron al Señor y vinieron a su rediI.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Lilian Cavazos 

GIGO


Que nadie sea inmoral ni profano como Esaú. Hebreos 12:16NVI

Si conoces el mundo de la computación, muy probablemente hayas escuchado mencionar el término GIGO. Se trata de un acrónimo, en inglés: «Garbage in, Garbage out» (Basura que entra, basura que sale).
GIGO es una regla de la computación que establece que la calidad del producto que obtienes de un programa depende de la calidad de la información que le suministras. Si alimentas la computadora con basura, ¿qué otra cosa obtendrás, si no basura?
Nada para sorprenderse. Como tampoco sorprende saber que si solamente entra basura a la mente, de ella solo saldrá basura. Ya lo dijo el mismo Señor Jesús: «De lo que abunda en el corazón, habla la boca» (Mat. 12:34).
¿Y qué tiene que ver todo esto con la lectura bíblica para hoy, la cual nos habla de Esaú, el hijo de Jacob? Tenemos que buscar la respuesta en el significado de la palabra profano: mundanal, secular, irreverente. Esto no nos dice mucho. Pero si investigas el significado original de profano encontrarás que es una palabra compuesta: pro- (fuera de), fanum (templo). Es decir, «fuera del templo».
Por otra parte, la raíz griega de profano se asocia con «umbral»: el piso o escalón, debajo del dintel, que la gente pisa al entrar y salir de una casa. Ese significado de profano, unido al anterior («fuera del templo») sugiere una persona cuya mente está desprotegida, de modo que se puede entrar o salir sin que nada lo impida.
¡Qué imagen tan apropiada de lo que no debería ocurrir en nuestra vida! En mente de la persona profana es como una ciudad desprotegida, por donde se puede entrar y salir sin control alguno. Es el tipo de persona que se sienta frente a la pantalla de su computadora para navegar por Internet, o frente al televisor, sin ningún control sobre las imágenes que tendrán acceso a su mente. O se rodea de amigos cuyas bocas son comparables a las cloacas de las grandes ciudades.
Padre mío, ayúdame a proteger mí mente de modo que soto entre información que glorifique tu nombre.
Digámoslo de frente, sin rodeos: al final del día serás mejor o peor persona dependiendo de lo que permitas que ingrese a tu mente. Mientras la mente del mundano solo se dedica a reciclar basura; la del cristiano, solamente lo que es verdadero, lo recto, lo puro (ver Fil. 4:8).
¿Cómo saber si somos profanos o cristianos? GIGO nos da la respuesta: Todo depende de lo que entre a nuestra mente.

Padre mío, ayúdame a proteger mi mente de modo que solo entre información que glorifique tu nombre.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

LUZ DE VIDA


«Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana» (Apocalipsis 22: 16).

Cuando el sol se levanta por el oeste no tiene el brillo ardiente del mediodía, sino que se asoma por el horizonte con una luz mortecina que aumenta paulatinamente. Así vino Jesús: primero, en Belén, discretamente; pero aumentando día tras día.
Cuando sale el Sol los pajarillos cantan con alegría. Dios hizo que esa gran bola de fuego se levantara con tanta suavidad que no asustara a ningún gorrión. Tampoco se asustan las flores del campo porque el gran sol vaya a inundar el cielo. Todas ellas abren sus cálices para beber la luz dorada y, así, recuperar la lozanía.
Lo mismo sucede cuando Jesús brilla en el corazón. Es así de sencillo y discreto. Que Jesús habite el corazón significa que ya no hay oscuridad. Cuando Jesús entra en el corazón, expulsa la oscuridad de la ignorancia, la tristeza, el miedo y la desesperación. «Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo» (2 Cor. 4:6).
«Es privilegio y deber de todo cristiano tener grande y bendita experiencia de las cosas de Dios. "Yo soy la luz del mundo", dice Jesús, "el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida" (Juan 8:12). "La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Prov. 4:18). Cada paso que se da en fe y obediencia pone al alma en relación más íntima con la luz del mundo, en quien "no hay ningunas tinieblas". Los rayos luminosos del Sol de Justicia brillan sobre los siervos de Dios, y estos deben reflejarlos. Así como las estrellas nos hablan de una gran luz en el cielo, con cuya gloria resplandece, así también los cristianos deben mostrar que hay en el trono del universo un Dios cuyo carácter es digno de alabanza e imitación» (El conflicto de los siglos, cap. 28, p. 468).
En este mundo quizá tengamos que andar por el valle de sombra de muerte. Pero en el Padre de las luces, «no hay mudanza, ni sombra de variación» (Sant. 1:17). Lleve con usted la luz de Jesús.  Basado en Juan 12:46.

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill