sábado, 13 de octubre de 2012

DERRAMA TU PERFUME


«Jesús había ido a Betania, a casa de Simón, al que llamaban el leproso. Mientras estaba sentado a la mesa, llegó una mujer que llevaba un frasco de alabastro lleno de perfume de nardo puro, de mucho valor. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús» (Marcos 14:3).

El versículo de hoy es casi exacto al que leímos el 4 de octubre. Déjame explicarte algo sobre los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Descubrirás que a veces en ellos se cuentan las mismas historias. ¿Por qué hicieron eso? Te explico: a pesar de que tanto Mateo como Marcos cuentan la historia de la mujer que derramó perfume sobre la cabeza de Jesús, hay algunas diferencias en sus historias. Por ejemplo: Mateo no nos dice la clase de perfume que la mujer usó, pero Marcos sí. Él dice que era nardo, y gracias a eso hoy aprenderemos una lección diferente de la misma historia.
El nardo es un perfume dulce y fuerte extraído de plantas que crecen en las montañas del norte de la India, y es muy difícil de conseguir.  La historia de hoy ocurrió en Israel. Imagina: no solo alguien tuvo que ir a las montañas de la India a buscar la planta, sino que después de hacer el perfume tuvo que viajar hasta Israel. ¡No me extraña que fuera tan costoso!
Jesús tuvo que viajar desde el cielo hasta la tierra por nosotros. Fue un viaje largo y difícil. Al final de su viaje, unos hombres crueles lo crucificaron. Cuando te sientas tentado a quejarte por las cosas difíciles que a veces te toca hacer, recuerda el viaje que Jesús hizo por ti. Así tu vida no te parecerá tan difícil.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

LA SOLEDAD PUEDE SER TU AMIGA


Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides. (Deuteronomio 31:8)

Para algunas de nosotras, la soledad es un estado aterrador que se debe evitar a toda costa. Estar a solas significa tener un encuentro con nosotras mismas y muchas veces esto nos pone frente a una realidad a la que tememos. La soledad es para muchas un juez cruel que acusa y condena. Otras veces se transforma en un verdugo implacable que castiga. Sin embargo, para muchas personas la soledad es una invitación a la reflexión profunda, al análisis interno, y deja como resultado una sensación de paz y tranquilidad.
¿Cómo reaccionas ante la soledad? Al hablar de soledad me refiero a aquellos momentos que todas vivimos, cuando los hijos y el esposo se van por la mañana y nosotras nos quedamos en casa, solas frente a las tareas que dejan otros tras un desayuno apresurado. Tal vez tu hogar esté vacío, porque tus hijos lo han dejado para formar su propio nido. Quizá nos dediquemos a revisar una a una las habitaciones vacías de los que allí estuvieron. A lo mejor tu esposo descansa hasta el día de la resurrección. ¿Es para ti la soledad un verdugo cruel, o acaso un aliado en la batalla de la vida? Sea cual sea la situación que estés viviendo, Dios te ofrece recursos ilimitados para que hagas de la soledad un tiempo de enriquecimiento personal y de crecimiento en Cristo Jesús.
Querida amiga, si la soledad se ha transformado en la compañera permanente de tu vida, ¡no la temas! Haz de ella tu aliada, tu amiga, tu confidente. ¡Que sea ella la puerta para una amistad más estrecha y exquisita con tu amigo Jesús! A solas podrás recibir las caricias del cielo y el abrazo de Dios. El atento oído del Eterno está presente para escucharte. Es a solas como tus labios se pueden abrir implorando misericordia; asimismo, tus ojos podrán deleitarse en la lectura de textos enriquecedores.
La próxima vez que estés «a solas con la soledad» no te abatas, da gracias a Dios por ella; porque en soledad también puedes acercarte más a tu Señor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Erna Alvarado de Gómez

AGENTES DEL BIEN O DEL MAL


Por lo tanto, despójense de toda clase de maldad, todo engaño, hipocresía y envidia. 1 Pedro 2:1

Naamán era el jefe del ejército sirio. Era un hombre «muy estimado y favorecido por su rey» (2 Rey, 5:1), pero era leproso. Cierto día una jovencita judía que trabajaba como sierva en casa de Naamán le sugirió que visitara al profeta Elíseo para que lo sanara. Sin mucho entusiasmo, el soldado escuchó la sugerencia de la joven sierva y partió en busca del profeta. Dice el relato bíblico que Naamán sanó milagrosamente de su lepra después de lavarse siete veces en el río Jordán (ver 2 Rey. 5).
Agradecido a Elíseo por haberlo sanado de su lepra, Naamán quiso darle unos costosos regalos al profeta. Pero Elíseo no los aceptó. Giezi, el joven siervo de Elíseo, no podía creer que su maestro rechazara semejante oferta. Inmediatamente tomó su decisión: «Mi señor ha dejado ir a Naamán el sirio sin aceptar nada de lo que él trajo. Juro por el Señor que voy a seguirlo rápidamente, a ver qué puedo conseguir de él» (2 Rey. 5:20).
Cuando alcanzó al sirio, Giezi inventó una mentira para que Naamán le diera los regalos. Luego regresó a casa de Elíseo, como si nada hubiera pasado. El profeta le preguntó dónde había estado, y Giezi intentó salirse del aprieto con otra mentira. Como castigo, la lepra de Naamán se le pasó a él y a su descendencia ¡para siempre! (vers. 27).
¡Pobre Giezi! Murió leproso, por ambicioso y por mentiroso. Y pensar que tuvo tantas ventajas a su favor, incluyendo el privilegio de servir a un profeta de Dios y de presenciar varios de sus milagros. Pero vendió su primogenitura por un plato de lentejas.
¡Cuan diferente la actitud de la jovencita que servía en casa de Naamán! Ella también era sierva, y aunque no disfrutaba de los mismos privilegios de Giezi, fue gracias a su fe en Dios y a su testimonio que Naamán y su familia conocieron al Dios verdadero.
Giezi sembró ambición y cosechó maldición. La jovencita judía sembró fe y cosechó bendición. ¿Qué sembrarás tú?
Hoy tu testimonio beneficiará o perjudicará a otra persona. Hoy estarás en el centro de la batalla entre el bien y el mal. Y le tocará a ti decidir de qué lado le colocarás.
Amado Padre celestial, ayúdame a ser un instrumento de bendición.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

ORE CON ALGUIEN


Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mateo 18:20)

No hay duda de que, cuando de la oración se trata, en el número está la fuerza. ¿Pero hace falta mucha gente orando para convencer a Dios de que haga lo correcto? Además de ser útil para desarrollar una relación personal y única con Dios, la oración también fue instituida para fomentar la vida comunitaria.
En última instancia, la oración pública tiene como fin llevarnos a la unidad. Antes de llevar a sus discípulos al Getsemaní, Jesús oró «para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad» (Juan 17:21-23).

Vivimos en una sociedad centrada en el yo, Por supuesto que todos somos individuos únicos, pero parece que hemos escogido proteger y enfatizar las diferencias antes que aquello que tenemos en común. Desde el principio, el argumento de Satanás ha sido que la unidad del cielo inhibe el crecimiento personal y la autorrealización y que seguir la propia conveniencia es mucho más provechoso que trabajar para el bien común.
Hoy en día, incluso en la iglesia, se pone el énfasis en la diversidad. Aunque el intento de unirnos en la diferencia es una medida bien intencionada, el resultado es que en unos aspectos parece que está abriendo una brecha entre generaciones, sexos, razas y culturas.
Por supuesto que somos diferentes. Sin embargo, como las piezas de un rompecabezas encajan entre sí para formar un cuadro mayor, es preciso que nos veamos a nosotros mismos no como lo único que importa, sino como parte de una realidad mayor: la familia de Dios. Aunque nunca llegaremos a vernos cara a cara en todos los aspectos, es preciso que lleguemos a la unidad a pesar de nuestras diferencias. Eso se consigue mediante la oración.
En el acto de reconocer una necesidad que usted o la iglesia pueda tener, y orar por ella, yo me uno a usted. «Nadie ora como es debido si solamente pide bendiciones para sí mismo» (El discurso maestro de Jesucristo, cap. 2, p. 90). Basado en Lucas 18: 1-8.

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

EL AMOR VIGILA


Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8).

Las relaciones poco saludables. No todos tienen lo necesario para ser buenos amigos. No todos los hombres con los que cazas y pescas hablan con prudencia en lo que se refiere a cuestiones del matrimonio. No todas las mujeres con las que te juntas a almorzar tienen una buena perspectiva con respecto al compromiso y las prioridades. A decir verdad, cualquier persona que socave tu matrimonio no merece recibir el título de "amigo". Y por cierto, debes estar siempre alerta y no permitir que las relaciones con el sexo opuesto en el trabajo, el gimnasio e incluso en la iglesia te alejen, en el ámbito emocional, de la persona a la que ya le diste tu corazón.
La vergüenza. Todos sienten algo de inferioridad y debilidad. Y como el matrimonio deja todo al descubierto tanto para ti como para tu cónyuge, es necesario que protejas la vulnerabilidad de tu esposo o esposa y nunca hables en forma negativa sobre tu cónyuge en público. Sus secretos son tus secretos (a menos, por supuesto, que presuman conductas destructivas que te pongan a ti, a tus hijos o a tu pareja en grave peligro). Por lo general, el amor esconde las fallas de los demás. Cubre su vergüenza. Los parásitos. Cuidado con los parásitos. Un parásito es cualquier ente que se te prenda a ti o a tu cónyuge y le quite la vida a tu matrimonio. En general, tienen la forma de alguna adicción, como los juegos de azar, las drogas o la pornografía. Prometen placer, pero crecen como una enfermedad y consumen más y más tus pensamientos, tu tiempo y tu dinero. Les roban tu lealtad y tu corazón a las personas a quienes amas. Los matrimonios casi nunca sobreviven si hay parásitos. Si amas a tu cónyuge, debes destruir cualquier adicción que tenga control sobre tu corazón. Si no lo haces, te destruirá.

Reflexión: CON LA AYUDA DE DIOS A PARTIR DE HOY VELARÉ POR LA PROTECCIÓN DE TODO LO QUE PUEDA DAÑAR MI RELACIÓN. ORA A DIOS PARA QUE PROTEJA A TU  FAMILIA DE LAS MALAS INFLUENCIAS QUE PERJUDIQUEN TU RELACIÓN.

Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur