sábado, 3 de marzo de 2012

MIRA… ¡SON ABEJAS!

«Los amorreos que vivían en aquellas montañas les salieron al encuentro y los persiguieron como abejas, y los vencieron por completo desde Seir hasta Horma» (Deuteronomio 1:44,NVI).

No hay nada más temible que un enjambre de abejas. Imagínate un montón de abejas persiguiéndote. Hoy vamos a explorar uno de los momentos más tristes de la historia de Israel. Por culpa de su desobediencia, los amorreos bajaron de las montañas como un enjambre de abejas y derrotaron a Israel en la batalla. ¡Duele solo oírlo!
¿Alguna vez has visto un enjambre de abejas? No me estoy refiriendo a veinte o treinta abejas, sino a más de veinte mil o treinta mil. Cuando las abejas se juntan, lo hacen en serio. Una de las funciones de un enjambre de abejas es proteger a su reina. Ella es la líder, la que comenzara una nueva colonia. Si has visto un enjambre de abejas, quizá abras notado que la reina está en el medio.
Cuando Jesús venga otra vez parecerá como un pequeño enjambre de abejas, pero no habrá abejas rodeándolo, sino ángeles. Estos ángeles cantaran de alegría porque tú y yo finalmente iremos al cielo con ellos. Yo huiría de un enjambre de abejas, pero me acercaría corriendo al enjambre celestial. ¿Vas a correr conmigo?

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

PARA EMPEZAR EL DÍA

Y habiendo tornado alimento, recobró las fuerzas (Hechos 9:19).

¿Te sientes deprimida o malhumorada? Buscas la motivación en algo, o en alguien? Quizás te sientas así porque te estés alimentando mal. Nuestra mente y nuestro estado de ánimo son afectados por lo que comemos y por cuando comemos. Se afirma que lo que comemos podría determinar que estemos tristes, irritables, atentos, tranquilos o somnolientos. La llegada de nutrientes al cerebro es muy importante y depende de una buena circulación sanguínea.
Los alimentos condicionan la producción de neurotransmisores. Para que la misma alcance un nivel óptimo necesitamos suficiente triptófano, que es un aminoácido esencial en la formación de dopamina y noradrenalina. Nuestras personalidades equivalen a la suma de toda una sinfonía de reacciones químicas que tiene lugar en el cerebro, algo que representa el total de la actividad neurotransmisora. Debemos tomar en cuenta que dichos compuestos neurotransmisores pueden influir en el estado de ánimo y en nuestra conducta.
Si eliges los alimentos equivocados, o si pasas por alto alguna comida, podrías aumentar tu propensión a sufrir estrés. Las consecuencias se reflejaran en todos los aspectos emocionales de tu vida. El ciclo del apetito se altera cuando omitimos comidas, comemos de manera irregular o tenemos hábitos alimentarios demasiado estrictos. Uno de los resultados es que el péndulo oscilara de la abstinencia al abuso de la comida, y eso fácilmente puede llevar a la depresión, a la irritabilidad y a la fatiga.
Una buena noticia es que ingerir los alimentos correctos en el momento apropiado inclinara la balanza a favor de una química cerebral equilibrada. Esto dará como resultado un estado de ánimo más positivo y estable. Muchas veces es todo lo que se necesita para recuperar un espíritu apacible, alegre y optimista.
Comienza bien tu día consumiendo frutas y alimentos no procesados. La vitamina B12, el zinc, el magnesio y el hierro, estimulan el flujo y la producción de neurotransmisores. La avena, el pan de centeno, las lentejas, los pimentones rojos y los aguacates contribuyen a que tengamos una actitud positiva y una mente serena.
Recuerda que un estilo de vida saludable es imprescindible para alcanzar la felicidad. ¿Qué piensas hacer para lograrlo?

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Blanca Dalia R. de Góngora.

LE COSTÓ LA CORONA

No te avergüences, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor. 2 Timoteo 1:8.

Carrie era la gran favorita para ganar la corona en el concurso Señorita Estados 2009. Pero cuando todo parecía apuntar en esa dirección, la pregunta de Pérez Hilton, uno de los jueces, cambio por completo la situación.
—Hace poco —dijo Pérez Hilton— Vermont se constituyó en el cuarto estado en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Crees tú que cada estado debería hacer lo mismo?
Pregunta cargada de dinamita. Carrie sabe que su respuesta le puede costar la corona. ¿Dirá al juez lo que él quiere escuchar, o será fiel a sus convicciones?
Yo creo que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer —respondió Carrie—. No es mi deseo ofender a nadie, pero así fui criada y así creo que debe ser: entre un hombre y una mujer.
Apenas Carrie concluyo, se escucharon los abucheos. El concurso siguió adelante, pero Carrie Prejean, representante de California, sabía que para ella el evento había terminado. El mismo juez que le hizo la pregunta comento después de finalizar la competencia: «Perdió por esa pregunta. Su respuesta ofendió a millones de homosexuales y lesbianas en los Estados Unidos» (www.abcnews.go.com; 20 de abril de 2009).
Ahora bien, ¿no podría haber dado Carrie una respuesta que no la compromeriera? Por ejemplo: «Este es un tema muy delicado. Creo que cada individuo tiene que decidir qué es lo mejor. A fin de cuentas, lo más importante es el amor».
¿Podría haberlo hecho? Permitamos que ella misma responda: «Mi respuesta me costó la corona [...]. Pero dije lo que pienso. Exprese la opinión que le hace honor a lo que soy y eso es todo lo que puedo hacer. [...]. Aprendí desde pequeña a no negociar jamás mis convicciones ni mis opiniones, por nada del mundo».
Es decir, no podía dar la respuesta complaciente, porque al hacerlo habría negado la esencia de su individualidad; sus convicciones. Y para Corrie esas convicciones no son negociables.
¡Que bueno es saber que todavía hay jóvenes de este calibre! Cuando lo que está de por medio tiene que ver con los principios, no hay nada en este mundo que los aparte de la senda del deber.
¡Eres tú también capaz de renunciar a la fama, al dinero y al poder para ser fiel a tus principios?

Ayúdame, Señor, a ser fiel a mis convicciones, no importa cuál sea el costo que tenga que pagar.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

NUESTRO PADRE CELESTIAL

«Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que lo temen» (Salmo103:13).

Es una lástima que, para algunos, la palabra «padre» pueda despertar sentimientos negativos. El diablo ha conseguido manchar y casi destruir por completo muchas de las cosas que, para la existencia humana, son preciosas y sagradas. Dios quiso que, aunque solo fuera en parte, pudiésemos entender nuestra relación con él a través de los vínculos familiares. Si en el hogar impera la Infelicidad, el concepto de Dios que pueda tener una persona estará distorsionado. Una familia disfuncional puede ser la causa de que aparezcan grandes obstáculos en nuestras relaciones, lo que nos impediría conocer y entender a Dios como nuestro Padre celestial.
A pesar de que, para muchos, su familia ha sido causa de grandes sufrimientos, Jesús enseña que al orar nos dirigimos al Padre que todos los hijos quisieran tener y que, de hecho, tenemos. Nuestro Padre celestial conoce cosas de nosotros que ni nosotros mismos llegamos a entender. Sabe que nos conviene y, si se lo permitimos, hará que todo nos ayude para bien. Eso no quiere decir que todo lo que nos sucede tenga que ser agradable; sino que, a pesar de todo, el acabara sacando algún bien de una situación adversa.
¿Qué pasa con la comunicación entre padres e hijos? Un estudio de la Universidad Cornell indica que los padres con niños en edad preescolar dedican un promedio diario de 37.7 segundos a tener contacto real con sus pequeños. En cambio, el estudio revelo que los niños ven televisión alrededor de 54 horas semanales. ¿Se puede conocer a alguien dedicándoles solo 37.7 segundos al día?
Cuando oramos, nuestro Padre celestial nos asegura de que él nos oye. Cada vez más, las grandes empresas automatizan sus servicios de atención al cliente. Se trata de llegar al extremo de poder llamar a una empresa, mantener una conversación , dar y recibir información... ¡sin que medie contacto humano alguno!
Es imposible que una voz nos diga: «Gracias por su llamada, que tenga un buen día» ¿Y de hecho habremos hablado con una computadora!
Cuando oramos a nuestro Padre, él nos oye. David dijo: «En la tarde, al amanecer y al medio día, oraré y clamare, y el oirá mi voz» (Sal. 55:17). (Basado en Mateo 6: 5-13).

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill