sábado, 11 de febrero de 2012

TU VERDADERA IDENTIDAD

«Y tendréis por inmundos a los siguientes animales que se mueven sobre la tierra: [...] el camaleón» (Levítico 11:29, 30, RV95).

Hoy exploraremos de nuevo Levítico 11:30. Dios llenó este pasaje con muchos animales. El animal de hoy es otro reptil conocido como camaleón. Este animal es sumamente curioso. Su secreto, y esto no se lo digas a nadie, es que puede cambiar de color. Si se para sobre una piedra marrón, se vuelve marrón. Si se para en una hoja verde, se vuelve verde. Si se para en un tronco gris, se vuelve gris. Dios le dio esta capacidad especial para que pudiera esconderse de otros animales que podrían comérselo.
Que el camaleón haga esto es fantástico, pero no así para nosotros. No estoy hablando de que nuestra piel pueda cambiar de color sino de mostrar diferentes caras ante las demás personas. Tú y yo debemos representar a Jesús en cualquier circunstancia. Aunque alguien se burle porque obedecemos a Dios, debemos estar siempre contentos de testificar para él.
No seas como el camaleón, que se adapta a su entorno a su conveniencia. Sé un hijo de Dios cada día y con quien estés. Un niño o niña que ama a Jesús y no tiene miedo de mostrar su verdadera identidad.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

NUNCA ESTARÁS SOLA

Dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportaría (1 Corintios 10:13).

Satanás desea que nos consideremos incompetentes, sin valor y abandonadas por Dios. Sin embargo no importa lo grave que sea la situación, la presencia de nuestro Padre Celestial no nos abandonará. Nunca estaremos solas.
¿Recuerdas que cuando nuestro Señor estuvo en la cruz lo rodeó una densa oscuridad? ¿Sabías que, aun en medio de aquella oscuridad, él no estuvo solo, sino que su Padre lo acompañaba? «En esa densa oscuridad, se ocultaba la presencia de Dios [...] y sus santos ángeles estaban a su lado. El Padre estaba con su Hijo. Sin embargo, su presencia no se reveló» (El Deseado de todas las gentes, cap. 78, p. 714). Amiga, ¿no es maravilloso saber que nuestros sentimientos y emociones no condicionan el amor, la presencia y la dirección de Dios? No importa cuántas experiencias negativas hayamos vivido, nuestra actitud ha de ser la misma de la escritora estadounidense Mary Gardiner Brainard: «Prefiero caminar con el Señor en la oscuridad, que sola en la luz».
Hace algún tiempo oí a un predicador decir que muchas veces Dios permite que nuestros sueños y ambiciones sean deshechos para que su perfecto plan se cumpla en nuestras vidas. Tengo que admitir que después de mudarnos a nuestro nuevo hogar, algunos de los sueños que al principio abrigué se han desbaratado. Aun así, reconozco que los planes de Dios para mi hogar son mejores que los que yo podría haber ideado. Es por ello que he decidido entregar al Señor el control de mi vida, sabiendo que a su debido tiempo él hará posible todo lo que sea mejor para mí.
¿Se han truncado algunos de tus sueños? ¿Acaso te sientes sola y con miedo? ¿Te parece que el peso que descansa sobre tus hombros es más grande que tus fuerzas? Entonces te invito a que nos sentemos a los pies de Jesús. Acudamos a él cada día, cada hora, cada instante que nos sintamos desfallecer. Él ha prometido consolarnos y sostenernos. Entrégale tus sueños y tus esperanzas y permite que él los convierta en algo hermoso. Recuerda su promesa: «No te desampararé ni te dejaré» (Heb. 13:5).
Descansa al saber que no importa lo que suceda en tu vida o la forma en que te sientas, ¡nunca estarás sola!

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Sherie Lynn Vela

EL RESTO DE LA HISTORIA

Confíen en el Señor su Dios, y se sentirán seguros; confíen en sus profetas, y todo les saldrá bien. 2 Crónicas 20-20

¿Y cómo terminó la historia de Nataniel Davis, el colportor con serios problemas del cual leímos ayer? Este joven estaba tan enredado en el pecado, que Dios no permitió que Elena G. de White hablara ante una congregación ¡porque él estaba en la plataforma como uno de los oficiantes!
Sin embargo, la historia no terminó ahí. Según relata Herbert E. Douglas, la Sra. White escribió una carta a Nathaniel Davis y le pidió al pastor Arthur Daniells, presidente de la Unión Australiana, que lo visitara y se la leyera. El pastor aceptó cumplir el pedido, sin imaginar lo que le esperaba.
Cuando llegó a la casa de Nathaniel Davis, el pastor Daniells comenzó a leer la carta, pero no pudo continuar porque notó que Nathaniel tenía en su mano un cuchillo y lo movía en actitud amenazante. Alarmado, el pastor sugirió a Nathaniel y a su esposa que se arrodillaran para orar.
A pesar del peligro que representaba cerrar los ojos en esas circunstancias, el pastor Daniells oró: «Dios, venimos a ti en el nombre todopoderoso de Jesús». Al escuchar la mención del nombre de Jesús, Nathaniel arrojó el cuchillo con violencia y comenzó a llorar. Cuando se levantaron, Nathaniel admitió que había estado en contacto con malos espíritus y que ya casi había decidido ser siervo del diablo.
Cuenta la Sra. White que entre las cartas de agradecimiento que recibió cuando dejó Australia estaba una escrita por Nathaniel Davis. En ella Nathaniel le decía:
«Es para mí un placer tener la posibilidad de expresar mi aprecio por la obra que Elena G. de White realiza, y mi gratitud al Padre celestial por los mensajes que envía a su pueblo por medio de ella [...]. Tengo sobradas razones para confiar en que la hermana White es una verdadera profetisa [...]. Pido al Dios de amor y de misericordia, de gracia y de verdad, que la guíe y la proteja hasta el fin» (Herbert E. Douglas, They Were There [Ellos estuvieron allí], pp. 74-75).
La historia de Nathaniel Davis, con su final feliz, es por cierto dramática. Pero la experiencia de este joven es solo una entre miles que muestran que «todo les saldrá bien» a quienes confíen en Dios y en sus profetas.
Señor Jesús, que la segura palabra profética ilumine mi camino hoy y siempre.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

VOSOTROS SOIS LA SAL

«Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis como debéis responder a cada uno»

Hace algún tiempo leí algo sobre la expedición terrestre que Lewis y Clark hicieron entre los años 1804 y 1806 de ida y vuelta a la costa del Pacífico, la primera en territorio de los Estados Unidos. Cuando, finalmente, la expedición llegó al océano Pacífico, descubrieron que casi habían agotado las reservas de sal. En la desembocadura del río Columbia no había barcos que pudieran abastecerlos para el camino de vuelta a casa. ¿Qué hacer? Sabían que, para regresar, tendrían que caminar. También sabían que no podían hacerlo sin sal. Así que se vieron obligados a pasar la mayor parte del invierno evaporando el agua del océano para obtener sal.
La sal es indispensable para la vida. Los tejidos de nuestro cuerpo contienen alrededor de un cuarto de kilo de sal. Regula el contenido de agua de nuestras células, a la vez que interviene en la contracción muscular, los impulsos nerviosos y los latidos del corazón. Sin tan vital sustancia padeceríamos convulsiones e incluso llegaríamos a morir (Nationai Geographic Magazine, septiembre de 1977, p. 381).

Del mismo modo que la sal es esencial para la salud del cuerpo, los cristianos somos esenciales para la vida espiritual del mundo que nos rodea.
Jesús dijo: «Vosotros sois la sal de la tierra». «Por medio de estas palabras de Cristo logramos tener una idea de lo que significa el valor de la influencia humana. Ha de obrar juntamente con la influencia de Cristo, para elevar donde Cristo eleva, para impartir principios correctos y para detener el progreso de la corrupción del mundo. Debe difundir la gracia que solo Cristo puede impartir. Debe elevar y endulzar las vidas y los caracteres de los demás, mediante el poder de un ejemplo puro unido a una fe ferviente y al amor. El pueblo de Dios ha de ejercer un poder reformador y preservador del mundo. Debe contrarrestar la influencia corruptora y destructora del mal» (La maravillosa gracia de Dios, p. 124)
Quizá se pregunte cómo es posible ser la sal de su entorno. «Dios abrirá el camino para que sus súbditos lleven a cabo actos abnegados en toda su relación con su prójimo, y en todas sus transacciones comerciales con el mundo. Mediante sus actos de bondad y amor han de manifestar que se oponen a la codicia y al egoísmo, y que representan el reino de los cielos en nuestro mundo. Mediante la abnegación, al sacrificar las ganancias que podrían obtener, evitarán el pecado, para que de acuerdo con las leyes del reino de Dios puedan representar la verdad en toda su belleza» (Cada día con Dios, p. 201). (Basado en Mateo 5:13).

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill