lunes, 30 de abril de 2012

DÉBIL COMO LA TELARAÑA


«Su confianza y su seguridad son como el hilo de una telaraña» (Job 8:14).

Vayamos a mi jardín, concretamente al pórtico de mi casa. A las arañas les encanta ese lugar Allí tejen hermosas telarañas que yo siempre estoy quitando. En ellas siempre encuentro de todo, desde saltamontes hasta moscas, además de mariposas y de otras arañas que también caen en las redes de estas arañas de mi pórtico. Estas telarañas, sin duda, son muy útiles para atrapar alimentos.
Pero a pesar de lo buenas que son las telarañas para conseguir pequeños insectos, hay algo que nunca he encontrado atrapado en ellas: un ser humano. Jamás he visto a alguien atrapado en una telaraña. ¿Y tú? Tienes razón, es una tontería. Una persona es demasiado grande y pesada para quedar  atrapada en la red de una pequeña araña.
Pero por muy tonto que parezca, el versículo de hoy habla de una persona cuya confianza es tan débil como una telaraña o como cualquier otra cosa que se le parezca. Lo que el autor quiere decir es que debemos depositar nuestra confianza en cosas fuertes y no en cosas débiles. La Biblia dice que Dios es «nuestra roca», queriendo decir que es fuerte, que podemos confiar en él y que él nunca se apartará de nosotros. Entrégale tu confianza a Dios y deja que él sea la «roca» de tu vida.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

UN CORAZÓN AGRADECIDO


Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:18).

En tiempos de bonanza es fácil alabar a Dios y darle gracias por sus bendiciones. Sin embargo, en los momentos en que atravesamos por pruebas se nos hará mucho más difícil. El Señor nos dijo que debemos dar gracias por todo lo que nos suceda. ¿Cómo se logra esto?
Al principio de mi vida cristiana se me hacía muy difícil agradecer a Dios por las pruebas que me afectaban. Pero al leer repetidas veces el versículo para el día de hoy, comencé a darle gracias a Dios porque me di cuenta que, si nuestras vidas le pertenecen a él, todo lo que nos suceda será porque el Señor lo aprueba.
Él permitió que Job sufriera calamidades y enfermedades. Si Job no hubiera tenido un espíritu de agradecimiento habría compartido la actitud que manifestó su esposa cuando dijo: «¡Maldice a Dios y muérete!» (Job 2: 9).
Me imagino que a José le fue también difícil dar gracias tras haber sido vendido como esclavo por sus propios hermanos. Sin embargo, Dios tenía un plan para la vida de José y en su momento él lo llegó a entender. A sus hermanos se lo explicó diciendo: «Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a mucha gente» (Gen. 50:20).
La ingratitud parece ser cada vez más el sello distintivo de nuestra época. Jesús quiso que recordáramos la necesidad de dar gracias cuando señaló que de los diez leprosos sanados, solamente uno regresó para dar las gracias. «¿No son diez los que ha quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están?» (Luc. 17:17). Los leprosos se sentían tan contentos por haber sido sanados que olvidaron regresar para darle las gracias a Jesús.
Decidamos hoy vivir agradecidas a Dios mientras que estimulamos a los demás para que hagan lo mismo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por  Shirnet Wellington

IDENTIDAD PERSONAL


Nadie te podrá derrotar en toda tu vida, y yo estaré contigo así como estuve con Moisés. Josué 1:5

Cuando era niño, imitaba a los superhéroes de las tiras cómicas. Cuando llegué a la adolescencia, comencé a imitar a los deportistas famosos. Y ya de adulto, he tenido que resistir la tentación de ser como algunos pastores y profesionales de Éxito.
¿Hay algo malo en desear ser como otros? No hay nada malo en las fantasías infantiles de imitar a los héroes. Y mucho menos en imitar los buenos hábitos y Ias buenas acciones de los adultos que nos rodean. El problema se presenta cuando nos sentimos inconformes con lo que somos y comenzamos a copiar a la gente que admiramos: vestir como Carlos, caminar como Isabel, hablar como Alejandro; un cuerpo como el de Julia, un físico como el de Roberto; un peinado como el de Cintia.
Al querer parecemos a otros, en el fondo estamos admitiendo que hay algo malo con lo que somos; es decir, estamos perdiendo de vista el hecho de que Dios nos creó de manera única, con características y talentos que no se repiten en ningún otro. Los atributos de Carlos, Julia, Alejandro, Isabel y de tantos otros, son sus atributos. Pero cada individuo tiene características distintivas, que hacen de él o ella una persona especial, diferente de todas las demás. ¿Por qué entonces tratar de ser como los demás?
¿Te imaginas qué triste habría sido si Josué, el héroe bíblico, hubiera intentado copiar a Moisés, a quien reemplazó en la posición de líder del pueblo de Dios? La tentación tiene que haber sido muy grande para Josué, por cuanto Moisés había sido un líder respetado y admirado. Pero no era el plan de Dios que Josué fuera otro Moisés. Ni que realizaran la misma obra. La tarea de Moisés fue sacar al pueblo de Egipto; la de Josué, introducirlo en la Tierra Prometida.
No es el plan del Señor que tú seas una réplica de otro. Eres especial, y tu Padre celestial tiene una misión para ti. Cúmplela en el nombre de Dios, con su poder y para su gloria. Él ha prometido que estará contigo.
Padre celestial, gracias por ser lo que soy, y por los talentos que me diste.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

LA PREPARACIÓN ES LA CLAVE


«El les dijo: “Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es sábado el día de reposo consagrado a Jehová; lo que tengáis que cocer, cocedlo hoy, y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobre, guardadlo para mañana» (Éxodo 16:23)

Repasando la historia de los israelitas y el maná podemos sacar una gran lección sobre la preparación del sábado. En el sexto día se depositaba una cantidad doble de maná y el pueblo tenía que reunir doble ración. En la actualidad, el Señor es tan escrupuloso con respecto a su sábado como lo era en tiempos de los hijos de Israel.
¿Sabe usted cómo hacer que el sábado lo bendiga doblemente? Una de las bendiciones procede de las propias horas del sábado y la otra se obtiene con la preparación de su llegada. Dos de nuestros hijos viven en otro estado, por lo que se puede imaginar cuánto nos alegramos cuando nos visitan.  Varios días antes de su llegada mi mujer se afana limpiando sus habitaciones y yendo a la tienda de comestibles. Hemos descubierto que la preparación es ya la mitad de la diversión.
Cuando yo era niño, el viernes era un día de es preparación. Dábamos betún a los zapatos y preparábamos la ropa. Mi madre hacía limpieza general a la vez que se pasaba el día en la cocina, horneando y cocinando deliciosos manjares. Finalmente, cuando el sol estaba a punto de ponerse nos llamaba y nos sentábamos para adorar juntos al Señor.
En la actualidad, muchas mujeres trabajan fuera de casa y los esposos tienen un largo trayecto desde casa al trabajo. Es probable que ni siquiera puedan llegar antes de la puesta de sol. Si tenemos en cuenta esto, es imposible prepararse para el sábado como antes. Por tanto, en casa, la preparación para el sábado empieza ya el jueves con las compras semanales y también alguna que otra limpieza a fondo. El viernes por la tarde nos ocupamos de los asuntos de última hora. A mí me toca pasar la aspiradora y acabar las limpiezas que quedaron pendientes el jueves por la noche.
Sabemos a qué hora aproximada llegan nuestros hijos que viven fuera de la ciudad y nos aseguramos de estar en casa para encontrarnos con ellos. Con el sábado se aplica un principio similar. Si todavía no tiene la costumbre de orar y hablar con Jesús cuando empieza el sábado, insisto en que lo intente. Es algo que esperará toda la semana porque en ese momento se reunirá con todo el cielo en el descanso y la alabanza. Basado en Mateo 12:8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

domingo, 29 de abril de 2012

UNA CÁLIDA SONRISA DERRITE LA NIEVE


«El agua baja turbia, revuelta con el hielo y la nieve» (Job 6:16).

Yo vivo en Colorado, Estados Unidos. Durante el invierno cae mucha nieve y se acumula en las Montañas Rocosas. Esta cordillera cubierta de nieve se ve hermosa con el brillo del sol, pues pareciera que la nieve estuviera cubierta de escarcha. Nada más hermoso para una caminata de invierno. Sin embargo, a pesar de lo hermosa que se ve la nieve, es muy peligrosa. Las avalanchas, las tormentas de nieve, y las bajas temperaturas son cosas con las que no podemos jugar
A pesar de que la mayoría de los granjeros que viven en Colorado no viven en las montañas, ellos siempre le piden a Dios que caiga mucha nieve. Saben que en la primavera, cuando la nieve se derrita, bajará hacia sus sembradíos en forma de agua.
Seguramente te has dado cuenta de que tanto los adultos como los niños a veces tenemos días malos. Pareciera que nuestra felicidad estuviera cubierta de nieve y nos impidiera sonreír Haz lo siguiente: busca a alguien que parezca estar teniendo un mal día y ofrécele la mejor sonrisa que tengas. Así como el sol de primavera derrite, la fría nieve de las montañas de  Colorado, tú también  puedes derretir la nieve del corazón de alguien con una cálida y hermosa sonrisa.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

¡NO TENGO TIEMPO!


Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas tosas os serán añadidas (Mateo 6:33).

«¡No tengo tiempo!», es el argumento que muchas de nosotras enarbolamos como estandarte ante la incapacidad de realizar las tareas cotidianas. Aunque todas disfrutamos de las mismas veinticuatro horas, a todas no nos rinde el tiempo por igual.
El tiempo es algo muy valioso y el sabio Salomón nos asegura: «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» (Ecl. 3:1). ¿Cuál es entonces la mejor manera de manejar el tiempo? En primer lugar es necesario que revisemos nuestra agenda y pongamos nuestras actividades en un orden de prioridades. Un principio que deberíamos considerar al hacer eso es: «Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas».
«Nuestro tiempo pertenece al Señor. Nuestros talentos son del Señor. Entonces, ¿cómo puede alguien sentirse independiente, no sujeto al Espíritu de Dios, independiente de la voluntad de Dios, independiente de las providencias y los planes de Dios? En vuestra supuesta independencia sois esclavos de un poder que está en rebelión contra Dios» (Afín de conocerle, p. 230).
La mujer cristiana reconocerá que la prioridad número uno en su vida es concederle a Dios el primer y el mejor tiempo del día; así no solo tendrá la oportunidad de realizar las demás actividades, sino que también llevará a cabo sus quehaceres con un espíritu reposado y sereno, encontrando al final satisfacción y alegría.
Marta y María son un buen ejemplo en lo que a prioridades se refiere. La primera, agobiada por una gran cantidad de quehaceres, se mantenía continuamente inquieta y preocupada, llegando a manifestar mal humor, estrés  innecesario y cansancio. Por su parte María, que escogió la mejor parte, encontró descanso a los pies de Jesús e indiscutiblemente al hacerlo también recuperó fuerzas y energías.
Querida amiga, es vital que nuestras jornadas estén impregnadas de la presencia de Cristo. Únicamente así las madres y las esposas podremos caminar en la vida con serenidad y seguridad, y no solo eso, sino que al final podremos dar una cuenta aceptable del maravilloso don que representa el tiempo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por  Shirnet Wellington

¿TÚ QUÉ DIRIAS?


Jesús entró en el templo y echó de allí a todos los que estaban vendiendo y comprando. Mateo 21:12.

Un grupo de universitarios adventistas estaba de visita en una institución oficial. Cuando el encargado del protocolo les dio la bienvenida, los presentó así: «Estos jóvenes son adventistas del séptimo día. Ellos no beben, no fuman, no comen carne...».
El profesor que los acompañaba, Chris Blake, dice que por momentos sintió como si el presentador oficial estuviera describiendo a personajes de un circo; a un grupo de jóvenes «raros», comparables, por su forma de vivir, a seres de otro planeta. Al analizar más tarde lo ocurrido, ese mismo día, el profesor y los alumnos se preguntaron: «Si nos hubieran dado la oportunidad de presentamos a nosotros mismos, ¿qué habríamos dicho?» (Adventist Review, 17 de abril de 2008, pp. 26,27).
¿Qué habrías dicho tú? Si tuvieras que describir públicamente a un joven adventista del séptimo día, ¿qué dirías? Y si tuvieras que definirte a ti mismo, ¿qué dirías? ¿Dirías solamente las cosas malas que no haces (no fumar, no beber alcohol, no tener sexo fuera del matrimonio, etc.)?
Al relatar las lecciones que les enseñó ese incidente, el profesor dice que para un adventista no tiene que ser suficiente tan solo abstenerse de hacer cosas malas; hay que luchar contra ellas y, mejor aún, hay que sabotearlas.
¿Luchar en qué sentido? Lo primero, por supuesto, es no participando en ninguna actividad o vicio que dañe tu cuerpo. Pero también puedes organizar, o al menos colaborar activamente, en programas en contra de las drogas, el alcohol y el cigarrillo. Y siempre puedes ayudar a tus amigos, tus compañeros de estudio y vecinos que ahora mismo están atrapados en las redes de estos u otros vicios.
¿Por cuánto más tiempo permitiremos que el mundo siga definiendo a los jóvenes adventistas por lo que no hacen?. ¿Será que llegó el momento de ser más frontales en nuestro testimonio? El ejemplo de nuestro Señor apunta en esa dirección. Cuando fue necesario, tomó el látigo y echó a los mercaderes del templo (Mat. 21:12), llamó zorra al malvado Herodes (Luc. 13:32), y sepulcros blanqueados a los hipócritas fariseos (Mat. 23:27). Y, por supuesto, siempre llamó al pecado por su nombre. Por eso lo crucificaron.
Señor Jesús, quiero imitar tu ejemplo al abstenerme de lo malo, pero  también al luchar contra el mal.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

PLANIFIQUE EL DÍA


«Ahora, pues, Israel, ¿que pide de ti Jehová, tu Dios, sino que temas a Jehová, tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma»  Deuteronomio 10:12

En cierta ocasión, un escultor de renombre recibió la visita de un escritor famoso. El visitante vio un gran bloque de mármol en una esquina y preguntó para qué era.
— Aún no lo sé. Todavía no tengo un plan decidido.
El escritor quedó sorprendido.
— ¿Quieres decir que planificas tu trabajo? ¿Por qué? Yo cambio de opinión varias veces al día.
— Eso está muy bien para un manuscrito que pesa poco más de un kilogramo 
— respondió el escultor — , pero no para un bloque de mármol de más de tres toneladas y media...
El sábado es como un bloque de mármol. Podemos echarlo a perder, podemos desperdiciarlo o podemos sacar lo mejor de él; bastará con que pensemos y planifiquemos un poco. Estoy convencido de que honrar las horas del sábado tiene mucho que ver con planificar por adelantado; no tanto criticando lo que no se debiera hacer sino planeando cosas que sí podemos hacer. En los próximos días te explicaré algunas de las cosas que nuestra familia hace para que el sábado tenga un significado. Tan pronto como empiece a pensar en ello, descubrirá que las posibilidades de honrar a Jesús en su día son infinitas.
Dios nos dio seis días para hacer nuestro trabajo y se reservó para sí el séptimo. Ese día tendría que ser una bendición para nosotros, un día en el que podamos poner a un lado todos los asuntos seculares y centrar el pensamiento en Dios y en el cielo.
Un día, un hombre desafió a otro para ver quién de los dos hacía más leña durante todo un día. El desafiador se esforzó mucho y solo hizo una corta pausa para almorzar. El otro tomó el almuerzo tranquilamente e hizo varias pausas a lo largo del día. Al final del día, el retador estaba sorprendido, y molesto, al comprobar que el otro había cortado mucha más madera que él.
—No lo entiendo —dijo—. Cada vez que yo comprobaba cómo iba el desafío, tú estabas descansando y, sin embargo, has cortado más madera que yo...
—Pero no te fijaste —dijo el ganador— en que yo me dedicaba a afilar el hacha cada vez que me sentaba a descansar.
El descanso del sábado es como afilar el hacha.  El resto de la semana pasa de manera más agradable. Basado en Mateo 12:8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

sábado, 28 de abril de 2012

MÁS DULCE QUE UN PROFITEROL


«¿Puede comerse sin sal la comida desabrida? ¿Tiene algún sabor la clara de huevo?» (Job 6:6, NVI).

¿Estás listo para el postre? Ven a mi cocina, que mi esposa está preparando unos deliciosos profiteroles. Los profiteroles son unas bolas de masa dulce rellenas de una deliciosa crema batida. ¡Son riquísimos!
Yo le pregunté a mi esposa cómo hacía para que quedaran tan suaves y esponjosos y ella me dio el secreto. ¿Estás listo para saberlo? Aunque no lo creas, el ingrediente clave es la clara de huevo. Cuando ella está amasando la harina, le echa una clara de huevo a la mezcla. ¿Te has dado cuenta de que no puedo dejar de hablar de ellos? ¡No puedo esperar a probarlos! Cuando los profiteroles salen del horno están suaves y esponjosos. La clara de huevo es la que marca la diferencia. Si no fuera por ese ingrediente, los profiteroles serían unas simples bolas duras de masa que nadie querría probar
¿Sabías que tú también puedes ser como la clara de huevo? Puedes ser la clase de persona que suaviza y endulza todo lo que le rodea. Con una sonrisa y una buena actitud, puedes animar incluso a la persona más triste que te encuentres. Así que si alguien dice que eres muy dulce, dale las gracias y ofrécele una buena sonrisa.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

ALABANZA


¡Todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! (Salmo 150:6 NV1).

¡Qué bonito! «Todo lo que respira», dice el texto. Pero, ¿acaso hay algún ser vivo que no respire? Las plantas respiran y toman oxígeno para poder vivir. Los animales, grandes y pequeños, también lo hacen.  Y cuando oigo cantar a los pájaros pienso que ellos, con sus preciosos trinos, están alabando al Señor.
Del mismo modo nosotras debemos alabar al Señor siempre, en todo momento, en todo lugar, se cual sea el problema que estemos atravesando, porque sin él nada de lo que existe, existiría.
Siempre deberíamos decir, como el Salmo 57: 5: «Exaltado seas sobre los cielos». Al levantarnos por la mañana nuestro primer acto debería ser alabar a Dios porque nos da otra oportunidad de servirle, porque un día más podemos preguntarle: «¿Qué quieres que haga, Señor?».
Y una razón más poderosa aún para alabarle es el santo sábado, el día que ha sido bendecido por él para que lo adoremos. Un día para que lo dediquemos a nuestro Creador en un acto de alabanza.
Querida hermana, esa actitud de alabanza que rendimos al Señor debería ser algo constante, porque él siempre está a nuestro lado; ¿qué más podemos desear?
Así como dice el salmista, que esta mañana puedas decir antes de comenzar tus tareas diarias: «Te alabaré, Jehová, con todo mi corazón. Contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre,  «Altisimo» (Sal. 9:1-2).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por  Rosita Val

¿ES SUFICIENTE LA SINCERIDAD?


Y esto pido en oración: que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento y en toda comprensión [...], a fin de que seáis sinceros e irreprochables para el día de Cristo. Filipenses 1:9,10, RV95.

Hace ya unos cuantos años, en Los Ángeles, California, una joven llamada Ángela murió después de un tiroteo con la policía. Durante su funeral el sacerdote oficiante dijo: «Ángela era una muchacha sincera, honesta y querida que, al igual que Cristo, murió por sus creencias». Resulta curioso que al describir a la misma joven, el escritor Charles Swindoll afirmó que Ángela era «una bandida depravada, prófuga de la justicia, entrenada en el siniestro arte de matar» (The Quest for Character [La búsqueda del carácter], p. 65).
¿Estaban el sacerdote y el escritor hablando de la misma persona? Uno la describe como una persona honesta, e incluso la compara con Cristo porque sinceramente murió por sus creencias; el otro, la describe como una asesina.
¿Por qué semejante contradicción? El problema está en la manera en que el sacerdote entiende la palabra «sinceridad». En su opinión, Ángela era digna de admiración por su «sinceridad» en lo que creía y hacía. Pero la pregunta que cabe aquí es: ¿Hay algún mérito en creer sinceramente en el error? ¿O en hacer sinceramente algo malo? Si la virtud está en la sinceridad de la persona, independientemente de cuan bueno o malo sea lo que haga, entonces probablemente deberíamos librar de toda culpa a Judas y a muchos otros que sinceramente hicieron lo malo.
¿Cómo determinamos si un acto es correcto o incorrecto? No es precisamente por la sinceridad con que se lo ejecute. Un acto será bueno si armoniza con los principios de la Palabra de Dios. Será malo si contradice esos principios, no importa  cuán sinceros seamos al realizarlo.
¿Significa esto que no hay valor alguno en la sinceridad? Sí lo hay. Dios quiere que con sinceridad plena creamos y practiquemos la verdad, que hagamos lo correcto y sirvamos al prójimo. Porque la sinceridad tiene valor, pero cuando va acompañada de todo lo que es verdadero, lo respetable, lo justo, lo puro y lo amable (ver Fil. 4:8).
Por esta razón, en nuestro texto de hoy el apóstol Pablo ora, no solo para que seamos sinceros, sino también irreprochables. E irreprochable significa... intachable, recto, íntegro.
Señor, ayúdame a ser sincero y  también en mis pensamientos, palabras y actos.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

SOLO DIOS Y USTED


«Si retraes del sábado tu pie de hacer tu voluntad en mi día santo y lo llamas "delicia", "santo",  "glorioso de Jehová", y lo veneras,  no andando en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová» (Isaías 58: 13-14).

Le explicaré qué es, a mi juicio, una buena guía para la observancia del sábado. Recuerde que el sábado no tiene nada que ver con el reloj o el calendario, sino con nuestra relación con Dios. El aniversario de boda es importante porque celebra el matrimonio. Por tanto, si el sábado tiene algún significado, este surge del compromiso con Jesús.
Supongamos que se acerca nuestro aniversario de boda y mi esposa me pregunta:
—Cariño, ¿qué haremos el día de nuestro aniversario? ¿Qué te parece si comemos fuera?
Yo podría responder:
—Sí, vayamos
Luego añade:
—Es que últimamente hemos trabajado mucho y creo que sería agradable que fuéramos solo nosotros  dos.
—¿Que dices: ¿Nosotros dos solos? —protesto —  Yo había pensado en llevar a alguien con nosotros.
—¿En quién pensabas?
—En Alice, una antigua novia de los días en que iba a la academia. Esta semana está en la ciudad.
Por suerte, la ilustración se acaba aquí.
Pero queda claro que sería algo muy inapropiado. Dejé de amar al mundo y las cosas que están relacionadas con él (1 Juan 2:15). Así, cuando pienso en lo que es apropiado hacer en este día tan especial, un buen principio a seguir es el siguiente: No traer a las antiguas parejas. Pertenecen a la vida antigua. Por eso no voy a la playa en sábado. La playa es para los otros días, para otras ocasiones, pero no para el aniversario del sábado. Tampoco voy al restaurante en sábado, porque el ambiente me distrae. Soy de la opinión que, en la medida de lo posible, deberíamos rodearnos de un ambiente y la compañía de quienes celebran el aniversario de manera parecida a la nuestra.
Si yo insistiera en llevar a mis antiguas novias al aniversario de mi boda, mi esposa empezaría a dudar si realmente siento algo por ella. De manera similar, sí pasamos el sábado relacionándonos con el mundo y divirtiéndonos, no tarda en surgir la pregunta de si realmente valoramos nuestra relación con Dios. Basado en Mateo 12:8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

viernes, 27 de abril de 2012

LAS FLECHAS VENENOSAS NO ME ALCANZAN


«El Todopoderoso ha clavado en mí sus flechas, y el veneno de ellas me corre por el cuerpo» (Job 6:4).

¡Flechas venenosas! Eso da miedo. ¿Sabías que las flechas venenosas de verdad existen? En serio. Los indígenas de Centro y Sudamérica las usan para cazar aves y animales para comer ¿Sabes cómo elaboran las flechas venenosas? Te voy a dar el secreto.
Hay unas ranas llamadas «ranas punta de flecha» que viven en la jungla, cuya piel está cubierta de un líquido venenoso. Los indígenas humedecen sus flechas con la piel de estas ranas y estas inmediatamente se vuelven venenosas.
Satanás también lanza flechas venenosas. La Biblia dice en Efesios 6:16 que nosotros debemos ponernos el escudo que nos «libre de las flechas encendidas del maligno» (NVI). El escudo de la fe nos protegerá de cualquier flecha que Satanás nos lance. Tener fe significa creer que Jesús murió por nosotros, que nos ama y que nos salva. Así que no tienes que preocuparte por las flechas de Satanás. Si creemos en Jesús, nuestro protector; no hay ningún peligro. Las flechas caerán al piso y jamás nos dañarán.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

TRES MENSAJEROS ALEGRES


Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, también mi alma y mi cuerpo. Mi vida se va gastando de dolor y mis años de suspirar; ¡se agotan mis fuerzas a causa de mi maldad y mis huesos se consumen!. (Salmo 31:9-10).

¿Cómo te sientes hoy? ¿Cansada, triste, angustiada, con dolor? Muchas personas experimentan altibajos emocionales de los cuales no consiguen liberarse y estos se reflejan en sus cuerpos. Algunas terapias podrían ayudarte a restablecer el equilibrio interno y a hallar una salida a la crisis.
Nuestro organismo produce varios neurotransmisores:
Serotonina. Es responsable de la sensación de calma. Ayuda al reloj biológico y produce sueño. Es el conductor de la orquesta y mantiene el ritmo de todos los instrumentos. Como un reloj ayuda a coordinar todas nuestras funciones a un determinado compás.
Noradrenalina. Proporciona energía. Si nuestro organismo no produce una cantidad suficiente, nos sentiremos cansadas, exhaustas y sin ánimo.
Dopamina. Activa el centro del placer y nos ayuda a disfrutar de la vida
Si hay carencia de dopamina y endorfinas la vida se convierte en algo desprovisto de placer. Entonces muchos tratan de sustituirlas por el café, el alcohol, el juego, las adicciones o las drogas. El problema de algunas de estas sustancias y prácticas es que parecen satisfacernos a corto plazo, pero nos hacen daño a largo plazo.
Te recomiendo siete recursos para frenar la angustia, la tristeza, y el dolor.

  • Lee Palabra de Dios y ora.
  • Haz ejercicio físico a diario.
  • Cuida tu alimentación.
  • Mantente en contacto con la naturaleza.
  • Ayuda a alguien que esté en necesidad.
  • Participa de alguna actividad agradable.

«Es privilegio de todo cristiano gozar de los profundos impulsos obrados por el Espíritu de Dios. Una paz dulce y celestial invadirá la mente y os gustará meditar en Dios y en el cielo. Os deleitaréis en las gloriosas promesas de su Palabra. [...] No habéis sentido vuestra condición arruinada, no os habéis apartado de vuestros malos camino con amarga pena. Nunca habéis muerto al mundo. Todavía amáis sus placeres; os gusta tener parte en conversaciones sobre asuntos mundanos» (Mensajes para los jóvenes, p. 130). Pidamos a Dios que nos ayude a amar su Palabra y que su Espíritu obre en nosotras para que podamos disfrutar de una vida plena.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Blanca Dalila R de Góngora

GENTE BUENA ALREDEDOR


Den siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Efesios 5:20.

Leamos con atención algunas de las razones por las que Arturo Morales*, un joven residente de Brooklyn, Nueva York, se involucra en conductas criminales.

  1. No tengo trabajo, ni asisto a la escuela.
  2. No tengo novia ni ninguna persona con la que pueda contar.
  3. Tengo amigos cercanos, pero todas son amistades sucias.
  4. No pienso en el futuro en lo absoluto, ni en hacer nada que valga la pena.
  5. Nada de lo que hago me produce felicidad (William Damon, Greater Expectations [Mayores expectativas], pp. 48,49).

No sé qué es lo te llama la atención al leer las declaraciones de Arturo, pero hay dos que me producen tristeza. Una: «Nada de lo que hago me produce felicidad». ¡Qué curioso! Este joven no disfruta de lo malo que hace, pero continúa haciéndolo. ¿Por qué? Los sociólogos hablan de la pobreza, de la desintegración de los hogares, de la erosión de las normas y los valores sociales, entre otras, como causas de la delincuencia juvenil. Y nadie duda que estos factores tengan mucho que ver con este flagelo. Sin embargo, leamos nuevamente la N° 2 de la lista: «No tengo novia ni ninguna persona con la que pueda contar».
¿Cómo puede vivir una persona sin tener siquiera a alguien cercano a quien pedir consejo, a quien contar las penas de su corazón o con quien compartir sus sueños?
¿Podrías imaginar tu vida si no tuvieras a nadie con quien contar en los momentos difíciles o tristes de tu vida? Si algo nos enseña la historia de Arturo es que tenemos que dar gracias a Dios porque alrededor de nosotros hay mucha gente que nos quiere y que sinceramente desea nuestro bienestar.
Por cierto, ¿cuándo fue la última vez que le diste gracias a Dios por tus padres, por tus hermanos, por tus buenos amigos...? ¿Y cuándo fue la última vez que les diste gracias a ellos?.
* Nombre ficticio usado en la investigación.
Gracias, Señor, por toda la gente buena que se preocupa por mi bienestar.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

SUELTE EL ARCO


«Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa» (Isaías 11:10).

No sé cómo a alguien se le pudo ocurrir la idea de que cada semana, cuando llega el sábado, Dios nos quita algo bueno. Por lo menos algunos lo ven de esa manera. No obstante, los casados no consideran que su aniversario sea la negación de nada bueno. Por ejemplo, suponga que es su aniversario y usted y su cónyuge tienen previsto salir. Pero yo voy y digo:
—Oigan, ¿por qué no vienen los dos a mi casa esta noche?
Inmediatamente, usted me contestaría:
—No, gracias.
—¿Qué sucede, no les caigo bien? —protestaría yo.
Y usted respondería:
—¡Claro que nos cae bien! Pero esta noche es nuestro aniversario de boda y queremos salir.
El aniversario del sábado es nuestro tiempo con Dios. Es nuestro. El mundo quiere compartir el sábado con nosotros, pero no debemos dejar que eso suceda. ¿Ha trabajado duro esta semana? Le voy a dar una buena noticia: en seis días o menos se librará de la rutina. Saber que no tenemos que soportarlo durante más de seis días ayuda a sobrevivir. Jesús invita a todos los que están cansados a descansar en él (Mat. 11: 28).  
Un hombre vio que un profesor participaba en los juegos infantiles de unos niños. Se echó a reír y le preguntó al profesor por qué desperdiciaba su tiempo con una actividad tan frívola.  El profesor respondió tomando un arco, soltando la cuerda y volviéndolo a poner en el suelo. Entonces dijo al criticón:
—Ahora resuelva el acertijo, si es que puede... Díganos qué implica que el arco no tenga cuerda.
El hombre lo miró unos instantes, pero no tenía ni idea de a qué se refería el profesor. El profesor explicó:
—Si mantiene un arco en tensión constante, llegará un momento en que se romperá; pero si suelta la cuerda y permite que se enderece, cuando lo necesite, estará en mejor condición.
Cuando Dios «reposó de toda su obra» (Gen. 2:3), estableció una pauta para nosotros. Deberíamos tomarnos su ejemplo muy en serio. Por tanto, reserve cada sábado como un tiempo especial para reposar físicamente y para renovarse espiritual y emocionalmente, Si dedica tiempo a «aflojar el arco»,  estará en las mejores condiciones para el Señor.  Basado en Mateo 12:8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

jueves, 26 de abril de 2012

HABLANDO DE LA LENGUA


«Estarás a salvo del latigazo de la lengua, y no temerás cuando venga la destrucción» (Job 5:21).

Si fueras minúsculo y pudieras entrar (con tus botas en miniatura) en la boca abierta de alguien y pararte sobre su lengua, estarías asombrado y tal vez un poco asustado. Serías agitado hacia arriba y hacia abajo y lanzado hacia adelante y hacia atrás a medida que la persona hablara. 
¿Qué quería decir Elifaz, el amigo de Job, cuando dijo que Dios lo protegería del latigazo de la lengua? Creo que lo que quena decir es que hay gente que usa su lengua para «azotara a otros. Dicen cosas de cierta manera que suenan malintencionadas y horribles. Si alguna vez has «azotado» a alguien con tu lengua, sabes el daño que esto puede causar
Dios quiere que uses tu lengua para decir cosas buenas y agradables. Haz algo: busca a alguien en este momento que esté cerca de ti y dile algo cordial. ¿Ya lo has hecho? ¿Te sentiste bien haciéndolo? Nuestra lengua puede ser muy dañina si la usamos para dar «latigazos». Usa tu lengua para decir palabras de amor y fíjate cómo esta puede hacer que los demás sonrían.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

LIBÉRATE DE LOS MALOS HÁBITOS


Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme» (Mateo 19:21).

¿Te gustaría ser perfecta? Esla es una de mis metas, pero si analizo mi vida me doy cuenta de que me falta mucho para llegar a la perfección. Hay algo en mi interior que anhela lograrlo y que a la vez se resiste a ello con mucha fuerza.
Recuerdo al joven rico que buscó a Jesús para hacerle una pregunta: «Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?» (Mat. 19:16). Aquel joven y nosotras tenemos mucho en común: ansiamos la perfección, creyendo que se necesita hacer mucho para alcanzarla. Por esa razón procuramos comer sanamente y poner en práctica determinados principios de salud. Pero una vez lo hemos hecho, sigue faltándonos algo. ¿Qué nos falla?
Recientemente recibí una encuesta sobre alimentación. Al terminar de leerla, reflexioné respecto a la importancia de seguir los principios de salud que como adventistas del séptimo día predicamos. Considero que actualmente tenemos muchos conocimientos sobre la buena alimentación pero, ¿los ponemos en práctica?
Creo que es importante que reflexionemos sobre las ideas del siguiente párrafo: «Muchos violan las leyes de la salud por ignorancia, y necesitan instrucción. Pero la mayoría sabe cosas mejores que las que practica. Necesitan comprender cuán importante es que rijan su vida por sus conocimientos» (Consejos sobre la alimentación, cap. 1, p  576, §759).
El principal problema es que tenemos muchas costumbres y hábitos fuertemente arraigados que resultan difíciles de erradicar para llevar un estilo de vida correcto. Cada una de nosotras conoce cuáles son los hábitos cuestionables que practica. Tal vez comer entre comidas, no hacer ejercicio, no beber suficiente agua, no descansar adecuadamente, o no ser temperantes.  Al mismo tiempo, sabemos qué hacer para corregir dichos defectos.
Mi querida hermana, ya es hora de que pongamos en práctica los conocimientos que Dios nos ha dado respecto a los principios de salud y de que abandonemos los malos hábitos que nos perjudican.
Escuchemos a Jesús y sigámoslo. Únicamente así lograremos la perfección.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Perla Edith Sánchez

LOS OJOS DEL ENTRENADOR


El Señor dice: «Mis ojos están puestos en ti». Salmo 32:8.

Cuando un periodista preguntó a los jugadores de fútbol americano Green Bay Packers la razón de su éxito, uno de ellos respondió: «No jugamos para las masas que están en las bancas o los millones que ven el juego por televisión. No nos preocupa, mayormente, lo que dicen los medios de comunicación. Jugamos con un solo objetivo en mente: los ojos del entrenador. Cuando revisamos la filmación el lunes por la mañana, queremos estar seguros de que Vince Lombardi haya quedado satisfecho».
¿Por qué tuvieron tanto éxito los Green Bay Packers?. Porque en el campo de juego, lo único que les importaba eran los ojos del entrenador, no los de la multitud.
Y tú ¿qué dices? Al enfrentar los desafíos del mundo, ¿qué te preocupa más? ¿A quién quieres agradar? ¿Te atreverás a vivir de tal modo que puedas agradar al Entrenador celestial, el Señor Jesucristo? ¿O simplemente formarás parte del montón, para quienes únicamente cuenta el aplauso del público en las gradas?
Mientras Jesucristo estuvo entre nosotros, vivió solo para agradar al Padre. Dijo: «Porque yo no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado» (Juan 6:38). Nada hizo para complacer al populacho, y nada lo desvió del sendero del deber, ni siquiera la sombra de la cruz.
¿Copiarás el Modelo? Dios no quiere que imitemos «las costumbres de este mundo»; por el contrario, espera que seamos «personas nuevas, diferentes, de novedosa frescura en cuanto a conducta y pensamiento» (Rom. 12:2, versión Lo más importante es el amor). Y mientras así vivas, su promesa para ti es: «Te haré entender, te enseñaré el camino en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos» (Sal.32:8,NRV2000).
¿Qué te promete el Señor? Según nuestro versiculo para hoy, él te ha prometido:
1. Sabiduría para distinguir el bien del mal: «Te haré entender».
2. Dirección, pues te enseñará «el camino en que debes andar», y
3. Protección, pues sobre ti fijará sus ojos. ¿A quién te propones complacer hoy, al "Entrenador celestial, Cristo el Señor, o la multitud?
Señor, concédeme hoy tu sabiduría, de modo que viva solo para complacerte a ti

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

UN ANIVERSARIO


«Santificad mis sábados, sean por señal entre mi y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios» (Ezequiel 20:20).

Resuelva este acertijo: ¿Cuándo es el cumpleaños de la madre de Adán? Respuesta: La madre de Adán es la tierra (ver Gen. 2:7). Todos los sábados celebramos el cumpleaños de la tierra. Pensar en el sábado como un cumpleaños es agradable, pero no acabo de sentirme cómodo con la idea. Deje que se lo explique. Mi cumpleaños es el de una sola persona: yo. En mi cumpleaños, ¿dónde está el centro de atención? Soy yo. Digámoslo claro, en mi cumpleaños yo soy el homenajeado.
Por otra parte, yo prefiero ver el sábado como un aniversario de boda. Los aniversarios de boda no tienen que ver con el yo sino con el nosotros. El sábado no tiene que ver solo conmigo, sino con nosotros: Dios y yo. Solo celebran aniversarios de boda las personas casadas. El sábado es para personas comprometidas. Según las Escrituras, el séptimo día es una señal entre Dios y quienes lo sirven (Éxo. 31:13). Por tanto, si alguien no sirve a Dios o no considera a Jesús como su Señor, el sábado no le incumbe. A veces suponemos que, si predicamos el sábado en todo el mundo, terminaremos la misión de Dios en la tierra.  No, el mundo no necesita el sábado. Necesita a Jesús. Las bendiciones del sábado llegan después de que la persona se ha comprometido con Jesús; igual que sucede con un aniversario de boda, que se celebra después del matrimonio.
Pero los aniversarios de boda se producen solo una vez al año. Dios sabía que necesitamos tiempo de calidad con él más de una vez al año. Por eso nos dio un «aniversario» cada siete días. Durante seis días trabajamos duro, pero el séptimo tenemos libertad para descansar (Exo. 20:8-11).
Jesús quiere que dejemos a un lado las cosas de la semana que nos han fatigado y estresado para que podamos descansar en él.
En cierta ocasión, el conductor de un carro de heno, de camino al mercado, adelantó a un anciano que llevaba a cuestas una pesada carga. Se compadeció de él y lo invitó a subir al vehículo. Agradecido, el anciano aceptó y subió a la parte de atrás. Después de unos minutos, el conductor se volvió para ver cómo estaba el hombre. Para su sorpresa, descubrió que el anciano todavía se debatía bajo la pesada carga porque no se la había quitado de los hombros. El sábado es un momento para quitar las cargas de los hombros.  Basado en Mateo 12:8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

miércoles, 25 de abril de 2012

CONECTA TUS OJOS


«Una silueta se plantó frente a mis ojos, pero no pude ver quién era» (Job 4: 16, NVI).

Elifaz, un amigo de Job, fue quien dijo: «Una silueta se plantó frente a mis ojos». Elifaz no estaba seguro de qué se trataba, pero él la vio. Y la vio como la mayoría de la gente ve las cosas: con sus ojos.
Los ojos son maravillosos. Están hechos de muchas partes diferentes que trabajan juntas para ayudarnos a ver. Sin embargo, no entenderíamos ninguna de las cosas que vemos si nuestros globos oculares no estuvieran conectados al cerebro. Así como lo oyes, tus ojos ven, pero el nervio óptico, el cable que conecta tus ojos al cerebro, debe enviar el mensaje a tu cerebro para que puedas saber qué es lo que estás viendo.
La Biblia nos dice en 1 Corintios 2:14 que debemos tener el Espíritu de Dios para entender las cosas de Dios. El Espíritu Santo es como el nervio óptico. Tú puedes leer la Biblia, pero si no estás conectado a Dios por medio del Espíritu Santo, no entenderás realmente lo que Dios está diciendo. Pídele al Espíritu Santo que abra tus ojos hoy y te ayude a entender plenamente la Palabra de Dios.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

¿REALIDAD O FICCIÓN?


El ángel de, Jehová acampa alrededor de los que lo temen y los defiende. (Salmo 34:7).

Regresábamos de un Congreso de Jóvenes celebrado en el estado de Chiapas cuando una camioneta impactó nuestro vehículo. Mi esposo y mi hijo quedaron inconscientes. Me imaginé lo peor, y salí del auto como pude, aunque también yo estaba bastante lastimada. Lo único que pude hacer fue orar a Dios suplicándole fervientemente que se hiciera cargo de nuestra situación. Inmediatamente apareció una camioneta llena de jóvenes, todos vestidos de blanco. Ellos me hicieron muchas preguntas y una dama que tenía colgado su estetoscopio al cuello me tomó de la mano y me sentó a un lado de la carretera. Fue muy amable y me dijo que no me preocupara, que ellos se iban a hacer cargo de mi es poso y de mi hijo.
Pasaron unos minutos cuando de repente un hombre me tocó en el hombro y me dijo: «Súbase a la camioneta que los voy a llevar a una clínica».  Aturdida, le pregunte: «¿Y los jóvenes que estaban aquí hace un momento, dónde están?». Él me aseguró que no había nadie, que él ya había subido a mi esposo y a mi hijo a su camioneta y que solo faltaba yo.
Nunca olvidaré a aquellos jóvenes, pues tengo la certeza de que eran ángeles que Dios envió en respuesta a una oración elevada en momentos angustiosos.
Mi esposo perdió un riñón por causa de aquel accidente ;¡ y mi hijo, además de las heridas de la cara, sufrió una triple fractura de fémur. Tenemos muchas cicatrices que nos recuerdan que «por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos» (Lam. 3:22) y porque sus ángeles nos cuidaron y nos ayudaron cuando más lo necesitábamos.
La sierva del Señor nos dice: «Aun en nuestro tiempo los ángeles entran en forma humana en los hogares de muchas personas, y son atendidos por ellas. Y los cristianos que viven a la luz del rostro de Dios están siempre acompañados por ángeles invisibles, y estos seres santos dejan tras sí una bendición en nuestros hogares» (El hogar a cristiano, cap. 34, p. 204).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Loida Mendoza es esposa de pastor. 

¿SABES LO QUE POR AHÍ SE DICE DE TI…?


No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal. Romanos 12:21.

¿Cómo reaccionas cuando alguien habla mal de ti o cuando te crítica? Todavía ¿no conozco a nadie que celebre cuando la gente habla mal de su persona. ¿Pero qué podemos hacer para no molestarnos?
En su artículo «La dura verdad», james Wallace cuenta que en cierta ocasión, un hombre, muy molesto, visitó la oficina de un abogado. Su malestar se debía a que había leído en el periódico local una nota en la cual alguien lo criticaba duramente.
—¿Piensa usted que tengo que demandar al autor de ese escrito? —preguntó el hombre.
Con mucha calma, el abogado le respondió:
—Yo no le daría tanta importancia al asunto. La mitad de la gente que leyó el periódico, no leyó el artículo. La mitad de los que lo leyeron, no lo entendieron. La mitad de los que lo entendieron, no lo creyeron. Y la mitad de los que lo creyeron, no le dieron importancia (Signs of the Times [Señales de los tiempos], marzo de 2005, p. 29).
Lo primero, entonces, es no darle al asunto tanta importancia. Recuerda que quien habla mal de ti, lo que quiere es que tú caigas en su terreno y te defiendas del ataque. ¿Caerás en la trampa? La situación es muy diferente cuando lo que se dice de ti es verdad. En ese caso, si se trata de una falta, tienes que admitirla y, mejor aún, corregirla. Pero si no es verdad, ¿para qué preocuparse? A fin de cuentas, la gente que mejor te conoce no lo creerá.
Lo segundo que podemos hacer lo ilustra bien algo que le sucedió al dramaturgo irlandés George Bernard Shaw. Se dice que en cierta ocasión, Shaw recibió una carta con una sola palabra: «¡Imbécil!». Después de leerla, Shaw comentó: «En mi vida he recibido muchas cartas sin firma, pero esta es la primera vez que recibo una firma sin carta» (Carlos Pisas, Historias de la historia, 26a ed., p. 219). El ejemplo de Shaw enseña que, en lugar de molestarnos, ¡tenemos que buscar el lado humorístico del asunto!
Por último (y esto es lo más difícil), si alguien está hablando mal de nosotros, ¿te imaginas qué podría ocurrir si hablamos bien de esa persona? La mejor manera de derrotar a un enemigo es ganándolo como amigo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

SANTIFICARLO


«Y les di también mis sábados, para que fueran por señal entre yo y ellos, para que supieran que yo soy Jehová que los santifico»(Ezequiel 20:12).

Una joven pareja alquiló una casa de vacaciones durante una semana. Una tarde el esposo miró por una ventana que estaba junto a la piscina y exclamó: «¿Qué te parece si nos cambiamos de ropa y hacemos algo de ejercicio?». Su esposa, que estaba fregando los platos en la cocina y, mirando por la ventana, veía a algunas personas que jugaban al tenis, estuvo de acuerdo. Mientras ella se vestía para jugar un partido de tenis, él se puso el traje de baño. La ventana que una persona escoge para mirar el mundo determina su percepción de la realidad.
¿A través de qué ventana mira usted cuando se aproxima el sábado? Para muchos ese día es como un semáforo en rojo. Llega el viernes y cuando el sol empieza a ponerse tenemos que echar el freno a la vida; aun así, acabamos ignorando el semáforo. Nos pasamos las horas del sábado mirando el reloj hasta que, llegada la puesta de sol, chirrían los neumáticos... y vuelta a la vida.
Otros consideran que el día de reposo es como estar en la cárcel.  Incapaces de hacer lo que quieren, no pueden esperar el atardecer.  Hay algunos que se dedican a una «creativa» observancia del sábado. Nada más acabar el servicio de culto en la iglesia, salen disparados al restaurante más próximo. Aún otros dicen que para ellos es una bendición pasar el sábado en la piscina, jugando en la playa o viendo un poco de televisión.
Estoy convencido de que el sábado tiene algo especial para nosotros y quiero descubrir de qué se trata. La Biblia promete: «Bienaventurado el hombre que hace esto, el hijo del hombre que lo abraza: que guarda el sábado para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer lo malo [...] Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el sábado para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte y los recrearé en mi casa de oración» (Isa. 56:1,2,6,7).
Busque el significado de la palabra «profanar». Suena como algo que no queremos hacer.  Basado en Mateo 12:8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

martes, 24 de abril de 2012

CORRE DE MIEDO


«Un soplo me rozó la cara y la piel se me erizó» (Job 4:15).

En nuestra aventura de hoy hablaremos del miedo. ¿Alguna vez has estado tan asustado que tu piel se haya erizado? Yo sí, y según el versículo de hoy parece que Job también estaba asustado.
Muchas cosas pasan en tu cuerpo cuando tienes miedo. Tu corazón late más rápidamente, tu piel se eriza, puedes sacar fuerzas de donde no las tienes y hasta puedes correr más rápido de lo normal.
A la mayoría de nosotros no nos gusta sentir miedo, pero hay algunas cosas de las cuales deberíamos sentirlo. La Biblia dice que debemos huir de la idolatría (1 Corintios 10: 14); de las pasiones de la juventud (2 Timoteo 2: 22); y del amor al dinero (1 Timoteo 6: 10,11).
Como ves, Dios quiere que tengamos miedo del mal. Él sabe que si tratamos de vencer a Satanás por nuestros propios medios, fallaremos. Pero si corremos hacia los brazos de Jesús estaremos protegidos.
Cuando estamos a salvo con Jesús nuestro corazón comienza a latir lentamente y nuestra piel regresa a su normalidad. Jesús es nuestro gran protector. Deja que él cuide hoy de ti.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

¡PERSEVERA!


Aquí está la perseverancia de los santos los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apocalipsis 14:12).

El tercer ángel finaliza su mensaje con una descripción de los adoradores de Dios. La paciencia es un tipo de disciplina que incluye la obediencia a los mandamientos de Dios. Se trata de una interesante exposición del proceso de santificación de los cristianos, que asimismo incluye el cuidado de nuestro cuerpo.
Dios está preparando un pueblo para que vaya al cielo. En cada momento decisivo de la vida de sus hijos ha tratado de que estén preparados para enfrentar dificultades y problemas. Uno de los primeros mensajes que Dios dio a la Iglesia Adventista tuvo que ver con la salud. Él quería, y anhela todavía, que lo glorifiquemos con nuestra vida. El texto bíblico presenta a los creyentes mostrando atributos como la paciencia, la obediencia a los mandamientos y la aceptación del sacrificio de Jesús. Eso significa que están en contacto continuo y directo con el Padre celestial.
«El resultado de la aceptación de estos mensajes está indicado en las palabras: "En esto está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús". Para subsistir ante el juicio el hombre tiene que guardar la ley de Dios. Esta ley será la piedra de toque en el inicio» (El conflicto de los siglos, cap. 26, p. 432).
Llevo casi cuarenta años practicando las recomendaciones del mensaje de salud. He tenido la oportunidad de compartir este estilo de vida con muchas personas. Cada vez ofrezco conferencias para promover el bienestar físico y espiritual de la gente, estoy obligada a preparar con mucho cuidado los temas. De esa forma he ido comprendiendo mejor la voluntad de Dios, así como el anhelo divino de compartir ese mensaje con nosotros.
Últimamente he comprendido que aparte del beneficio físico que pueda traerme practicar un estilo de vida saludable, lo más importante es que mi mente pueda estar más receptiva para comunicarme con el Señor, y así estar mejor preparada para vencer las tentaciones.
¡A él sea la gloria!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Janet Ribera de Diestre

CLIENTE N°9


El Señor sabe librar de tentación a los piadosos. 2 Pedro 2:9, RV95

Elliot nació en el seno de una familia adinerada. Fue brillante en los estudios y destacado en la política. A pesar de su juventud, ya había ocupado cargos importantes en la ciudad de Nueva York, primero como fiscal general y, posteriormente como gobernador. Quizás por eso la noticia de su caída causó tanto impacto en los medios de comunicación del mundo entero.
Y es que Elliot Spitzer, el gobernador de Nueva York, era también el cliente N° 9 de una poderosa red de prostitución conocida como El club del emperador ( The New York Times, edición en línea, 10 y 13 de marzo de 2008).
Durante meses le habían seguido la pista, revisando sus pagos a agencias sospechosas e interceptando sus llamadas. Sin saber que sus días estaban contados, Elliot hizo arreglos para una nueva cita amorosa. Esta vez con una joven trigueña  de 22 años apodada «Kristen». La cita amorosa se produjo en el Hotel Mayflower, en Washington.
Elliot fue descubierto, y a los pocos días debió renunciar a su cargo como gobernador de Nueva York.
¿Qué dijo Elliot Spitzer, después de su amarga experiencia con el pecado? En una entrevista concedida a la revista Newsweek, expresó: «Sucumbimos a la tentación conscientes de que se trata de algo malo. Y después de haber caído, viene la pregunta: "¿Cómo pude haber hecho esto?"» (Newsweek, 27 de abril de 2009, p.23).
«¿Cómo pude haber hecho esto?» La pregunta de Elliot Spitzer nos recuerda lo que alguien dijo sobre la tentación: «Cuando se nos presenta, la tentación parece tan atractiva como un ángel del cielo. Después de caer, nos parece un demonio del infierno». ¿Estás siendo tentado ahora mismo? Antes de que sea demasiado tarde, apártate del mal y pídele a Dios de todo corazón: «Señor, no me dejes caer ni tentación, sino líbrame del mal. Amén».
Padre celestial, quiero tener un corazón puro, como el de tu Hijo Jesús.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala