miércoles, 21 de septiembre de 2011

UN DECRETO CAMBIADO - 2ª PARTE

El rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre.» (Daniel 6:16).

No había aparentemente motivos para que Daniel pasara por semejante prueba, pero Dios permitió que la liberación llegase solo en el momento en que ya no había nada que humanamente se pudiera hacer. La fe de este hombre salió vencedora, y el rey exaltó al Dios de Daniel por haber liberado a su siervo fiel.
En ocasiones nos vemos reflejadas en la experiencia de Daniel, pues también luchamos por mantenernos al lado de Jesús, pero no es tarea fácil y a veces nos parece que vamos a desmayar. ¿Has pensado qué hubiera sido de nosotras si no contáramos con el registro de las experiencias de esos grandes héroes de la fe?
Me gusta imaginarme cómo responderían algunos personajes bíblicos a las situaciones que se nos presentan actualmente, porque eso me ayuda a comprender mejor el poder de la fe. A veces es difícil asirse de la mano de Dios mientras dura la prueba porque no podemos ver el fin.
Rut había salido de un mundo de idolatría para adorar y servir al Dios verdadero. Es fácil admirar la fe de esta mujer cuando conocemos el fin de su historia, pero muchas veces tú y yo no podemos comprender los caminos por los que Dios nos hace transitar. Ester, otro valuarte de la fe, entró a la sala real sin conocer su destino. Ana derramó su corazón en el templo sin sentir que su vientre daría vida. Mana ungió los pies de Jesús sin saber que su historia traspasaría las puertas del tiempo por orden del mismo Maestro.
Tú y yo desconocemos el fin del camino por el que transitamos. No podemos ver si Dios nos librará milagrosamente de una enfermedad, o nos proporcionará otro trabajo en lugar del que perdimos por ser fieles a él. Tampoco podemos ver si nuestros hijos serán salvos aunque nuestras rodillas estén marcadas de tanta oración a favor de ellos. Pero aquellas personas no necesitaron ver el final para obrar en su presente.
Dios quiere que desarrollemos una fe viva como la que tuvieron aquellos hombres y mujeres que pasaron pruebas tan duras, porque espera hacer grandes maravillas en ti.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

NECESIDAD DE SU AYUDA

Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos. Isaías 44:3.

Otro de los factores para que nuestras oraciones tengan poder es sentir necesidad de Dios. Si no la tienes, pídela a Dios. Dios pone en el corazón tanto el sentir como el querer. ¿De qué se trata? Cuando ores, en la manera más sincera que puedas, exprésale al Señor que lo necesitas con todo tu ser. Dile con tus palabras que su ayuda es sumamente valiosa, y que realmente necesitas lo que le estás pidiendo.
Reflexiona un momento y respóndete: ¿necesitas de Dios para cada actividad del día? Hay jóvenes sumamente inteligentes que no sienten necesidad divina para aprobar todas sus materias con éxito, lo pueden hacer solos. Hay otros casos en que la familia es un jardín de paz y no siente necesidad de la ayuda de Dios. También están los que tienen facilidad para conquistar a una persona del sexo opuesto, y no sienten que necesitan dialogar con Dios para tener su ayuda. En fin, son muchos los que llegan a pensar que no necesitan a Dios para lograr sus objetivos, y difícilmente obtendrán algún tipo de respuesta celestial.
Así como el agua es absorbida rápidamente por la tierra sedienta, de la misma manera Dios derramará su bendición en aquellos hombres y mujeres sedientos de su presencia. Y más allá de lo que algunos piensen, el verdadero éxito en el estudio, en la familia, con la persona del sexo opuesto, en los deportes, y en cada actividad que realicemos, solo es posible con la bendición divina.
Por eso, busca de todo corazón al Padre celestial. Entrégale en sus manos cada camino que pienses transitar. Recuerda que siempre es necesaria la ayuda divina en tu vida. Recuerda que toda ocasión es propicia para orar, y si a eso le añades la búsqueda incesante de Dios, verás que tus esfuerzos son recompensados con logros que superarán tus expectativas.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿A QUIÉN SEGUIR?

¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Génesis 3:1 (p.p.).

¡No sé qué hacer; simplemente, no lo sé! Con el rostro entre los brazos, sentada frente a mí, Claudia era el retrato de tantas personas, inmersas en un mundo de dudas: matrimonio en bancarrota, crisis en el trabajo, deudas y luchas diarias con la depresión, Claudia buscaba respuestas.
"Son tantas", decía ella, "tantos caminos, tantas filosofías, tantas propuestas, que es imposible saber lo que es o no es correcto".
Verdad y mentira. Verdad, que existen muchas filosofías, caminos y alternativas. Vivimos en un tiempo en el cual está de moda creer en algo, vivir la espiritualidad, buscar la armonía del alma. El enemigo de nuestras almas es especialista en crear confusión en la mente del ser humano; fue así en principio, y continúa así actualmente.
La pregunta del texto de hoy es una de las más difíciles de traducir. En el hebreo, sugiere dos ideas diferentes, y eso causa cierta contradicción entre los estudiosos de la Biblia. El enemigo formuló una pregunta con el claro objetivo de confundir a Eva; su intención era llevarla a dudar de Dios. Y continúa siendo este su objetivo hoy, al presentar tantas filosofías, creencias y caminos alternativos.
Es muy probable que, en algún momento, te hayas sentido como Claudia, sin saber adónde ir, qué hacer o qué dirección tomar. En la carretera de la vida, todo parece oscuro y te parece imposible llegar a destino.
El caso de Claudia muestra que buscar el rumbo llevada por las ideas y las filosofías humanas solo te conduce a la confusión: el camino es la Palabra de Dios. La Biblia es el mapa del viajero; el GPS para el perdido; la señal de tránsito que indica: sigue adelante, a derecha o a izquierda. Las orientaciones divinas son claras y objetivas: a nadie le fue mal por haberlas obedecido.
Deposita tu confianza en Dios. Aunque al principio no lo entiendas; a pesar de que tu humanidad te hace pensar que la orientación está equivocada. Dios jamás falló a los hijos sinceros, que van a él en busca de orientación y de consejo. Haz de este un día de obediencia a sus orientaciones, y recuerda que el enemigo puede aparecer, en algún momento, susurrándote: "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón