lunes, 22 de agosto de 2011

ARMAS INDESTRUCTIBLES

¡Cubríos con los yelmos, limpiad las lanzas y poneos las corazas! (Jeremías 46:4)

Si adaptamos este pasaje a las actuales formas de combate tal vez deberíamos decir: «Poneos el chaleco antibalas, limpiad vuestras armas sofisticadas y vestíos de camuflaje». ¿Has pensado qué quieren decir estas palabras? ¿Qué mensaje estaba dando el profeta? Yo creo que en el plano espiritual se nos exhorta a tomar las armas que el cielo pone a nuestra disposición, como son la oración, la meditación, el estudio continuo de la Biblia y del Espíritu de Profecía o la alabanza.
Si trasladamos el mensaje a la esfera intelectual, debemos asegurarnos de tener buenos maestros, de ir a escuelas de nivel, de contar con libros especiales y de tener una muy buena disposición. Si queremos aplicarlo a la vida emocional, conviene cerciorarnos de que tenemos equilibrio alimentando el dominio propio y una conciencia tranquila. Todas estas serían buenas armaduras para triunfar en la vida.
La Biblia dice que nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados y potestades, contra demonios y huestes del mal lideradas por el mismo Satanás (ver Efe. 6: 12). ¿Por qué nos exhorta a ser conscientes de esto? A veces deseamos ser iguales a Dios. Queremos resolver todas las cosas con nuestra capacidad, nuestras fuerzas, nuestra voluntad, nuestra destreza, y olvidamos que no podemos salir victoriosas porque luchamos contra un rival muy superior.
Es legendaria la pelea desproporcionada que se produjo entre el joven David y el gigante Goliat. David representa la fragilidad humana, Goliat la amenazadora supremacía del mal. Pero algo mareó la diferencia en el resultado: el reconocimiento total de aquel joven de su incapacidad para luchar, que lo llevó a aferrarse de la fuerza poderosa de Jehová de los ejércitos.
Goliat no iba tan preparado para el combate como él pensaba, pues le faltaba la protección de Dios. La oración es la piedra que vence a gigantes, la Biblia es la espada que combate el mal y la alabanza es la honda que lanza al viento el poder infinito de Dios. Esas son las armas que debes atesorar y con las cuales se vence al mal. Tómalas y triunfarás.
La Biblia, la oración y la alabanza son armas invencibles.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

DIOS EN PRIMER LUGAR

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Mateo 6:24.

Satanás pervierte todas las bendiciones que el Señor otorga. A quien recibe inteligencia, lo anima a sentirse autosuficiente; a quien posee talento musical, a que no alabe a Dios; y al que recibe mucho dinero, a que se olvide del Dueño de las riquezas.
A lo largo de estos días, hemos visto algunos principios bíblicos para tener éxito económico. Ellos son: No pedir prestado (no incurrir en deudas), tener el hábito del ahorro, y ser honesto y justo en cualquier tipo de comercio.
El principio que veremos hoy, y que es la clave para que las ganancias sean una bendición, es que Dios ocupe en todo momento el primer lugar en tu corazón. Este equilibrio no siempre es fácil de logra.
El versículo de hoy ha hecho pensar a algunos que Dios desea que sus hijos sean pobres, y que el aumento de las riquezas es sinónimo de pecado. Pero mira lo que dice esta cita: "El deseo de acumular riquezas no es pecaminoso si en el esfuerzo realizado por lograr ese objetivo, los hombres y mujeres no se olvidan de Dios ni transgreden los últimos preceptos de Jehová que dictan el deber del hombre hacia sus semejantes, ni se colocan en una posición desde donde les resulte imposible glorificar a Dios en sus cuerpos y en sus espíritus, los cuales le pertenecen" (Mensajes selectos, t. 2, p. 493).
En otras palabras, se puede decir que alguien posee éxito económico, si después de poseer abundancia material continúa siendo fiel a Dios en su vida. "Porque, ¿qué aprovechará el hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mat. 16:26). Pues quien gana todo el dinero del mundo pero pierde la vida eterna, es un completo fracasado.
Por esta razón, querido joven y querida señorita, si deseas considerarte una persona exitosa en lo económico, deja que el Señor ocupe siempre el primer lugar en tu vida. Entrégate a él sin reservas, y el éxito que logres será de bendición en este mundo y por la eternidad.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿QUIERES SER PERFECTO?

Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Mateo 19:21.

El versículo de hoy tiene que ver con el encuentro entre Jesús y el joven rico. Sucedió en Jericó. El Maestro ya se iba, cuando un joven salió de entre la multitud, se arrodilló ante Jesús y le preguntó: "Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" La respuesta fue: "Vende lo que tienes y dalo a los pobres".
Aquel joven tenía el corazón embargado de amor por el dinero; vivía en función de las cosas materiales. Pero, acariciaba inquietudes espirituales: anhelaba entrar en el Reino de los cielos, pero no conocía el camino. Entonces, Jesús procuró enseñarle la más importante de las lecciones que el cristiano necesita aprender: el cristianismo es vivir una vida de amor con Jesús, y el resultado de esa experiencia de amor será la perfección.
Tal vez, tú respires aliviado, en este momento, pensando que el consejo de Cristo no te sirve, porque tú no tienes mucho dinero. Bueno, el problema de aquel joven era el dinero; pero, todos tenemos el corazón cargado de alguna preferencia, que no siempre es Jesús. De modo que el mensaje es: no vale mucho la pena que quieras ser un buen cristiano, si no tienes la seguridad de que te has enamorado de Jesús.
El amor debe ser la motivación; es por amor que haces o no haces. El cristianismo no consiste solamente en portarse bien y cumplir todo lo que la iglesia espera de ti: tu motivación debe ser el amor de Dios. "Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se fijen en mis caminos", aconseja Dios. Pero, si no has entregado el corazón a Jesús; si tus sentimientos no son enteramente suyos; si todo tu ser no vive en función del amor que él te inspira, tu vida será simplemente un conglomerado de deberes y de obligaciones. No serás feliz, y aprovecharás cualquier motivo para abandonarlo todo.
Haz de este un día de entrega al Señor. Entrégale el corazón; solo Jesús puede colocar, en ti, las motivaciones correctas. Y, cuando te hayas enamorado de él, verás que todo lo que antes te parecía hueco y sin sentido empieza a cobrar significado. Y entenderás lo que Jesús quiso significar, al afirmar que vino a este mundo con el fin de que tengas vida, y la tengas en abundancia.
Parte para tus obligaciones diarias; pero, recuerda el consejo divino: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón