viernes, 1 de abril de 2011

SI ÉL CUIDA DE LAS AVES

Mirad las aves de los cielos [... ] vuestro padre celestial las alimenta, ¿No valéis vosotros mucho más que días? (Mateo 6:26).

¿Cómo podré estar triste, como entre sombras ir, cómo sentirme solo y en el dolor vivir? Si Cristo es mi consuelo, mi amigo siempre fiel, si aún las aves tienen seguro asilo en él. Si aún las aves tienen seguro asilo en él
«Nunca te desalientes», oigo al Señor decir. Y en su Palabra fiado hago al dolor huir. A Cristo paso a paso yo sigo sin cesar y todas sus bondades me da sin limitar. Y todos sus bondades me da sin limitar.
Siempre que soy tentado o que en la sombra estoy, más cerca del camino y protegido voy. Si en mi la fe desmayara, y caigo en la ansiedad, ¡tan solo él me levanta, me da seguridad! ¡Tan solo él me levanta, me da seguridad!
Letra: Civilla D Martín
Música: Charles H Gabriel.

Coro: ¡Feliz cantando alegre, yo vivo siempre aquí. Si á cuida de las aves, cuidará también de mí!
Tras saber que la salud de los esposos Doolittle estaba seriamente deteriorada, la señora C D. Martín compuso este himno lleno de fe, confianza y optimismo: «Si el cuida de las aves, también cuidará de mí».
¡Cuánta fe, cuánta confianza, cuánta seguridad en un Dios que, a pesar de las luchas y dolores que hemos de enfrentar aquí, no nos abandona, sino que nos fortalece en nuestras debilidades! Estas palabras alentadoras han impulsado a muchos corazones desesperados por la enfermedad, la escasez e incluso por la muerte, a hallar un refugio confiable en los brazos de un Dios que solo tiene planes de progreso para el ser humano, que únicamente desea la felicidad y la prosperidad de todas sus criaturas.
¿Te has sentido atormentada alguna vez por las circunstancias de tu vida? ¿Tal vez la enfermedad o el remordimiento del alma, el vicio, la droga o la soledad te han golpeado fuerte? Si piensas que no hay salida para ti más que la muerte, recuerda las palabras de este himno y eleva a tu Dios una oración: «Señor, estoy al borde de! abismo, pero no me dejes caer, porque si cuidas de las aves, sé que también puedes y quieres cuidar de mí. En tus manos me entrego».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

SUPERACION ESPIRITUAL

Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios. Deuteronomio 28:13.

Alo largo de la historia humana ha habido miles de personas que lucharon por años con tenacidad y presteza para alcanzar una meta. Es bien sabido que para adquirir lo que realmente vale en esta vida, son sumamente necesarios el esfuerzo y el sacrificio.
Las metas a alcanzar dependen de cada persona y pueden ser de carácter económico, profesional, social, afectivo u otro. Detrás de los tremendos avances científicos que marcaron a la humanidad, como por ejemplo la informática, la navegación espacial, las comunicaciones, etc., hubo miles de horas de trabajo sacrificado y esmerado, para lograr lo que hoy conocemos.
Todo este impulso de superación personal y esfuerzo está genuinamente apoyado por Dios y su Palabra. A través de Moisés y como condición a la obediencia, la Biblia nos dice: "El Señor te pondrá en el primer lugar, y no en el último; siempre estarás por encima de los demás, y nunca por debajo, con lal que atiendas a los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te ordeno hoy, y los pongas por práctica" (Deut. 28:13, Dios habla hoy), y estas bendiciones para la nación de Israel están también aseguradas para el Israel espiritual.
Dios está dispuesto a darnos la posibilidad de distinguirnos en todos los órdenes de la vida. Por lo tanto, es normal y lógico que deseemos la superación y nos superemos, siempre y cuando esa superación esté sujeta a la voluntad divina.
Por demás está decir que para llegar a concretar cualquier tipo de logro, la constancia, el espíritu de sacrificio, el tiempo empleado en el trabajo y otras cualidades que se asocian a la perseverancia, son necesarios e indispensables. No existe meta a alcanzar que no pida a cambio algún tipo de sacrificio o inversión.
Aunque a menudo se habla de la conducta apropiada del cristiano, pocas veces se nos anima a superarnos en la vida espiritual. Para que se realice esta superación, es necesario entregarle nuestra voluntad a Dios, ya que no hará vida sin que nosotros se lo permitamos.
A lo largo de este mes veremos diferentes conceptos bíblicos que te ayuda mi a tomar decisiones para que Dios te permita crecer espiritualmente, así Minio es normal crecer y superarse en todas las facetas de la vida. Si amas a Dios, también desearás superarte en tu vida espiritual. Comienza hoy pidiéndole al Señor que te permita ser "cabeza y no cola" en tu cristianismo diario.


Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

"MI PAZ OS DOY"

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27.

Anochece. Siempre anochece. El sol puede brillar en todo su esplendor, pero eso no significa que el día será eterno. En este mundo, la noche llega más tarde o más temprano. Las sombras vienen y, con ellas, muchas veces, vienen también las inseguridades y los miedos. Es la ley de la vida: hay día, pero también hay noche.
Aquella noche, sin embargo, en la vida de Casiano, era la más terrible. Su hogar había sido destruido por una insensatez suya. El peso de la culpa lo abrumaba; golpeaba su cabeza como un martillo. Lo atormentaba, y lo crucificaba en el madero de sus errores. Cómo hubiese querido volver a ser niño, despreocupado con la vida, ajeno a los problemas de los adultos. Un niño cansado de correr por los campos verdes de su tierra, que dormía en paz cuando la noche llegaba.
¿Paz? ¡Hace mucho tiempo ignoraba lo que era paz! Pero, ¡cómo son las ironías de la vida! Acababa de regresar de una misión de paz, en un país extranjero. Él, buscando paz para los demás cuando, en lo recóndito de su ser, no sabía lo que era eso.
Hundido en su mundo de dolor y remordimiento, una noche se detuvo en un programa de televisión. Allí se hablaba del maravilloso amor de Jesucristo. No le prestó atención, al principio. Pero, a medida que el pensamiento del presentador avanzaba, despertó su interés.
El hombre de traje oscuro y voz suave, hablaba de paz. No se refería a una paz pasajera, humana. No hablaba de un acuerdo de concordia entre seres humanos; hablaba de un sentimiento de quietud y bonanza que se apodera del corazón, a pesar de las circunstancias terribles que la vida presenta.
Casiano anheló esa paz para él. Con asombro, veía describir la historia de su vida; sus encuentros y desencuentros; sus noches de amargura, sin poder dormir.
Repentinamente los ojos del presentador se fijaron en los suyos. "¿Adonde irás", le preguntó, "si no vienes a Jesús?" Casiano no lo pensó dos veces. Se ¿ipróximo a la televisión, y cayó arrodillado, entregando el corazón a Jesús.
Ya pasaron más de veinte años desde aquel día. Hoy, Casiano sabe, por experiencia propia, lo que Jesús quiso decir al anunciar: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón