sábado, 5 de marzo de 2011

UN VERDADERO TESORO - 1 PARTE

Mujer virtuosa, ¿quien la hallará? (Proverbios 31:10).

Nací en un hogar adventista. Mis hermanos parecían tenerme en un pedestal, y para mis padres yo había sido una respuesta a sus oraciones. Desde muy niña, el versículo de hoy ha estado presente en mi día a día. Mis padres se esmeraron mucho en hacer de mí lo que tanto ellos como la sociedad en que vivíamos consideraba una «mujer virtuosa». Así, aprendí a bordar, a coser, a tejer, mecanografía, música, y me involucré en actividades que ocupaban por completo mis horas de ocio. Algunas amistades criticaban a mis padres porque no me permitían «divertirme», sin embargo, lo aprendido me ha aportado mucho más de lo que me hubiera aportado la diversión.
¿Qué entienden nuestras sociedades actualmente por una mujer virtuosa? Muchas mujeres se sienten abrumadas por alcanzar tan elevada meta, se decepcionan de sí mismas y dejan de luchar. En este mundo lleno de enfermedad, dolor y sufrimiento, ser esa «mujer virtuosa» de la que habla la Biblia parece una utopía.
Algunas mujeres me han dicho que se sienten fatigadas por las cargas que llevan, y lanzan desesperadamente gritos de socorro, buscando alivio. Las tareas domésticas, ia educación de los hijos, la relación con el esposo, las responsabilidades en la iglesia, la integración en la comunidad, el trabajo, la economía... nos revelan aspectos de nosotras que se nos antojan demasiado distantes del ideal bíblico.
«¿Cómo hacer más de lo que hago?», me preguntaba una mujer que necesitaba encontrar en mí algún tipo de ayuda. Y ese es precisamente el problema: no somos una máquina que pueda programarse para trabajar a tiempo completo. No se trata de lo que nosotras podamos hacer.
Siempre recuerdo las palabras de mi abuelo materno. Cuando alguien le preguntaba qué iba a hacer al día siguiente, él contestaba: «Dejemos que amanezca y después veremos». Esto no significa que pasemos por la vida sin hacer planes, sino que los hagamos bajo la dirección divina. Una mujer fatigada y bajo tanta presión, no puede ser feliz, y por consiguiente su familia tampoco lo será. Planifica tu presente y tu futuro teniendo la garantía divina de la presencia de Jesús.
Sea tu oración: «Señor, dame sabiduría para que puedas llamarme "mujer virtuosa"».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

SIEMBRA Y COSECHA (PARTE 2)

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Galatas 6:7.

Javier había llegado para estudiar por primera vez en el colegio adventista, y rápidamente se ganó la simpatía de todos sus compañeros. Era alto, de cabello castaño, casi siempre tenía una sonrisa en el rostro y un aire de serenidad que utilizaba para conquistar velozmente a las damas que le llamaban la atención. Se enamoraba con mucha facilidad, y luchaba por conseguir al objeto de su romance, pero una vez conquistada, sentía que se terminaba el "amor", y se deshacía de ella como pudiera. Desde los quince años había tenido muchas aventuras pasajeras y "novias". Fue a los dieciocho cuando nos conocimos y conversamos al respecto. "Javier ¿cuándo vas a tomar en serio una relación?", le pregunté para iniciar la plática. "La verdad, no lo sé, Capellán. Mi hermano me dijo que la vida está para disfrutarla, para pasarla bien, y eso es lo que hago". Realmente apreciaba mucho a Javier, y me dolía que tuviera esa manera de pensar. Con su comportamiento pasaba por alto los sentimientos y el cariño de las señoritas para sentirse que "disfrutaba de la vida" o que era el "dueño de la situación". "¿Cuál es el problema —me preguntó— con vivir de esa manera? Yo no le hago daño a nadie". El gran problema que Javier no veía era que en su mente se estaban grabando patrones de conducta que lo impulsarían en el futuro a seguir tomando a la ligera el afecto ajeno. Todo adolescente y joven está en proceso de crecimiento y formación, y todo pensamiento, mirada y acción que se practica, forman un esquema mental que luego se torna en un hábito. Lo que hoy puede comenzar como un simple juego, el día de mañana puede transformarse en una costumbre que no será fácil sacar. El patrón de conducta y las actitudes de Javier iba a hacer casi imposible que pudiera mantener una relación sana y estable con una persona del sexo opuesto. ¿Por qué en nuestro mundo se ve como "triunfador" al joven que mantiene ese tipo de relación malsana con otras personas? Las Escrituras nos advierten: "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará", y la siembra que Javier estaba realizando, en algún momento daría sus frutos. La Palabra de Dios procura advertirnos con el único propósito de que el día de mañana seamos felices con la familia que formemos, y esa siembra comienza hoy con los hábitos que adquirimos. Ten cuidado, permítele a Dios que te guíe en esta etapa de tu formación.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes

Encuentros con Jesús

Por David Brizuela

EL GOZO DE LA OBEDIENCIA

Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Juan 15:10,11.

Permanecer es un verbo que denota seguridad. No es fácil "permanecer", cuando se vive en un mundo de fluctuaciones. El versículo de hoy habla del gozo que proporciona la obediencia. "Para que mi gozo esté en vosotros", dice Jesús. ¿Cuándo estará el gozo de Jesús en nosotros? Cuando lo obedezcamos. ¡Así de simple!, sin complicaciones. Pero, muchos piensan que los mandamientos del Señor están allí para crear problemas; para quitarnos la libertad y ser un fardo horrible de cargar. Por el contrario, Jesús enseña que la obediencia a sus mandamientos hace que nuestro gozo sea cumplido.
Veamos por qué la obediencia produce gozo. El ser humano fue creado, originalmente, para obedecer. Su naturaleza original, en la Creación, era obediente. Después de la entrada del pecado, la humanidad adquirió la naturaleza desobediente. Pero, en lo profundo, el ser humano se deleita en hacer la voluntad de Dios; obedecer le produce gozo.
La naturaleza pecaminosa lo lleva por los caminos de la desobediencia, pero le trae el peso de la culpa; el fardo atormentador de saberse rebelde; el instinto de muerte que el pecado trae consigo. No hay cómo el hombre o la mujer puedan ser felices contrariando la voluntad de Dios.
Haz de este día un día de obediencia. Aunque a tu alrededor las personas filosofen, discutan y argumenten con intención de demostrar que no es necesario obedecer, permite que el Espíritu de Dios te guíe por las sendas del bien. No creas en tus instintos ni en tus inclinaciones naturales; Dios te confió su Palabra. La Biblia es el mapa que te conducirá a la vida eterna; es la luz que te alumbrará, para que tus pies no tropiecen; es la fuente de sabiduría, para ayudarte a tomar las decisiones correctas en las encrucijadas del camino. Y recuerda la promesa divina: "Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón