miércoles, 23 de febrero de 2011

UN CHAT CON SARA

«Así que Abram le dijo a Lot: "No debe haber pleitos entre nosotros, ni entre nuestros pastores, porque somos parientes. Allí tienes toda la tierra a tu disposición"», Génesis 13:8 y 9.

Tú: ¿Qué tal, señora Sara? Veo que acaba de iniciar sesión.
Sara: ¡Hola! ¿Cómo estás?

Tú: ¡Muy bien, gracias! En el culto familiar estuvimos hablando de la cortesía, y recordamos la historia de su esposo Abraham, y su sobrino Lot.
Sara: ¿Ah, sí? ¿Qué parte de la historia?
Tú: Cuando el señor Abraham decidió separarse de Lot, porque ambos tenían demasiado ganado.
Sara: Recuerdo ese incidente...
Tú: Estuvimos discutiendo que al señor realmente le tocaba escoger primero, por ser el mayor, pero de todos modos le dio la preferencia a Lot.

Sara: Sí, la cortesía era una de las características que más me gustaba de mi esposo. Además, Lot era como un hijo para nosotros.
Tú: Pues sí fue muy amable de su parte dejar que él eligiera primero.
Sara: En nuestra familia se había cultivado siempre la cortesía. Mi esposo amaba a Lot como si fuera su propio hijo y deseaba lo mejor para él.
Tú: Creo que entiendo, pero no creo que sea fácil.
Sara: Sobre todo porque la gente es egoísta y siempre quiere estar en primer lugar. Pero con los años aprendes cuál es la mejor manera de actuar. ¡Hasta pronto! Recuerda que siempre tienes que ser cortés.

Tú: Está bien, trataré de que no se me olvide.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

OJOS LIMPIOS

Enviaron en busca de hombres que vinieran de lejos, a los cuales había sido enviado un mensajero, y vinieron. Por amor de ellos te lavaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con adornos. (Ezequiel 23:40).

El texto para meditar en este día es un reproche de parte, de Dios a su esposa, su pueblo elegido. A pesar de que el Señor había hecho tantas cosas por ellos, su amor no era correspondido.

Me asombra tanto amor de parte de Dios, y tan diferente al tipo de amor que nosotros solemos manifestar. Nuestra expresión del amor parece estar sujeta a condiciones. A veces, como mujeres, nos sentimos insatisfechas y nos quejamos a o largo de todas las etapas de la vida. Queremos vivir un noviazgo eterno con nuestra pareja, donde las miradas sean siempre de gran intensidad y los piropos no se acaben nunca. Pero la vida tiene etapas diferentes, y no podemos quedamos estancadas. Podemos evolucionar, y a cada paso disfrutar de los distintos privilegios y responsabilidades que cada etapa trae consigo.

¡Cuántas veces oímos decir: «Cuando éramos novios era una cosa y ahora que estamos casados es otra»! Y no faltan las que, decepcionadas porque la realidad no se corresponde con su fantasía, se lanzan en busca de otro hombre, para el cual se acicalan, se pintan y se atavían con adornos. Dios nos invita a que meditemos en nuestra etapa actual. ¿Estás soltera? Entonces, prepárate para recibir el amor. ¿Estás casada? Pues unge tus ojos, busca tu belleza interior y exterior, perfuma tu vida con el amor divino y busca a Dios en oración. Verás que podrás disfrutar de las múltiples etapas por las cuales Dios, en su gran misericordia, te hará pasar.

Me encantaba observar a mis abuelos maternos sentados, tomados de la mano, sin pronunciar palabra, simplemente disfrutando de la compañía mutua. A muchos les parecerá algo aburrido, pero llegar a los 50 años de casados es un privilegio que no todos pueden tener. ¿Estás dispuesta a cuidar tu matrimonio para que crezca cada día más? Entonces, asegúrate de ser siempre la princesa que se atavía interna y externamente para su príncipe y no para otros.

El amor es siempre bello, no hacen falta lentes para ver su belleza.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

AMIGOS QUE DAN CONSUELO

Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor. Job 16:5.

Las Escrituras presentan todo tipo de ejemplos: algunos positivos para que los imites y otros negativos, para que no cometas los errores de sus protagonistas. Dentro de este último grupo, están los "tres amigos de Job": Elifaz, Bildad y Zofar.

Llegaron para visitarlo en el peor momento de su vida, cuando había perdido a sus diez hijos, toda su riqueza, la integridad de su esposa y su salud; y el propósito de su visita era "condolerse de él y para consolarle" (Job 2:11). El dolor de Job era tremendo, después de haber sido considerado como un príncipe dentro de su pueblo, con una fortuna considerable y una familia numerosa, estaba derribado, en la pobreza total, rascándose sus llagas con un ladrillo y preguntándose mil veces qué había hecho para merecer todo ese sufrimiento.

De los 42 capítulos que tiene el libro de Job, 30 son utilizados para describir el diálogo que mantuvo con sus tres amigos, y en todos ellos se describe cómo se olvidaron de su propósito inicial al visitarlo, porque en vez de consolarlo intentaron que Job se declarara "pecador". Por supuesto, ellos ignoraban que la justicia divina consideraba a Job "perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" y que no había "otro como él en la tierra" (Job 1:1, 8).

Elifaz, Bildad y Zofar no podían reconocer que en este mundo el sol sale "sobre malos y buenos" y la lluvia cae "sobre justos e injustos" (Mat. 5:45). Ellos suponían que la única explicación para la terrible desgracia de Job era su comisión de pecados que solo Dios conocía. Con palabras hirientes y mordaces angustiaron más la vida de Job, produciéndole dolor en vez de consuelo. En un momento de su conversación, Job llegó a suplicar: "¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, y me moleréis con palabras?" y más adelante exclamó: "¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado" (Job 19:2, 21).

En todos estos diálogos, el Juez de toda la tierra estuvo presente, y reprendió a los tres amigos por cómo le hablaron al amigo derribado. Finalmente tuvieron que volver para pedirle perdón a Job y rogarle que orara por ellos a Dios para que no los tratara "afrentosamente" (Job 42:8).

Los buenos amigos jamás deben aprovechar que uno esté caído para añadir tristeza y abatimiento, porque lo que necesita el caído es consuelo, alegría, compañía y comprensión. La desgracia ya lo hizo caer, el buen amigo está para ayudarlo a levantarse. Nunca te prestes para hacer "leña del árbol caído", sino que con tus manos ayúdalo a ponerse de pie.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

EL FIN DEL DOLOR

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 1 Corintios 15:54.

La esperanza del cristiano no se limita a la resurrección, sino también se proyecta hacia la eternidad; una vida eterna sin los problemas de este mundo. San Pablo dice que, cuando resucitemos, "esto mortal será vestido de inmortalidad y esto corruptible será vestido de incorruptibilidad".

¿Sabes lo que eso significa? Resucitaremos con una naturaleza transformada. Las tendencias pecaminosas habrán llegado a su término. No existirá más la lucha interior que te lleva a la desesperación de querer servir a Dios y no poder. Creo que, de todas las bendiciones de la vida eterna, esta es la más significativa. Volveremos a tener la naturaleza de Adán antes de la caída. Nahum declara que el pecado no se levantará por segunda vez.

Claro que también habrá una transformación física. El cojo saltará, el ciego verá y el mudo hablará. El que murió consumido por el cáncer resucitará completamente curado y con un organismo sin ningún tipo de molestias. Pero, para que todo esto sea una realidad, es necesario que Jesús vuelva. Nuestra esperanza está centrada en Jesús y en su retorno triunfante a este mundo; ese será el punto final dado a la historia del pecado. La salvación y todo lo que Jesús hizo en la cruz del Calvario no tendría mucho sentido sin la Segunda Venida. ¿Cuál sería el mérito de la salvación? ¿Viviríamos salvos, por la eternidad, en este mundo de dolor, de pecado y de muerte? ¿Continuaríamos enterrando a nuestros seres queridos, arrancados por la muerte? ¿Continuaría la explotación, la miseria y la traición del ser humano? ¡No! Jesús viene para decir: ¡Basta!

¡Llegó la hora de volver a casa! Y ese día está llegando. La concreción final de nuestra esperanza; el sueño hecho realidad. Hoy aceptamos todo eso por la fe, pero pronto, más pronto de lo que piensas, la trompeta sonará y nadie más te hará llorar, nadie más te hará sentir inferior; no más desempleo, ni frustraciones, no más dolor ni lágrimas.

Yo quiero prepararme para ese día. ¿Lo quieres tú, también? Despierta a un nuevo día, pero recuerda que pronto, muy pronto, cuando "esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón