domingo, 16 de enero de 2011

CONVIERTE A TUS ENEMIGOS EN AMIGOS

«Yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen», Mateo 5:44.

Hace muchísimos años, en China, los consejeros del emperador se enteraron que en cierta población del imperio, los habitantes estaban molestos, querían armar una revuelta. De amigos, habían pasado a ser enemigos. Los consejeros platicaron y decidieron avisar al emperador, preguntándose cuál sería la decisión que tomaría con respecto al asunto.
Cuando le comentaron, él se quedó pensando un momento, y respondió:
—Vamos. Tengo que acabar con mis enemigos. La respuesta no sorprendió a los consejeros. Se organizó la misión. El emperador, sus consejeros y soldados, salieron en dirección a la población inconforme. Cuando llegaron al lugar, los consejeros esperaban que el emperador diera la orden para iniciar una batalla, pero se sorprendieron cuando él convocó a una reunión con el pueblo. Escuchó a los habitantes, hicieron acuerdos y el problema se acabó.
Los consejeros no entendieron lo que vieron. Uno de ellos, muy molesto, preguntó al emperador:
—Disculpe, Mi Señor, entiendo que usted nos pidió que lo acompañáramos a acabar con sus enemigos, ¡pero los trató con respeto y bondad en vez de destruirlos! El emperador sonrió y respondió:
—¡Claro que acabé con mis enemigos! Ahora se han convertido en verdaderos amigos.
Conserva a tus amigos y amigas. ¡ Si llegas a tener algún enemigo o enemiga, gánate su amistad. Veras que vale la pena.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

MÉTODOS DIVINOS - PARTE 2.

Con tu amor me guardaste [...], y le diste la espalda a mis pecados (Isaías 38:17).

El rey Ezequías quiso convencer a Dios para que cambiara sus planes. Presentando la lista de las «buenas obras» que había realizado a lo largo de su vida, pensaba que daría a Dios motivos más que suficientes para que le concediera más años en esta tierra. Su angustia frente a la muerte es comparable a la que todos sentimos en circunstancias similares. Pero Dios no concedió al rey lo que pedía porque sus obras fueran buenas, sino por su propia gracia infinita. De ese modo mostró que sus designios siempre son los mejores y que la salvación del alma es su máxima prioridad. Lamentablemente, Ezequías no supo aprovechar esta segunda oportunidad, por lo que Dios no pudo cumplir su propósito en él.
A veces, cuando leemos la Biblia, nos preguntamos: ¿Cómo pudieron personas como Sansón, Jonás o Ezequías actuar como lo hicieron? Incluso llegarnos a pensar que si hubiéramos estado en su lugar, la historia hubiera sido distinta. Sin embargo, nuestra trayectoria en este mundo no difiere mucho de la de ellos. ¿Cuántas veces hemos sido tan necias como para jugar con la tentación creyendo que no nos quemaríamos? Quizás hemos caído en el abuso de algún estimulante buscando mejorar nuestro rendimiento, desarrollar nuestros músculos, aliviar la tensión o superar nuestra timidez. Tal vez hayamos hecho lo incorrecto para recibir palabras de elogio o para ser aceptadas por algún grujió. ¿Acaso no te identificas en nada con Sansón? ¿Acaso nunca te has encontrado huyendo de Dios como Jonás?
Cada mañana le levantas y te cuesta encontrar tiempo para orar y estudiar la Palabra. La hora del culto la vas reemplazando poco a poco por actividades más «necesarias». Tal vez, como Ezequías, olvidas cómo Dios ha manejado tu pasado y piensas que por tus buenas obras debe permitirte llevar a cabo tus planes. Te aconsejo que leas de nuevo cuál fue el final de los personajes que hemos mencionado.
Nunca le pidas a Dios que cambie sus planes para tu vida. Si llega la angustia, no te rebeles, solo pídele al Señor la fuerza necesaria para vencer. Si caes en el abismo, extiende tu mano; allí encontrarás el brazo divino.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

DIOS, NUESTRO PADRE

Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. Salmo 27:10.

Silvina fue una de las primeras alumnas que me dio la bienvenida al llegar al colegio como capellán, y fue muy fácil entablar una amistad con ella. De un carácter noble y sincero, decía lo que pensaba con total franqueza, ya fueran palabras cariñosas o hirientes. Con el paso del tiempo supe que su madre la había abandonado en un hospital al nacer, y con quienes vivía en la actualidad eran sus padres adoptivos.
No lograba comprender y asimilar que la hubieran abandonado, y aunque sus padres actuales se desvivían por darle todo lo que ella deseaba o pedía, no lograba tener paz en su corazón. Por algún tiempo revivió en ella la esperanza de conocer a su madre biológica por intermedio de un juez, solo para caer en la desdicha de saber que en el hospital no había ningún tipo de registros de quien la abandonara.
Conversé con ella a solas, y hablándole al corazón le pregunté: "¿Silvina, por qué gastas sentimientos y energías en esa búsqueda, teniendo padres tan buenos que procuran darte tanto amor como tus padres biológicos podrían hacerlo?" Ella hizo una pausa, y luego me dijo: "Hay algo dentro de mí que me lleva a buscar mis orígenes, a saber de dónde soy".
Dios creó la familia con el propósito de que sus integrantes se relacionaran y se brindaran amor y cariño permanentemente. El pecado manchó y arruinó todos los buenos propósitos de Dios y afectó terriblemente a los hogares, y una de esas tachas es el abandono de niños. El sentimiento de soledad y de desamparo que abruma a muchas de estas criaturas no puede expresarse con tinta en un papel, pero lo que sí es posible transmitir es lo que Dios nos promete al respecto.
Su amor, que va más allá de todo lo terrenal y mundano, nos asegura que aunque nuestros padres renuncien a serlo, Dios estará como fiel protector a nuestro cuidado. Ese Padre de amor que reina en los cielos, vela y ama a cada uno de sus hijos, y tú eres uno de ellos. Más allá de todo amor terrenal, ese Padre protector derrama sobre sus hijos alegrías, cuidados y la total seguridad de que enviará a su Hijo para restaurar todas las cosas. No existe alguien con mayor amor, no existe un padre que ame tanto como él amó. Comienza este día agradeciéndole a ese Padre todo su cariño y porque más allá de lo que tu hagas o sientas, él nunca te abandonará.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¡ESFUÉRZATE!

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dónde quiera que vayas. Josué 1:19.
Fabio tiene un examen difícil delante de sí. Hay más de cinco mil postulantes y apenas cincuenta lugares. "Es casi imposible que lo logre", piensa, "pero es mejor intentar que cruzarse de brazos".
El texto de hoy es el mensaje divino para los Fabio, que cada día enfrentan desafíos. Desde la entrada del pecado, vivir es enfrentar desafíos: en la vida profesional, personal, financiera, en fin. Todos los días los desafíos están delante de ti, como fieras hambrientas, dispuestas a devorarte.
Las palabras del texto de hoy fueron expresadas por Dios a Josué, al verlo temeroso frente a la responsabilidad de conducir a Israel hacia su glorioso destino. El joven discípulo de Moisés se consideraba incapaz de ser igual al maestro.
Este es uno de los errores de la vida. No necesitas ser igual que nadie: sé tú mismo. Los demás fueron otros; por grandes, extraordinarios, carismáticos y capaces que sean, fueron otros. Tú eres tú; Dios te creó diferente. Josué necesitaba entender eso, y no temer al enfrentar el desafío que se le presentaba.
Lo impresionante del consejo divino no es solo "te mando que te esfuerces y seas valiente"; lo más importante es la razón para que te esfuerces: "porque Jehová tu Dios está contigo". La victoria no es solo el resultado del esfuerzo; la confianza en Dios da sentido al esfuerzo.
Hay millones de personas que se esfuerzan y son valientes y, no obstante, lloran sus derrotas y fracasos: el panteón de los derrotados está atestado de gente que murió esforzándose. El simple esfuerzo humano es engañoso y seductor; frágil como la arena; inconstante como la nube.
Cuando el esfuerzo es apenas el resultado de la autodisciplina, se transforma en frustración. Si es el fruto de la presencia de Dios en la vida, es la llave que abre las puertas de la victoria.
No importa cuántos aspiren al puesto que buscas; si ellos son más capaces e inteligentes, no es problema. Tú tienes un Dios que no falla. Recuerda el consejo divino: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas.

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón