martes, 15 de diciembre de 2009

LA BENDICIÓN DE LA EDUCACIÓN CRISTIANA

Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús (2 Timoteo 3: 15).

Desde niña me llevaron a la iglesia cada sábado junto con mis hermanos, mi abuelita y mis tías, hermanas de mi madre. Ahí disfrutamos de las actividades eclesiásticas: clubes, campamentos, federaciones, retiros espirituales. Aunque mis padres no pertenecen a la iglesia, siempre estuvieron convencidos de que era lo mejor para nosotros. En la adolescencia me alejé de Dios, no dejé de ir a la iglesia pero era como la moneda perdida: extraviada en mi propia casa.
Antes de terminar mi educación media superior ya había decidido la carrera que estudiaría pero no sabía dónde. Tenía dos opciones: estudiar en una universidad del gobierno o ir a la Universidad de Montemorelos, pero esta última opción era casi un sueño porque mis padres no tenían solvencia económica para cubrir los gastos. Oré hasta que un día mis padres me dijeron que harían lo posible para enviarme a estudiar a la universidad adventista, y desde ahí pude ver la mano de Dios actuar en mi favor.
Durante cuatro años tuve que trabajar, en vacaciones de colportora y durante el curso regular en la universidad. Mi vida cambió completamente, allí fue donde me encontré con Cristo Jesús. El ambiente cristiano de la universidad me ayudó a renovar mi vida espiritual; dedicaba tiempo a estudiar la Biblia y a orar cada día. Pronto mi relación con Dios empezó a robustecerse. Para mí fueron momentos determinantes que marcaron el rumbo de toda mi vida.
Los planes de Dios para nosotros son mejores que los nuestros. Además, ahí conocí a quien ahora es mi esposo: compartimos las mismas creencias, disfrutamos de un hogar cristiano y servimos a Dios. Animo a los padres para que hagan el esfuerzo de enviar a sus hijos a las escuelas cristianas. Al final se verán los resultados. Sus hijos tendrán oportunidades únicas para ser más consagrados y dedicados al servicio de Dios.
Señor, bendice a las abuelitas que llevan a sus nietos a la iglesia cada sábado, porque hacen un gran trabajo con ellos al sembrar esa semillita que en un futuro germinará y dará su fruto. Y por medio de sus nietos, el Espíritu Santo tocará el corazón de sus hijos.
Rebeca Sánchez de Arríeta
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

NO TEMAS

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán allanto. Salmo 23: 4.

Adolf Hitler, el dictador alemán de la primera mitad del siglo XX, sentía un odio personal por los judíos. Con el tiempo, lentamente, empezó a quitarles la libertad. Al final hizo que los arrestaran y los envió a campos " de concentración, donde millones de ellos murieron antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial.
Corrie ten Boom y su familia eran unas de las pocas personas que arriesgaban la vida escondiendo judíos. Los ten Boom introducían gente en sus casas y les permitían quedarse hasta que podían trasladarse a otro escondite. Pero alguien los delató a la policía alemana y fueron arrestados.
El Sr. ten Boom murió poco tiempo después del arresto. Pero Corrie y su hermana Betsie fueron enviadas a Ravensbrück, un campo de concentración en el que fueron obligadas a vivir en unas condiciones terribles. La película El refugio oculto cuenta sus experiencias y cómo pudieron confiar en Dios a pesar de lo que tuvieron que soportar.
Durante una secuencia, después de la muerte de Betsie, Corrie se pregunta si podrá sobrevivir. Cuando se enfrenta a un futuro incierto, recuerda una conversación que tuvo con su padre cuando era niña.
Una noche, mientras la arropaba en la cama, Corrie le habló a su padre del temor que sentía ante la muerte.
—Papá, tengo miedo de morir—dijo—. ¿Qué sucederá?
—Cuando hacemos un viaje en tren, ¿en qué momento te doy el billete? —preguntó él.
Corrie respondió:
—Justo antes de subir al tren.
—Eso es —dijo el Sr. ten Boom—. No te lo doy hasta que lo necesitas. Pues lo mismo pasa con la muerte. Dios te dará lo que necesites cuando llegue el momento. No antes.
Sean cuales sean las dificultades que esconda el futuro (muerte, persecución, soledad, rechazo), Dios estará ahí para darnos lo que necesitemos cuando lo necesitemos. Él jamás .nos defraudará.

Tomado de la Matutina el Viaje increíble.

¿QUÉ SIGNIFICA ARREPENTIRSE?

Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado». Mateo 4:17.

La primera exigencia del ministerio publico de Jesús fue «Arrepentios». Esta exhortación fue hecha indiscriminadamente a todas las personas que lo escuchaban. Fue un llamado radical al cambio interior, en las percepciones, las disposiciones y los propósitos de la mente. A una nueva manera de mirar y relacionarse con Dios.
Arrepentirse es algo que sucede dentro de la persona. Con el tiempo, ese cambio produce los frutos de una nueva conducta. Las buenas acciones no son el arrepentimiento, sino el fruto del mismo. El arrepentimiento es el cambio interior que produce las nuevas acciones. Jesús exige que sus seguidores, antes de obedecer, experimenten ese cambio dentro de sus corazones, porque se puede mostrar una buena conducta sin arrepentimiento, pero no puede haber arrepentimiento sin buena conducta.
La experiencia del arrepentimiento es necesaria, porque produce un cambio en la mente y en las percepciones para ver a Dios de manera diferente, con una mentalidad renovada. Arrepentirse significa experimentar un cambio en la manera de pensar, para contemplar al Señor como el Dios fiel y verdadero, Alguien que no miente, que cumple todo lo que promete. Significa una mente nueva, capaz de ver a Dios en toda su santidad y hermosura, como Aquel que es digno de toda alabanza y obediencia.
Cuando una persona experimenta el arrepentimiento su actitud en cuanto al Salvador cambia: Jesús se convierte en el punto central y en el valor supremo de su vida. Eso es lo que experimentó Simón de Cirene al encontrarse con Jesús aquel viernes al mediodía. Fue renovado interiormente, e inmediatamente cambió de dirección. En lo sucesivo, había de ir siempre en la misma dirección de Jesús. Mientras que la multitud consideraba que Jesús era un impostor, él lo consideró su Salvador; cuando otros lo consideraban un engañador, él lo consideró el Hijo de Dios. El arrepentimiento convierte a Jesús en el punto central y el valor supremo de la vida.
Antes de que ocurra el arrepentimiento, hay cientos de cosas que parecen más importantes y más atractivas: la salud, la familia, el trabajo, los amigos, los deportes, la música, la comida, el sexo, las aficiones, la jubilación, las novelas; pero cuando Dios produce el arrepentimiento, Jesús se convierte en la Perla de gran precio.
Dobla hoy las rodillas y pide al Señor la hermosa experiencia del arrepentimiento. Entonces el nuevo nacimiento hará que Jesús sea para tu vida lo único, lo mejor, tu todo, tu encanto, tu placer, tu héroe.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.