domingo, 6 de diciembre de 2009

GRACIAS A DIOS

Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo(Salmo 9: 1, 2).

A nuestro alrededor hay tanto por lo cual darle gracias a Dios que a veces no prestamos atención a todo lo que él hace por nosotras. Por situaciones ajenas a mi voluntad, estuve desempleada durante casi un año. A pesar de mi difícil situación, no perdí la fe; además, por primera vez en mi vida pude disfrutar a mis hijos en las vacaciones de primavera, llevarlos y recogerlos de la escuela y, en especial, gozarme de la pre¬sencia de ellos un verano completo.
Cuando regresaron a la escuela mi vida cambió. Llamé a una amiga que todavía trabajaba en una clínica donde hace años estuve empleada y me dijo que buscaban una asistente médico, así que me volvieron a emplear. Pronto regresé a trabajar e integrarme en mi nuevo ambiente laboral. La hija del médico al que asisto estaba embarazada y vivía en Italia junto con su esposo. Pero sufrió un accidente automovilístico donde se fracturó la pierna y, según los especialistas, no quedaría bien. Pronto me di cuenta de que su padre sufría mucho a la distancia y necesitaba apoyo espiritual. Junto con algunos amigos formamos un coro llamado Grupo Consagración y tenemos la costumbre de orar por pedidos especiales antes de practicar. Así que pusimos a esa joven en oración. Cada semana comentaba a su padre que orábamos por su hija.
Después de unos meses la pierna afectada sanó y hoy puede caminar sin ningún problema. Su padre está agradecido a Dios por la sanidad de su hija, al igual yo porque una vez más vi la mano de Dios. Él siempre tiene un plan para cada una de sus hijas. Cuando acepté regresar a esa clínica no sabía por qué Dios estaba permitiendo que volviera. Hoy reconozco que él tiene un plan para mí y de igual manera lo tiene para ti.

Amarilis Johnson Rodríguez de Tom
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

UNA SENCILLA INVITACIÓN

¡Vayamos al Señor para buscar su beneficio! ¡Busquemos al Señor Todopoderoso! ¡Yo también voy a buscarlo! Mateo 19:26.

El pastor Jack Sequeira cuenta la historia de un representante de comercio, un tal Sr. Rugby, que vivía en Escocia a fines del siglo XIX. Rugby era un cristiano que habías sido muy bendecido por los sermones de Alexander White, el reconocido predicador de la iglesia de San Jorge de Edimburgo.
Cuando los negocio lo llevaban a Edimburgo, Rugby se hospedaba en un hotel de la población y asistía a los cultos de White. Antes de salir del hotel, siempre invitaba a alguien para que lo acompañara.
Una mañana, Rugby invitó a un caballero que no estaba muy convencido de ir a la iglesia. Pero Rugby insistió y el hombre accedió a ir. En esa reunión, el hombre entregó su corazón a Dios.
Rugby pensó que era preciso compartir la buena noticia con Alexander White. Por eso fue a su casa y le contó la conversión del hombre.
-Quiero que sepa que Dios lo está usando para cambiar vidas. Su predicación no es en vano; marca diferencias.
White expresó su agradecimiento y dijo:
-Sr. Rugby, estoy muy contento de que viniera esta noche porque quería conocerlo desde hace ya un tiempo. Tengo algo que debería ver.
White se acercó a un archivador y sacó un fajo de papeles.
-¿Ve estas doce cartas? Son de personas que aceptaron a Cristo después de recibir una invitación suya para asistir a mis reuniones. Cuatro de ellas ahora están en el seminario, preparándose para el ministerio.
Rugby no dio nunca un estudio bíblico, pero encontró la manera de presenta a la gente a Jesús. ¿Puedes pensar en alguien a quien puedes invitar a la iglesia? La mayoría de las personas no visitan la iglesia de su pueblo. Cuando van es porque alguien los ha invitado antes. Tú podrías ser ese alguien.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

SEGUIR EL CONSEJO DE DIOS

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así como ella. Génesis 3:6.

Dios procura guiar a sus hijos para que tomemos decisiones sabias. Aunque clamamos a Dios pidiendo su dirección con frecuencia, no siempre hacemos lo que él indica que debe hacerse. Demasiado a menudo, hemos tomado un curso de acción contrario al que el Señor aconseja en su santa Palabra o al que él manifiesta a nuestra mente y nuestra conciencia a través del Espíritu Santo. Desgra¬ciadamente, no siempre seguimos su consejo. ¿Qué podemos esperar cuando dejamos de aceptar la voz de Dios, cuando adoptamos decisiones basadas en la lógica o el criterio humanos?
La historia registrada en Génesis 3: 1-7 muestra que Eva enfrentaba un conflicto entre lo que Dios había dicho y lo representado por sus propios deseos. Lamentablemente, decidió creer la mentira y no la verdad, aceptar el consejo del diablo y no el consejo de Dios, dejarse guiar por el que deseaba su ruina y no por el que deseaba su dicha y su felicidad. Como consecuencia de la fatídica decisión adoptada por ella y por su esposo, el pecado entró en el mundo, con su secuela de dolor, llanto, miseria y muerte.
Eva sabía muy bien lo que Dios requería de ella. Sin embargo, centró su atención en los atractivos de la oferta de Satanás. Sopesó cada opción contra los deseos de su propio corazón y, desgraciadamente, optó por lo que resultaba más agradable para sus ojos.
Cuando seguimos una conducta similar a la de Eva, lo que en realidad decimos a Dios es: «Muchísimas gracias por tu consejo, pero haré las cosas a mi manera, y no como tú quieres». Quizá no acabemos de expresar esas palabras, pero nuestras acciones comportan ese mensaje. Debemos ser cuidadosos de cómo respondemos a los llamamientos de Dios.
Dios se ha hecho asequible y disponible. Anhela que lo busquemos y le permitamos poner en nuestra mente sus pensamientos, para que podamos decidir correctamente. Si pedimos que nos ilumine para tomar decisiones correctas, entonces debemos atender su Palabra.
Di deseas evitarte muchas frustraciones, fracasos y pesares, sé obediente y pide fortaleza para seguir el consejo divino.

Tomado de la Matutina Siempre gozosos.