miércoles, 28 de octubre de 2009

DIOS TE PUEDE REDIMIR

Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán (Isaías 40: 31).

No sé en cuantas ocasiones te has sentido sola y te has dado cuenta que las cargas y preocupaciones que hay en tu ser te debilitan; sientes que ya no puedes seguir adelante y que en algún momento quisieras vivir sola y lejos de todo aquello que te lastima. En el año 2007 yo cursaba mi segundo año de licenciatura en Educación Primaria, realmente gozaba de las vivencias y alegrías que se podían tener como estudiante en la Universidad de Montemorelos, sin embargo, de repente las cosas no empezaron a salir bien; todo lo que hacía salía mal, tuve problemas con mis jefes en el trabajo, con mis padres a la distancia y con mi novio. Me sentía tan mal que empecé a creer que la vida no tenía sentido. Mi situación era realmente extraña y fuera de control.
Luego conocí una maestra en la universidad que me ayudó mucho y a quien agradezco infinitamente. Las oraciones de mis padres fueron de gran ayuda para salir de este momento de descontrol en mi vida. Me decían: «Dios está contigo y nunca se ha apartado de ti, si caes él te ayudará a levantarte y con nuevas fuerzas, confía». Elena G. de White dice: «En medio de los peligros de estos últimos días, la única seguridad para la juventud está en la vigilancia y la oración siempre creciente [...] Los que así se ponen en comunión con Dios, son reconocidos por él como sus hijos e hijas. Se elevan constantemente obteniendo más claros conceptos de Dios y de la eternidad, hasta que el Señor hace de ellos conductos de luz y sabiduría para el mundo» (Mensajes para los jóvenes, p. 245).
Hoy gracias a Dios me encuentro mejor, gozo de la compañía de personas muy queridas. He tomado como parte de mi vida el texto de esta mañana: espero en el Señor y confió en que renovará mis fuerzas. Dios es grande y mayor que nuestros problemas. Él puede hacer que tu vida se vuelva un camino amplio y seguro por el que puedas transitar.

Meyling D. Cervantes Ordoñez
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

UN PROBLEMA DE HERRAMIENTAS

Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Efesios 2: 8, 9, NVI

A Larry Walters se le ocurrió la idea por primera vez cuando tenía trece años. Veinte años más tarde hizo realidad su sueño cuando hizo un viaje en una butaca de jardín. Larry ató más de cuarenta grandes globos de helio a la butaca. También ató unas latas de cuatro litros llenas de agua para que actuasen de lastre y evitar que la butaca volcase. Luego, con la ayuda de sus amigos, se subió a bordo del artilugio y despegó hada el azul infinito. Pero las cosas no salieron como había planeado el ascenso fue tan rápido que perdió los anteojos. Subió tanto que acabó al lado de un avión. Hacía tanto frío que acabó levantando los globos con la pistola de balines para poder regresar al suelo. El viaje de Larry acabó cuando aterrizó sobre unos cables y dejó sin electricidad a todo el condado, cosa que no gustó a sus vecinos. Cuando le preguntaron por su viaje, la respuesta de Larry fue: «No lo volvería a hacer, en la vida». Larry quería dar un tranquilo paseo por el desierto, pero se puso en graves problemas por usar la herramienta equivocada. Los fariseos también tenían problemas de herramientas. Tomaban la santa ley de Dios y la usaban como medio de ganarse la salvación. Después de ver a Jesús en una visión, Pablo el fariseo cambió de opinión al respecto de cómo se hay que usar la ley. Se dio cuenta de que, aunque «la ley en sí misma es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno», la salvación solo puede venir de la fe en Jesús. Los mandamientos no son un pasaje al cielo. Son como un GPS que guía a los con­ductores hacia su destino y os advierte cuando se desvían del camino. Cuando los mandamientos te avisen de que has dado un giro equivocado en el viaje increíble, vuelve a la carretera manteniendo los ojos puestos en Jesús.

Tomado de la matutina el Vieja Increíble.

NUESTROS MUROS ESPIRITUALES

Y me dijeron: «El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y sus puertas quemadas a fuego». Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Nemías 1: 3, 4.

Nehemías vivió en la época del rey persa Artajerjes I. Hacía casi un siglo que al primer grupo de judíos repatriados se le había permitido regresar a Jerusalén y reconstruir el templo. Sin embargo, tanto tiempo después, la ciudad seguía sin muros. Cuando Nehemías escuchó el desalentador informe, se sintió desolado y se entregó al ayuno y la oración.
La historia es conocida. Pidió permiso al rey para regresar a Jerusalén y reconstruir las que habían sido una vez murallas imponentes. El rey accedió a la petición de Nehemías, y este llegó a Jerusalén en el año 445 a.C. Enseguida motivó al pueblo para reconstruir las murallas en tiempo récord. No obstante, Nehemías se encontró con mucho más que la destrucción de las murallas físicas. Hacía muchos años que la gente no adoraba a Dios verdaderamente. Nehemías sabía que también las murallas espirituales del pueblo de Israel debían reconstruirse. Nehemías sabía que la única manera de restaurar el espíritu del pueblo era a través de la Palabra de Dios. Por eso reunió al pueblo y leyeron la Palabra de Dios desde «el alba hasta el mediodía» (Neh. 8: 3). La verdadera restauración ocurrió cuando ellos comprometieron sus vidas a seguir los estatutos de Dios. «Se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés, siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor» (Neh. 10:29). La negligencia espiritual de los hijos de Dios derriba las murallas espirituales. La negligencia ha convertido en ruinas esas murallas. Muy pocas familias tienen a Dios como verdadero centro del hogar. Los ataques vienen de diferentes direcciones, y, en algunos casos, las murallas de los que profesan la fe se debilitan tanto que no tienen protección. La restauración de nuestras murallas espirituales no ocurrirá en el ámbito nacional. Será una obra individual. Luego seguirán las de una familia, una iglesia, y, con la ayuda de Dios, las de una comunidad. Tenemos hoy la oportunidad de fortalecer las murallas espirituales dentro de nuestro círculo de influencia. Promete hoy fortalecer tus propias murallas espirituales para ser una bendición en la reparación de las murallas espirituales de la iglesia, que corre peligro en un mundo de pecado.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.