lunes, 6 de julio de 2009

EN LAS MANOS TE LLEVARÁN

Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna (Salmo 91: 12).

Hace algunos años mi esposo, mis dos niños y yo viajábamos de Mexicali a Navojoa, en el norte de México. Cuando estábamos cerca de llegar a nuestro destino, tomamos una carretera muy estrecha. Empezaba a oscurecer y, como venían autos de frente, mi esposo bajó las luces. De pronto, a corta distancia vimos una vaca. No había manera de salir-nos de la carretera. Colisionamos de frente con el animal, la camioneta comenzó a dar vueltas como un torbellino. Finalmente paró con el techo aplastado y las llantas fuera de su lugar. Alicia, mi hijita mayor, dormía en la parte de atrás de la camioneta y poco antes se había pasado adelante, para acurrucarse en la cunita de Alejandro. Ella terminó parada frente a mí, pero todos los objetos que venían cerca de ella quedaron regados en la carretera porque la puerta trasera se desprendió. Mi esposo y yo estábamos malheridos, sin embargo, a pesar de los fuertes dolores que sentíamos, buscamos al bebé que yo llevaba en los brazos pero no estaba por ningún lado. Por fin, guiándose por el llanto, mi esposo lo ubicó. Había caído en el pavimento y la camioneta cayó encima de donde él estaba. ¡La escena era terrible! ¡Mi criatura había quedado entre las cuatro llantas! Como él sangraba manchó al niño y al verlo, pensó que estaba herido. Un camión se detuvo y nos llevó a un hospital de Navojoa. Los médicos examinaron a los niños cuidadosamente pero no tenían ni golpe ni rasguño alguno. En este accidente Dios cuidó de todos nosotros, pero de una manera maravillosa al bebé, a quien llevaron los ángeles en sus manos y lo depo­sitaron suavemente de manera que no se lastimara. Siempre agradeceré a Dios el habernos protegido de una manera tan notable.

Susana Limón de Reyna
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

UN POCO MÁS

La muerte, el sepulcro y la codicia del hombre jamás quedan satisfechos.proverbios 27: 20

Paholk vio que el sol todavía estaba muy arriba en el cielo. Sabía que debería empezar a dirigirse al punto de partida. Pero detestaba regresar tan pronto. —Avanzaré un poco más y subirá a esa pequeña colina —se dijo. Pero, tan pronto como alcanzó ese punto, vio un hermosísimo arroyo a unos cien pisos más allá. No podía dejarlo fuera. Por eso avanzó un poco más para añadirlo a su reclamación. Tomó la cantimplora y echó atrás la cabeza para beber otra vez. Pero se había quedado sin agua. No había planeado que fuese a hacer tanto calor. -Debo regresar—dijo—.Tendré que conformarme con lo que ya tengo. Pero cuando iba a regresar, se desvió a la derecha y clavó otra estaca junto a un espeso bosque que le daría muchos troncos para la nueva casa que se iba a construir. Comprobó la posición del sol. El pánico se apoderó de él. El sol estaba a punto de ponerse y le quedaba mucho camino por recorrer antes de que se agotara el plazo. Arrojó el hacha y el resto de las estacas y apretó el paso. Estaba cansado. Ojalá no se hubiese fijado en el arroyo y el bosque. Si no se daba prisa, lo perdería todo. A grandes zancadas, Paholk corrió de regreso. Los aldeanos lo vitorearon. Con su último aliento, se arrojó a la línea de llegada y cayó en el suelo. Muerto. La historia acaba con esta frase: «Cavaron una tumba que media solo dos metros de largo desde la cabeza a los talones. Así pues, ¿cuánta tierra necesita un hombre?» La avaricia es esclavizadora. Nos impide conformarnos con lo que tenemos y nos obliga a hacer cosas que normalmente no haríamos. Nunca está satisfecha. No pienses en las cosas como la respuesta a la felicidad. Encuentra placer en la amistad con Jesús y, tengas mucho o poco, serás feliz.T

omado de la Matutina El Viaje Increíble.

SATANÁS PREGUNTA POR TI

Dijo también el Señor: «Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo». Lucas 22:31

Que alguien pregunte por nosotros puede ser agradable o desagradable. Depende de quién sea la persona y de cuáles sean sus motivos. Si es un amigo, nos sentimos felices. Si es nuestro enemigo y sabemos que tiene malas intenciones, nos preocuparemos. Quien preguntó por Pedro es el peor enemigo que puede existir. Es el más grande ladrón, el mayor destructor, el peor asesino.
¿Puedes imaginarte a Pedro escuchando a Jesús decirle: «Satanás os ha pedido», «Satanás pregunta por ti específicamente», «El diablo pregunta personalmente por ti, Pedro» ? Ponte en los zapatos de Pedro por un momento. Si eso no te congela la sangre, entonces no hay cosa que pueda hacerlo.
Gracias a Dios, Jesús animó a Pedro para que no se llenara de pánico. «Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte» (Lúe. 22: 32). En otras palabras, Cristo está diciendo a su aterrorizado discípulo que, a pesar de que el mismo jefe de los demonios pregunta por él, no tiene por qué atemorizarse: sus oraciones lo fortalecerán; su brazo omnipotente lo sostendrá.
Jesús está con nosotros para ayudarnos a enfrentar la tentación. Él ruega por nosotros constantemente. Saber y creer esto fortalece la fe del creyente. Si estamos al lado del Salvador de forma resuelta, Satanás no puede llegar a nosotros si antes no se enfrenta con Jesús. El texto indica que Satanás primero vino a pedirle permiso a Jesús para probar a Pedro. Él no puede hacer nada en la vida de sus hijos sin que Dios se lo permita. Dios vigila sobre cada unos de sus hijos amados. «He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel» (Sal. 121: 4).
¿Por qué el diablo fijó su vista en Pedro? Simplemente, porque era un poderoso instrumento en las manos de Dios. Hoy hace lo mismo. Apunta sus armas contra los dirigentes. Por esa razón debemos orar constantemente a favor de nuestros dirigentes, porque ellos siempre están bajo el ataque de Satanás.
Cualquier cristiano que aporta algo en favor del reino de Dios es un candidato para los ataques de Satanás. Si Dios te está usando para llevar personas a los pies de Jesús, el diablo trabajará incansablemente hasta derribarte si te descuidas. ¿Te sientes bajo el fuego del enemigo? ¿Estás enfrentando fieras tentaciones? No te aterrorices: Jesús ora por ti, como lo hizo por Pedro.

Tomado de la matutina Siempre Gozosos